Política Internacional


Football: La táctica unionista de Tony Blair

Imaginemos una reunión de Mariano Rajoy en Moncloa con sus principales asesores después de una de las Diadas más ardorosa- mente independentistas de los últimos años. ¿Una policía patriótica? ¿Una fiscalía proactiva contra los partidos independentistas? No, el plan está claro: la selección española jugando en Barcelona contra una selección catalana en un acto de confraternización. Es ciencia ficción. Pero algo parecido pasó por la cabeza durante mucho tiempo al exprimer ministro británico Tony Blair, para amansar las pretensiones nacionalistas de Escocia, que siempre amenazan la unión de Gran Bretaña.

El pasado mes de septiembre Tony Blair concedía una entrevista a BBC Scotland en la que analizaba la situación de Escocia con motivo del aniversario del Devolution Vote (votación en la que se aprobó en 1997 la creación del Parlamento Escocés). Nacido en Edimburgo, Blair en cambio siempre ha sido aficionado al Newcastle United y ha sido visto en numerosas ocasiones en una grada de un campo de fútbol. Una de las cuestiones reveladas en la entrevista fue que, durante su mandato como Primer Ministro (1997-2007) peleó para que el Celtic y el Rangers disputasen la Premier League inglesa. «Aunque suena algo raro estaba algo obesionado con que los clubes británicos más fuertes jugasen en la misma competición y así encontrar un punto de conexión fuerte entre ingleses y escoceses», confiesa Blair unionista convencido.

Durante los años 90 se produjo en Gran Bretaña una curiosa situación. El entonces todopoderoso Glasgow Rangers escocés disfrutaba de uno de los futbolistas más emblemáticos de Inglaterra, el mítico Paul Gascoigne. Gazza llegó de vuelta a la capital escocesa y eso que apenas tenía 28 años. Muchos cuestionaron su fichaje en 1995 pero el rendimiento del jugador que lució los colores blanquinegros de Blair fue excepcional, con 39 goles. A Gazza no se le ocurrió nada mejor que celebrar un tanto con el Rangers ante el Celtic como si tocara una flauta, un gesto propio de las marchas protestantes de la anticatólic Orden de Orange.

“Al principio no sabía ni lo que significaba y luego recibí una carta del IRA en la que me amenazan de muerte”, cuenta en Daily Record. En 2015 organizó un evento con fans y reconoció su error al marcharse de Escocia, su última gran etapa como futbolista. Un año después de mudarse al norte, durante la Eurocopa de Inglaterra de 1996, Gascoigne marcó uno de los últimos grandes goles de la selección británica en Wembley. Y fue nada menos que antes el archienemigo equipo escocés.

Con los papeles cambiados, un escocés era el rey del fútbol inglés. Sir Alex Ferguson, asesor laborista del que echo mano más de una vez el propio Blair, gobernó con su United los años 90 de la Premier League. Durante la estancia de Blair en Downing Street, el Manchester United se hizo con seis títulos de Premier League, dos FA Cup y una Champions, por acotar en un tiempo determinado los 45 grandes trofeos que el escocés logró para los diablos rojos en toda su carrera.

«La alianza de Reino Unido es muy importante para los intereses de Escocia e Inglaterra», afirmó Blair tras poner como una vía interesante la de una Premier League con equipos escoceses e ingleses juntos y así compartir un vínculo cultural. Esta idea es un viejo debate en Reino Unido. Hace un año, los clubes profesionales ingleses fuera de la Premier rechazaron en una votación la inclusión de clubes escoceses para una posible presencia futura de Celtic y Rangers en la elite. Blair, que asegura que hubiese sido un «puente» cultural importante entre ambas naciones, se encontró desde el principio con la oposición del nacionalismo escocés y de la Scottish FA (Federación de Fútbol escocesa). De hecho, varios equipos galeses como Swansea, Cardiff City o Wrexham decidieron en su momento permanecer en la liga inglesa cuando podía haber optado por jugar solo en Gales. Este es un ejemplo más de la vía que podría darse en Cataluña si se llegase a la independencia.

La victoria de Blair en las urnas en 1997, la primera de un laborista en 18 años, fue un soplo de aire fresco que cambió para siempre la historia de Escocia en muchos aspectos. Cierto es también que Blair ha afirmado que crear una selección británica es, y será, algo demasiado osado, demostrado esto en los Juegos de Londres donde la mayoría de los no ingleses rechazaron participar. Tal y como está la situación en Cataluña, muchos son los que se preguntan qué sucedería con los clubes catalanes en una posible independencia. Las opciones son múltiples. Desde un enorme Barcelona jugando una liga menor como sería la catalana, hasta que siguiese jugando en la liga española e incluso que jugase solo la Champions. La realidad dice que el FC Barcelona es un freno para la independencia porque la sola idea de una competición sin su rivalidad con el Real Madrid sería una ruina múltiple. Todo es especulación.

GORDON BROWN

La idea algo disparatada de que clubes como el Rangers y el Celtic, con culturas tan determinadas abandonasen su Escocia para irse a Inglaterra no fue el único momento en el que Blair pensó en redondo para afrontar problemas políticos. En su autobiografía, sir Alex Ferguson confiesa haber sido consultado por Blair ante las dudas que le generaba su sucesor, Gordon Brown. ¿»Qué harías si tu mejor jugador no hiciera lo que tú quieres y solo hiciera lo suyo?», escribe el entrenador que le preguntó el político. «Quítenlo del equipo», dice Ferguson que respondió. «Mi respuesta fue que lo más importante es el control. En el momento en que amenazan su control, tiene que deshacerse de ellos. Dijo que estaba teniendo problemas con Gordon, pero nunca me preguntó específicamente qué pensaba que él debería hacer», aclaró en el libro.

Algunos analistas internacionales se abrazaron al fútbol escocés para intentar aclarar cuál sería la intención de voto en el referéndum escocés. La tradicional vinculación del Rangers protestante con el unionismo y la del católico Celtic con el independentismo parecía la solución fácil para cualquier análisis, pero la realidad se reveló especialmente compleja y no es tan radical esa etiqueta. El corresponsal de fútbol del Telegraph, Roddy Forsyth, denunció en una columna en septiembre de 2014, lo erróneo de las crónicas como las del New York Times que se agarraban a esos tópicos sobre dónde estaban los nacionalistas y los unionistas en el fútbol escocés. Para demostrarlo, publicó una encuesta que decía que en realidad, los partidarios de la independencia del Celtic llegarían al 48% y en el Rangers un 45%. Cifras similares en un fútbol de 142 años de historia.///PACO

*Artículo publicado en revistalíbero.com en colaboración con #Paco