Quiero contar la historia del sueño brasilero.

Qué hermoso país es Brasil. Amo Brasil. En los 70 era una vasta extensión de tierra poblada de monos de costumbres pintorescas, hoy es la superpotencia que mueve los hilos de la economía regional. Una especie de resumen mágico de todo lo que fue Latinoamérica durante la última década y pico de expansión del consumo y generación de riqueza.

Sigue siendo el país más desigual del continente, pero pienso que si nos invadiesen nuestros ginis combinados darían una performance digna. Es una opción a tener en cuenta. No se. Tendríamos 7 campeonatos del mundo como gran Imperio Brasilero-Argentino y un mercado interno de 250 millones de personas. Y nuestros empresarios berretas, caprichosos y caretas podrían aprender de los empresarios brasileros, la vanguardia de la guita mundial.

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Las 124 personas más ricas de Brasil tienen un patrimonio combinado de  239 mil millones de dólares, que equivalen al 12,3% del PBI del país y a algo así como 8 veces la cantidad de reservas que tiene actualmente la Argentina. Hasta hace poco en esa lista estaba Eike Batista.

De hecho, hasta mediados de este año Eike estaba en el top 10 de hombres más ricos del mundo y era el segundo de Latinoamérica, atrás del crack mexicano Carlos Slim, a quien decía que iba a superar para el 2015.

Cuando en 2012 Forbes publicó ese ranking, la fortuna de Batista había ascendido en usd 19 mil millones en el lapso de un año. Cuando lo publicó en 2013 esta era una de las citas que abría el top 20: “Our bravest and best lessons are not learned through success, but through misadventure”, de Amos Bronson Alcott. Batista ya no figuraba.

Es una historia compleja.

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La economía de Brasil es la mayor de América Latina, la segunda de América y la séptima en el mundo en términos de PBI. Según un informe del FMI y otro del Banco Mundial, Brasil debería estar, en el lapso de los próximos veinte a treinta años, entre las cuatro mayores potencias del mundo junto a China, Estados Unidos, la India y México.

El ciclo de expansión económica de los últimos diez años fue de los más virtuosos en Brasil. En 2011, por ejemplo, Brasil creaba 19 millonarios nuevos por día. “O Brasil –decía el informe del Estadao- tem actualmente 137 mil millonarios e 30 billionários”

A la luz de este dato, fue que Ivan Pinheiro, Secretario General del Partido Comunista Brasilero (PCB) denunció la hipocrecía y la traición del PT: “El único objetivo que tiene la política exterior de Brasil es hacer de Brasil una gran potencia a nivel internacional en el campo capitalista. Su sueño mayor es obtener un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, como un símbolo de que Brasil es una potencia capitalista.”

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En Abril de 2012, Eike Batista inauguró una de las obras más espectaulares que el capital privado había emprendido jamás en el continente: el puerto de Acu, un complejo energético a 320 kilómetros al norte de Río de Janeiro que iba a ser el más grande de la región y uno de los tres más grandes del mundo. Ahí estaba Dilma, que dijo que Batista era el entrepreneur insignia del modelo frente a la elite política y económica brasilera y anunció acuerdos de negocios entre EBX, el holding del empresario, y el estado a través de Petrobrás.

“Nos mueve el deseo de emprender. Está en nuestro ADN identificar oportunidades únicas de negocios y desarrollarlas partiendo de cero”, dijo Eike en esa oportunidad. Dilma fue más enfática: “Eike es nuestro estándar, nuestra expectativa y, sobre todo, el orgullo del Brasil empresario.”

El grupo EBX nació en 1982, pero no fue sino hasta 2006 cuando pegó el salto de calidad hacia el mundo mundial, con el hype de Dilma y el auspicio del PT. Comenzó como un negocio en el área minera del Amazonas y se fue ampliando: del holding participan MMX (minería), OGX (petróleo y gas), LLX (infraestructura y logística), MPX (generación de energía) y MBX (inmobiliario). En 2008 había salido a la bolsa y recaudando usd 4.100 millones. El grupo había prometido a la comunidad financiera global un plan de expansión muy ambicioso al amparo del estado brasilero: creó cinco megaempresas en cinco años y afirmó públicamente que se iba a convertir en el productor de energía más grande del universo, consiguiendo permisos para explorar zonas marítimas inundadas de petróleo y extendiendo la frontera de explotación off-shore a 60 km de la costa. Todas las empresas de de Batista tienen la X al final porque es un símbolo de que va a multiplicar la guita.

Todas sus empresas también llevan por logo el sol inca. La historia es que en su juventud, vagueando por Cuzco, una vidente maya le dijo que iba a ser millonario. “O sol, marca presente no logotipo de todas as suas empresas, foi escolhido por ser, na mitología inca, um símbolo de forca e optimismo.”

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América Latina tiene 97 millonarios en la lista Forbes 2013 de las personas más ricas del mundo. Venezuela tiene 3, Argentina y Colombia meten 5, Perú 10, Chile 14 y México 15. Brasil tiene 45.

La persona más millonaria de la Argentina es Carlos Bulgheroni, con 5.500 millones de dólares. La persona más millonaria de Brasil es Jorge Paulo Lemann (fanático del Tenis), con 17.800 millones de dólares.

