1.

En las disquerías copadas de los 90s negaban su existencia. Serious Hits Live es un disco que los vendedores como el Jack Black de Alta Fidelidad o cualquier símil que hayamos conocido rechazaron a exhibir en bateas y estanterías. Recuerdo en esos días ser habitué de un hoyo funky de ese estilo (que también era librería) y el propietario la anunciaba como “la disquería donde usted nunca escuchará Phill Collins”. El responsable de la frase lo repetía y se reía a carcajadas. Al ver mi desconcierto de juventud, me explicó: “Phil Collins es el anti-rock”. Archivé esa frase y la utilicé cada vez que pude para definirlo. Una salida rápida y elegante. Pero en secreto disfrutaba varios temas. ¿Por qué me pasaba algo así? Supuse que era la adolescencia, las hormonas, el vello en partes del cuerpo que antes no tenían, y que a medida en que mi gusto musical se desarrolle –estudiando música, frecuentando amigos con diferentes niveles de sofisticación- mi simpatía por el señor Collins menguara hasta desaparecer.

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2.

Siempre se menciona con cierta sorpresa el hecho de que, en sus comienzos, haya sido integrante de Genesis. Y con verdadero asombro y perplejidad cuando se advierte que lideró la banda muchos años. La pregunta que pocos se animan a enunciar es “¿Cómo el compositor y arreglador de canciones tan de mierda como One more night lideró a la banda que creó Selling England by the pound?”. Es un verdadero desafío encontrar cualquier clase de puente entre las dos obras. Tal vez podamos pensar que existen dos Phil Collins: uno que toca la bata en una banda de rock progresivo y colabora en los discos limadísimos de Brian Eno, y otro que es el cantante de actitud pop, swing y llamativo carisma. Esa dualidad, tal vez, sea parte de su enigmática figura que seduce a gerentes del rubro servicios en las principales ciudades del país.

3.

Conocí un tipo que era igual a Phil Collins. Un verdadero gemelo. La pelada, la mandíbula, la sonrisa chata, los ojos claros y fríos. Usaba camperas de cuero muy parecidas a las que vemos en los videos de sus shows. Iba a los mismos boliches y bares que yo, pero era bastante mayor. Todos le decían “Phil” y él saludaba apenas. Siempre me pareció que le gustaba y lo odiaba al mismo tiempo. Una vez me olvidé la campera en alguno de esos bares. Me lo encontré a la semana siguiente y me dijo “el otro día te olvidaste la campera, se la dejé a los chicos de la barra”. No pude evitar decirle: “gracias Phil”.

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4.

A mi hermano mayor le gusta Dire Straits y Phil Collins. Lo escuchábamos en su auto, especialmente cuando estábamos de viaje. Recuerdo que Phil Collins quedaba muy bien con el tablero del Peugeot 21. Los dos álbumes que llevábamos eran en vivo. El de Dire Straits sonaba más volado. Phill más compacto, sólido. Eso era lo que llegaba a percibir con mi corta edad. Mi hermano reparaba autos en su taller y oía esa música. Lo veo con su overol azul manchado de negro, limpiando sus manos con una rejilla sucia y deshecha, escuchando Don´t lose my number en la radio.

5.

American Psycho fue el medio para que los intelectuales vuelvan a familiarizarse con su nombre. El uso irónico lo convirtió en la banda de sonido pesadillezca del post neoliberalismo. Un ejecutivo cortando a una prostituta con una sierra eléctrica mientras baila Sussudio. El pop suave que tan bien maneja el señor Collins fue asimilado por el sistema irónico que generó el choque sarcasmo-grunge + aburrimiento-internet y dio como resultado un giño que se adapta fácilmente a los estándares cómicos que impuso la ironía-twitter desde 2006 en adelante. La película pasó la frontera de obra-contra-el-capitalismo y ya es una película de culto en el género terror.

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6.

El columnista del sitio Tierra Freak, Matías Depettris, dice que Phil Collins “es el Dave Grohl de los 80s”, porque tuvo que hacer una carrera bajo la sombra de Peter Gabriel. La diferencia clave es que Gabriel no sólo no estaba muerto, sino que hacía discos bastante buenos. Sin embargo, recién en el tercer disco Gabriel comprende que los 70s habían terminado y adapta su sonido a los sintes, teclados y octapads que estaban absorbiendo al rock, algo que Phil hizo mucho antes y con resultados más genuinos. Collins siempre será recordado como “el baterista que pasó al frente y se comió la cancha, los jugadores y la pelota”. Inclusive él mismo se burla de esta leyenda en el video de I whish it wold rain down. Esa historia tan american way, tan argentina, tan el pibe que responde a un aviso clasificado y termina siendo uno de los 3 principales artistas del mundo en vender más de 100 millones de discos, según la Wiki. ”La realidad es que lo hice porque nadie más quería hacerlo”, dice siempre que puede. ¿Y Gabriel? Nos encanta cuando la cara le sale en 3D en el tren del video ese.

