I
Así como para Alexis de Tocqueville los hijos y los buenos amigos constituyen a fin de cuentas la verdadera totalidad de la especie humana, la única música que uno escuchó y mejor conoce termina por ser también la única música capaz de sonar en el mundo. No hace falta más para declarar a Steve Howe el mejor guitarrista sobre la Tierra. El trabajo más intensivo de Howe nació con Yes —a su vez, la banda de rock progresivo más importante de la que haya registro— y su formación como instrumentista empezó de manera autodidacta cuando le regalaron su primera guitarra a los doce años. Formado como oyente de jazz y música clásica, Howe incorporó la resonancia de esos géneros al rock simplificado de los años sesenta hasta que su rápida complejización gracias a la tecnología y las herramientas disponibles en los estudios de grabación empezaron a retrotraer su sonido a lo sinfónico. Sinfónico, al menos, como lo entiende el rock: es decir, como la armonía de un número cada vez más dinámico y complejo de sonidos e instrumentos eléctricos.
Yes no se trata tanto de la música como de la ejecución de la música, en el mismo sentido que el Staroměstský orloj en la Ciudad Vieja de Praga no se trata tanto del tiempo como del modo en que se articula su medición. Cuando Steve Howe llegó en 1970 a Yes, su interpretación de The Clap clausuró cualquier duda y también cualquier recuerdo de su antecesor en el mismo puesto, Peter Banks. El primer disco de Yes con Steve Howe, además, fue un enorme éxito para el grupo. En escena, sin embargo, Howe se mueve y se comporta como lo que verdaderamente es: un músico de cámara.
II
Entre el contraste entre el virtuosismo técnico del ejecutor y la estética misma del rock, que es más o menos lo mismo que decir entre el sonido y la imagen de Yes, la guitarra de Howe se distingue muy rápidamente a la vez que el guitarrista pareciera esforzarse por no recortarse. En vivo con Yes, Howe dedica uno o dos saludos especiales a su público —para el que tiene algo más de quince o veinte álbumes personales— y trabaja a partir de ese momento en el costado derecho del escenario con un asistente que lo provee de los trece o catorce instrumentos de cuerdas que Howe toca en vivo, desde mandolinas hasta una steel guitar Fender, que es un diseño de guitarra horizontal con pedal que se toca aproximadamente como se tocaría un acordeón y un piano, por ejemplo, en And You and I. En el rapto de mayor entusiasmo durante un concierto, Howe puede llegar a dejar de mirar el puente de su guitarra y hacer para el público uno o dos pasos al estilo de Angus Young, pero esa probablemente será toda la energía destinada a otro objetivo que la perfección del sonido.
Una de las participaciones más famosas de Steve Howe en una banda distinta a Yes está en el solo de guitarra de Innuendo, una canción de Queen. El sonido flamenco en la exacta mitad del tema no es del astrónomo Brian May, ni de Paco de Lucía, sino de Howe. Como guitarrista virtuoso de Yes, también intentó unirse con otros guitarristas virtuosos y en los años ochenta formó el grupo GTR con Steve Hackett, guitarrista de otra banda que empezó haciendo rock progresivo, Génesis. El producto fue un solo álbum formal y muchas peleas narcisistas que disolvieron pronto el grupo. Con el Steve Howe Trío, al final, Howe recurrió a su hijo Dylan para formar una banda de jazz. Por otro lado, las idas y venidas de Steve Howe hacia fuera y hacia dentro de Yes no varían de las del resto de los integrantes del grupo: como en una familia disfuncional, cada uno se fue y cada uno volvió tantas veces como creyó necesarias y por tantos motivos distintos que detallarlos sería inútil. En definitiva, todos parecen comprender que Yes es un orloj que los necesita a todos para funcionar correctamente. El próximo 8 de abril Steve Howe va a cumplir 67 años///PACO