Mad Crampi es director de cine. Durante el festival Buenos Aires Rojo Sangre proyectó por primera vez su película “Todos mis muertos”, que combina spaghetti western, road movie y zombies. Un preso se escapa de la cárcel e intenta recuperar el botín que enterró en el cementerio de un pueblo olvidado donde los zombies son una atracción turística.
I
Tomé como punto de partida “The Bad the Good and the Ugly” y “Night of the Living Dead”. Un bandido intenta rescatar un botín enterrado en un cementerio perdido, sólo que ahí están los muertos vivientes para impedirlo. Pero en primer lugar está la historia para contar, y en el guión original no había un planteo estético concreto; podría haber ido hacia el spaghetti western -como realmente fue- pero también podría haber ido por el lado de la road movie, el steampumk e inclusive podría haber tenido una estética costumbrista. La construcción estética en este caso vino después. Soy un cineasta de climas, me gusta componer mundos. Y digo más: la gente se queda con la sensación de que Todos Mis Muertos se trata de un spaghetti western pero la película es realmente apócrifa en ese sentido: los vestuarios son modernos, el protagonista viaja en auto y usa una Mágnum 357, los zombies parecen punks del 77. Todo lo SW es más bien referencial.
II
Tuve que filmar la película en tres semanas. Tres semanas para una película así es muy poco y atenta contra el resultado. Después, insisto, mi película es un SW apócrifo y está lleno de licencias; si hubiera tenido que circunscribirme al género de manera más pura seguramente se habría complicado un poco más.
III
Con los FX trabajamos bastante “vieja escuela”, zombies con maquillaje, algunos efectos de pirotecnia y completamos lo que faltaba con 3D. Por supuesto, me hubiese gustado hacer todo “corpóreo” pero cuando hay un presupuesto tan bajo como el que nosotros tuvimos hay que adaptarse a lo que hay. Y los efectos en vivo demandan mucho tiempo; tiempo de rodaje que por ahí no tenía. En el caso de los efectos digitales tuve la bendición de que fueron el aporte de gente que se copo con el proyecto porque tampoco podríamos haberlos costeados. Para los disparos combinamos entre fogueos reales y fogueos digitales y ambos empataron. Cuando hicimos las explosiones del cementerio, yo quería que se viera como los viejos SW, una columna de humo negro y polvo ascendente; me negaba a la bola de fuego que usan las típicas películas de acción. Esto inclusive hubiera sido más creíble, fácil e impactante.
IV
El fenómeno zombie de los últimos años sinceramente me irrita. Inclusive yo mismo llegué tarde. Este película quería realizarla hace diez años, pero a pesar de todos mis intentos no se dio hasta el 2012. Los zombies aburren porque ya no hay nada más que aportar sin pervertir su esencia. El zombie se caracteriza por su condición de autómata. No piensa, se mueve dentro de la masa, por instinto, por reflejo condicionado. El zombie es una metáfora del ser humano medio. A mi me interesaba contar otra historia, explotar esa metáfora como en Dellamore Dellamorte, quizás la película que más me influenció.
V
Patié la puerta de productoras durante cinco años y no logré absolutamente nada. Por otro lado el proyecto obtuvo un premio del INCAA, que me permitio realizarlo por lo que también parece haber una apertura a un material más extraño. Aunque tuve la cuarta parte de presupuesto que cualquier producción media, es como si alguien arriba hubiera dicho: “ok, probemos darle unas migajas a este loco a ver qué hace”. Y bueno, la hice. Pero ahora es otra lucha porque luego de vencer el prejuicio del Incaa ahora tengo que vencer el prejuicio de los críticos y el público. Acá hay una película que no es complaciente con el espectador, que no es lineal, que no intenta imitar a los productos yanquis y eso parece molestar; como también parece molestar que esté rodando mis películas con apoyo del INCAA./////PACO.