«Toy Story está llena de alusiones crípticas a genios de la informática, a aulas de universidades donde se empezaba a animar. Es el primer relato hecho por código; por nerds, por hackers.»
Carlos Godoy


-¿No se había ido de campamento?
-Lo habrán expulsado, como siempre.

De esta manera Toy Story presenta a Sid Phillips, el villano de la película de Pixar a quien todos los juguetes temen por su forma de jugar. «Nadie ha hecho un transplante de cerebro doble con puenteo», se dice Sid a sí mismo mientras decide coser la cabeza de un juguete de una ave prehistórica al cuerpo de la muñeca que le sacó a su hermana menor. A 20 años del estreno del primer largometraje animado realizado por Pixar (la película se estrenó en noviembre de 1995 en Estados Unidos), ya se ha dicho mucho (incluso se hicieron documentales) acerca del universo de la empresa que revolucionó el mundo de los dibujos animados. Es por eso que no vamos a hacer alusión a la infancia ni a mencionar curiosidades ocultas que pueden encontrar en Taringa, sino que vamos a concentrarnos en lo que llamaremos La vida Sid.

¿Qué quería Estados Unidos para los chicos de los 90s? Sin dudas los quería felices, pero sobre todo los quería obedientes.

¿Qué tiene de malo Sid Phillips? A simple vista y en 1995, todo. La administración Clinton había traído prosperidad, pleno empleo y el regreso del American Way Life. La Guerra del Golfo era historia y la economía, estúpido, volvía a funcionar después de los turbulentos años 80s. Sid Phillips era la imagen del temor al ajuste y el desempleo que representaba por ese entonces el Partido Republicano. Ante Andy Davis -el niño ejemplar de la película, dueño de Woody y Buzz Lighyear-, Sid Phillips es definitivamente el malo de Toy Story: hace explotar soldaditos, tortura muñecos jugando a ser un agente de inteligencia y realiza injertos al mejor estilo Víctor Frankenstein, entre otras maldades; curiosamente también se lo describe como un amante del metal. ¿Qué quería Estados Unidos para los chicos de los 90s? Sin dudas los quería felices, pero sobre todo lo quería obedientes.

Sidjuega

El código rebelde

Para realizar Toy Story los animadores de Pixar tuvieron que recurrir a pensar su propia distribución (un distro) para organizar la “granja” de servidores que se encargaría de renderizar las animaciones que, como se imaginarán, no eran fáciles de proyectar con la tecnología de hace 20 años. De ese contexto surge nada más y nada menos que el Proyecto Debian, el sistema operativo libre más reconocido del mundo que, liderados por Ian Murdock, había iniciado un grupo de ingenieros a principios de los 90s. Oh casualidad, Bruce Perens -quien tomó el liderazgo de Debian en 1996- por ese entonces trabajaba para Pixar, convirtiéndose así en el puente entre el sistema operativo y los realizadores de Toy Story, De esta forma, con Debian 1.1 Buzz (tomando el nombre del juguete Buzz Lightyear, quien en su pera lleva el logo del Proyecto Debian) se inicia la historia del sistema operativo libre que permite que buena parte de las máquinas con Linux del mundo puedan correr con una eficiencia que ninguna licencia de Microsoft puede lograr.

Sid, el ambiente inestable

Pero lo divertido de la anécdota Debian no es sólo haber tomado la decisión de utilizar nombres de personajes de Toy Story para realizar sus actualizaciones (Debian 1.2 se llamó Rex -como el dinosaurio de la película-; Debian 1.3 se llamó Bo -de Bo Peep, la pastora que se le insinúa a Woody-; Debian 2.0 se llamó Hamm -como el cerdito cómplice de Cara de papa-), sino el lugar esencial que le tiene reservado a Sid Phillips en el mapa para entender el funcionamiento del Proyecto.

buzzdebian

Cada paquete de distribución que lanza Debian al mundo tiene tres estados: el modo estable, que es aquel que se libera cuando una nueva versión toma un nombre de código basado en uno de los personajes de Toy Story (no se preocupen, ya hicieron la cuenta y parece que hay personajes de sobra); el modo testing, área de estabilización, con versiones de software más actualizado pasando las pruebas de calidad previo a convertirse en «estables»; y finalmente el modo «inestable», también conocido como Sid.

Para realizar Toy Story los animadores tuvieron que recurrir a pensar su propia distribución para organizar la “granja” de servidores para renderizar las animaciones.

Lo curioso es que de esta manera Sid Phillips será «eternamente» inestable, jamás podrá ser un nombre de release, Sid Phillips será siempre un área de laboratorio. Las últimas versiones de cada paquete siempre son incorporadas a «Sid», el lugar de los usuarios intrépidos, o a los que se denominan «usuarios radicales». A diferencia de la propia Toy Story, Debian propone que todos, incluso los Sid Phillips del mundo de la programación, pueden aportar código, incluso por fuera del código establecido por las grandes corporaciones del universo de la ingeniería informática. Sid Phillips, a diferencia del resto de los personajes de Toy Story, es para el Proyecto Debian el protagonista fundamental de su existencia.

entenderdebian

Tal vez de una forma imprevista Toy Story significó el inicio de una tensión que vivimos hasta hoy. ¿Podemos decir entonces que el Proyecto Debian es la posibilidad de un peligro para las potencias y una oportunidad para los países periféricos? Ante ese potencial escenario, ¿cuáles son los niños realmente buenos? ¿Los Andy Davis que cuidan a los juguetes hasta el momento mismo de irse a la universidad o los Sid Phillips que se atreven a explorar -con el maltrato que eso muchas veces implica- el mundo del juego desde otra perspectiva? La respuesta a estas preguntas la tendrá cada uno de ustedes, desde Paco sólo diremos que La vida Sid muchas veces no está tan mal/////PACO