Si tomamos al movimiento indie como la industria cultural más influyente de los últimos 10 años, podemos ver su expansión a diferentes disciplinas o zonas de producción. Tal es el caso de lo conocido como ALT LIT que no tiene que ver con una idea de prestigio aristocrático, sino más bien con la idea new age de lo «alternativo» y a su vez con un intertexto con los lenguajes del mundo digital (la tecla: ALT). Dentro de este movimiento encontramos a un muchacho de 30 años hijo de taiwaneses llamado Tao Lin. Tao Lin es muchas cosas que no vamos a analizar ahora. Solo vamos a decir que «todas esas cosas que es» son parte del «síntoma» que bordea a toda su literatura.
La editorial española Alpha Decay fue la primera en traducir algunos textos de este escritor, peformer y videasta: Eeeee Eee Eeee (ya descatalogado), Richard Yates y Robar en American Apparel. En Argentina la editorial fantasma Dakota editora publicó Hoy el cielo está azul y blanco con manchas azul brillante y una luna pálida y pequeña y hoy voy a destruir nuestra relación y la pequeña editorial Triana publicó el libro más representativo e interesante de este movimiento y de este autor: Hikikomori. Libro escrito junto a la joven poeta Ellen Kennedy que puede leerse en inglés íntegramente en este link. La figura mediática de Tao Lin se ha convertido en el escritor cool del momento para revistas y reseñistas. Su literatura es un poco blandengue como todo lo indie: finalmente lo único que importa es poder expresarse de la forma más sincera intentando invertir el menor tiempo y dinero posible. En fin, PACO entrevistó a Tao Lin en las escalinatas del High Line Park.
Contame cómo decidiste, con Ellen Kenedy, la metodología para hacer el libro Hikikomori.
No lo tengo muy claro. Pero te puedo explicar la metodología: escribo una carta, entonces Ellen la responde, después yo respondo y así. Todo en un blog que sólo Ellen y yo conocíamos. Vivimos en diferentes ciudades durante, más o menos, la mitad de lo que duró el proyecto. Mantuvimos el intercambio de cartas hasta que tuvimos 99. No habíamos planeado terminar en 99; terminamos ahí porque, sencillamente, nos pusimos de acuerdo. Creo que fue un buen final.
¿Cuál es el tema del libro?
Para mí no tiene un tema. Creo que empezó con la idea de fingir ser unos hikikomori -término para un tipo de emo en Japón que nunca o casi nunca sale de su habitación y se comunica con el exterior por medio de post en sus blogs personales- por lo demás, que yo recuerde, no había reglas.
¿Recordás cuándo empezaste a escribir con una la idea o conciencia literaria?
En la universidad cuando tenía 19 ó 20 busqué cosas como «novela solitaria deprimente» en Google y encontré Jean Rhys (y otros). Me leí todas las novelas de Jean Rhys (excepto la última, que es la única no autobiográfica) y, a partir de entonces, descubrí otros escritores como Frederick Barthelme y Joy Williams, quién citó a otros escritores que también había leído en algunas entrevistas .
¿Hay alguna relación entre tu familia y la literatura?
Para mí no hay ninguna relación notable.
¿Qué pensás sobre la diferencia entre la poesía y la narrativa?
Yo no pienso en esa diferencia. Trato de mantenerme lejos de definir o categorizar el arte. Me deprime pensar en que algo que alguien creó, para expresarse, los primeros pensamientos que genere sean: «¿encaja esto en la categoría ‘narrativa’ o en la categoría ‘poesía’?», «¿por qué?» Entonces tener que argumentar en relación a eso sólo permite que la creación, la obra de arte nunca sea finalmente sentida, interpretada. Actualmente no estoy interesado en preguntas como «¿Qué es un relato?» o «¿Qué es un poema en prosa?» o «¿Qué es un poema?» En Hikikomori escribí lo que quería escribir, en respuesta a lo que Ellen había escrito.
¿Pensás en la literatura como la continuación de una tradición?
No tengo ningún pensamiento sobre eso. No estoy seguro que quiere decir «continuación de una tradición».
El libro Hoy el cielo … ¿se trata de personas que no les gusta crecer?
No sé de qué se trata. Lo escribí entre 2003 y 2005, cuando tenía 20 y 21 años. Me opongo a decir de que trata cada frase, a menos que vos me mostrés la frase no puedo pensar en eso, es más, te puedo decir me opongo un poco más a decir sobre lo que trata cada relato y aún más, me opongo a decir de lo que trata el libro. Yo prefiero pensar que cada frase y cada relato y todo el libro, literalmente, tiene un efecto diferente y único en cada persona que lo lea y, seguramente, si lo leen de nuevo, en otro momento de su vida, el efecto volverá a ser diferente y único. Actualmente prefiero ver todo el arte de esta manera.
¿Qué problemáticas sociales pensás que abordan los jóvenes escritores?
No sé qué son jóvenes escritores y tampoco sé cuáles son los problemas de la gente. En e-mails, que me mando con gente de mi edad y que están escribiendo libros que me gustan -Sam Pink, por ejemplo- detecté un «problema», si esto puede considerarse un «problema». Es una sensación personal (y tal vez existencial) que tiene que ver con cierta arbitrariedad de la naturaleza que nos lleva directamente hacia la muerte, mientras que en las relaciones con otras personas, normalmente, no podemos comunicarnos de manera satisfactoria.
¿Hay una relación entre la joven literatura y la narrativa de la red social?
No sé qué es «la narrativa de la red social». No sé lo que es la «joven literatura». No quiero saber que son estas cosas, cada persona tendrá una definición diferente. Sólo puedo verme a mí mismo comprometido con este tipo de cuestiones en la universidad, en una clase, después de que me dieran como consigna escribir un ensayo de cinco páginas en el que tengo que definir arbitrariamente una relación entre dos elementos y entonces tengo que buscar argumentos para justificar que lo que dije en el primer párrafo es cierto. No veo un tratamiento irónico de las redes sociales en Hikikomori. Veo, quizás, lo contrario: dos personas que usan el lenguaje para comunicarse entre sí. ///PACO