7.

El DJ @Pablo_Brega me dice por chat de FB: “en el 2015 se va a poner de moda”. Me responde porque le mandé un link con el full álbum en yuotube de Serious Hits Live, el disco en vivo que plasmaría mejor el concepto Collins, y tal vez uno de los vivos con mejor sonido de la historia del pop mundial. El crítico músical @lunesfelices me advierte por twitter que el portal The Guardian hace tiempo lleva adelante una campaña para instalar a Collins como una moda. Googleando encontramos artículos como “The non-ironic revival of Phil Collins”, donde Alan Mc Gee dice “If anyone in the 1980s had professed love for Phil Collins’s music, they would have banished from the indie club”. Y treinta años más tarde nada cambió mucho. El proceso de revival, que hace la línea irónico-aceptable-no irónico-genial, llevó a Michael Jackson, Barry Manilow, Charles Aznavour, Cindy Louper y toda una serie de ganadores y perdedores pop a convertirse en estrellas musicales respetadas y/o de culto. Pero esa oleada no alcanzó a Collins, siempre tan pelado, usando esos sweaters escote en V, pantalones de vestir y melodías archiconocidas que siempre bordean lo grasa. McGee menciona algunas huellas de ese proceso, por ejemplo los sampleos de 2Pac a In the Air Tonight. En Argentina podemos citar la poderosa versión de esa canción que Viva Elástico hace en vivo cada vez que pinta. Yo mismo hago una dulce versión de ¿Do you remember? con mi guitarra criolla, sobre todo cuando me quedo solo y nadie puede escucharme.

8.

Siempre me pareció curiosa la obsesión de Phil Collins con su cara. Le gusta verla en los videos, donde aparecen maquillándolo. Su primer disco se llama Face Value. En todas sus tapas hay diferentes tomas de su cara. Que por cierto me parece un poco fea. De chico me impresionaba que ese pelado se ponga tan cachondo cuando canta lentos. Ahora me estoy quedando pelado yo, y quisiera tener un poco de Phil Collins en los momentos en que realmente lo necesito.

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9.

El señor Collins no es simpático. Es apenas amable. En las entrevistas hace bromas, las suficientes como para que no se note lo amargo que es. También queda claro en vivo, donde no hace otra cosa que su gracia, es decir, tocar y cantar. Casi no habla con el público. No gesticula ni baila de forma especial. Usa ropa de oficinista mediopelo: camisa y jean, zapatos, cosas feas en la tele. Un hombre vanidoso pero vestido como cualquiera. Que se comporta como cualquiera. “¿Cuál es el secreto, señor Collins?”, parecen preguntarle mentalmente los entrevistadores que hoy podemos ver en youtube.

10.

Llegó la primavera. Todavía hace un poco de frío pero ya podés cambiar el playlist. ¿Adónde está la música que hay que escuchar? Si RAM ya te lo sabes de memoria, si te hartaste de ver links de Michael Jackson en FB, si Madonna siempre te pareció bastante boluda, si el baggy te suena demasiado indie, si Bootsy Collins te hace acordar a tus épocas de estudiante fumando porro en fiestas malas, tal vez es hora de sacarte la ropa de persona sofisticada, tipear “No Jacket required full álbum” y sonreír ante el ritmo cadencioso, permitirte el asombro con los arreglos de trompeta que suenan al mejor Luis Miguel y pensar en esa chica que te vuelve loco y que no ves más, o en esa que te gusta un poco y querés ver de nuevo, o en esa que te cabía y que nunca te dio bola. Irte al Hawai mental al que Collins se esfuerza por hacerte viajar en cada track, en la cinta transportadora de los sintetizadores bien programados y su voz un poco chillona, un poco cálida, haciendo música que nos parece inexplicable y, tal vez por eso, fascinante. Y, así, limpiar la casa sin culpa en el sábado perpetuo del señor Collins. ///PACO