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‘The forgotten men and women of our country will be forgotten no longer.’ El primer discurso de Donald Trump como Presidente electo de los Estados Unidos no fue racista, ni misógino, ni políticamente incorrecto, le habló a los estadounidenses que hicieron posible que se convirtiera en el líder del país más poderoso del mundo. Se dirigió a aquellas personas que, a lo largo de las últimas décadas, perdieron la voz, incluso como minorías. Le habló a «los olvidados».

2 Ya no se trata de «Los olvidados» de Buñuel. «The forgotten men and women» ya no son necesariamente aquellos que no figuran en las estadísticas: lúmpenes o desclasados. Son personas «uncategorized», pero por el poli-corporativismo que gobierna pos WWII. Ni Hollywood ni Manhattan suelen tener en cuenta la existencia del «Estados Unidos profundo», que en general está afuera de las discusiones de los grandes centro urbanos que vive de la industria de los servicios.

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Ni Hollywood ni Manhattan suelen tener en cuenta la existencia del «Estados Unidos profundo».

3 La ley de control de armas, la ampliación del matrimonio igualitario y los reclamos de igualdad de género, entre otras demandas civiles, no forman parte de la agenda de los ciudadanos de los Estados «rojos» de los Estados Unidos. La discusión de los medios nacionales no necesariamente coincide con las preocupaciones diarias de las personas. ¿Entonces por qué muchas veces se monopoliza la agenda setting en temas no vinculantes a las mayorías? #Fail

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Generar expectativas en la política no es algo menor, es incluso algo saludable.

4 Frank Skeffington fue un personaje creado por John Ford para la película «The Last Hurrah» (1958), la cual representaba el final (hasta ayer) de un estilo de dirigente político en Estados Unidos. Con la recuperación económica del país después de la Segunda Guerra Mundial ya no había lugar para los líderes carismáticos paternalistas, USA se preparaba para la llegada de los tecnócratas al poder. Con la televisión la videopolítica comenzaba a construir candidatos a molde de los deseos de los votantes.

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¿Qué diría John Ford de Trump? La nostalgia de la derrota del caudillo señaló a The Last Hurrah como una de sus películas más «personales».

5 ¿Qué diría John Ford de Trump? La nostalgia de la derrota del caudillo, amado por las clases populares, señaló a The Last Hurrah como una de las películas más «personales» de Ford, quien era crítico del mundo yanki, de la globalización que impulsaba el país. Está claro que Trump viene del universo del boom inmobiliario, la especulación financiera y la farándula mediática, sin embargo, no deja de ser un híbrido que tiene dos méritos, uno casual y otro no tanto: no viene de la política partidaria; y, sobre toda las cosas, tiene el plus de haber leído la realidad del pueblo estadounidense como nadie desde la interna del Partido Repubilcano.

6 «Make america great again» es un slogan brillante. La nostalgia del aislacionismo pre Pearl Harbor está calada en los huesos de la tradición estadounidense, el imaginario colectivo de la industria funcionando a pleno para satisfacer el mercado interno es un discurso que fascina a cualquiera, incluso a jóvenes adultos menores de treinta años. El relato muchas veces es solamente una frase, una idea, una esperanza. Los ilusionistas se perfilan como los grandes ganadores de la política del siglo XXI.

7 Generar expectativas en la política no es algo menor, es incluso algo saludable/////PACO