También figuran en la lista: Dorothea Steinbruch (viuda de Mendel Steinbruch), Joseph Safra (dueño del Banco Safra) y Antonio Emirio de Moraes (que en 1979 ganó el premio Eminente Engenheiro do Ano)

Algunos datos extraídos del sitio web del Banco Mundial y de Wikipedia.

	Brasil	Argentina
% de usuarios con internet	45% (74°)	67% (21°)
Promedio de días que te lleva crear una empresa	119 días (5°)	260 días (112°)
Consumo de energía por habitante	1.295 kg (72°)	1.850 kg (57°)
Carreteras pavimentadas	8% (166°)	30% (110°)
Índice de Competitividad Global	4,401 (48°)	3,870 (85°)

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Hace un año, todo el conglomerado EBX, de Eike Batista, tenía un valor aproximado de mercado de usd 34 mil millones. Entre Abril de 2012 y Noviembre 2013 EBX se devaluó en 25 mil millones de dólares. Esto es más que la fortuna personal de Jeff Bezos, dueño de Amazon, o Larry Page, cofundador de Google, puestos 19 y 20 respectivamente en el 2013’s Top 20 Billionaires. “Partes del imperio de Batista eran un castillo de naipes y ahora están cayendo”, indicó Guilherme Figueiredo, gestor de fondos de M. Safra & Co. en San Paulo el mes pasado, luego de que el magnate solicitara finalmente la protección de la ley de bancarrota para su imperio de materias primas.

La caída de Eike probablemente vaya a ser catalogada como la más catastrófica crisis individual de la historia del capitalismo y a transformarse en una de esas trayectorias trascendentales.

¿Qué fue lo que pasó?

“People were basically investing in a PowerPoint presentation”, dijo Ed Kuczma, analista de mercados emergentes de la firma Van Eck Associates, que tiene un porcentaje de acciones de las empresas basura de Batista. Son los ecos del verano brasilero los que suenan, financiado por la rosca infinita del carnaval y el carismático avance del BOPE sobre las favelas.

Batista prometió que iba a producir una cantidad record de barriles de crudo concesionando el yacimiento submarino de Tubarao-Martelo, un territorio que se suponía tenían petróleo para tirar al techo, pero que al final resultó chamuyo. Su riqueza se asentaba sobre una promesa poderosa.

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Me gustaría ser Eike Batista y estar en la cima y despilfarrarlo. Batista tenía el yate más lujoso de Brasil, prácticamente un buque de guerra, de 100 m2, destinado a armar fiestas y barbacoas con integrantes del jet set. También tenía un MB SLR McLaren estacionado en el medio del living en su mansión de Río. El mismo que manejaba su hijo Thor cuando atropelló y mató a un ciclista. Su otro hijo se llama Odín. Me gustaría tener un hijo llamado Thor que haya matado a un ciclista. Después perder todo y tener que vender todas mis posesiones. Mi helicóptero Augusta Grand y mi Gulfstream G550.

“He’s very charismatic. I’ve seen him on roadshows and he definitely lightens up a room when he walks in.”, leo en Business Week. El artículo lleva por título “Eike Batista, the man who lost 25 billion in one year”, un nickname que lo acompañará el resto de su vida.

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Alguna vez el antropólogo brasilero Roberto DeMatta dijo “Nuestro amor por los títulos y la jerarquía es parte de nuestra herencia portuguesa. Aquí la gente quiere ser vista como diferente, como superior a los demás, y no les gusta mezclarse.”

Brasil triplicó sus exportaciones entre 2002 y 2008. En un informe de 2009, el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social identificó una serie de problemas que podrían eventualmente atentar contra el auge brasilero: baja calidad de la enseñanza en determinados sectores, diferencias regionales acentuadas, alta concentración de la renta, corrupción política y administrativa y alta violencia urbana. “Cabe destacar que estos factores no son meras cuestiones anecdóticas o marginales. Por lo general tienen incidencia notablemente negativa sobre el desarrollo económico y social de los países.”

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Si leyeran las publicaciones vinculadas al mundo de los negocios, cosa que no hacen, podrían tener un panorama bastante acabado de lo que significó la caída espectacular de Batista del cielo de la nueva superpotencia mundial al barro de la modesta latinoamérica hipertrofiada y desigualmente modernizada. El crack de EBX puso en crisis la credibilidad de la propia nación brasilera.

Los menos moderados dicen que Batista directamente le mintió a los inversores. Los más nacionalistas, en cambio, prefieren decir que “exageró el potencial de su compañía”. Hoy, OGX produce 8.500 barriles de crudo diarios. En 2012 había prometido al menos un millón de barriles de crudo diarios.

“What’s the phrase? When the tide goes out, you can see the man who is not wearing a bathing suit?”, dijo Jefferson Finch, de la firma Eurasia Group, sobre el caso de Eike Batista. “El entusiasmo de los inversores en Brasil empezó a decaer cerca de 2011. Al parecer, Brasil nunca fue una apuesta tan buena como la gente estaba diciendo desde 2006, cuando la mayoría de los analistas bursátiles estaban efervescentes con las posibilidades que ofrecía la mayor nación sudamericana.” Y agrega: “Now, Brazil is not as bad as all the negative commentary.”///PACO