Hasta hace unos dos meses, quien quería ver el video de “La tetita”, de Wendy Sulca, y acordarse del impacto que provocó en su época de esplendor, podía hacerlo sin problema. En el canal de Wendy de YouTube convivían videos de sus canciones muy cercanas al reggaetón, entrevistas de la tele, videoclips, un cover de “Like a Virgin” de Madonna, colaboraciones con el chileno Geppe y con Rubén Albarrán y, finalmente, lo mejor, lo que todos adoramos, esa serie de videoclips que dejaban a quien los viera contento, muerto de risa, y a la vez confundido, cuestionándose si lo que acaba de ver era comedia o qué.
De esos clips, entre los que también estaban “Cerveza, cerveza” –con Wendy rogando cerveza para calmar su dolor por trabajar en la mina–, “Mi vida no vale nada” –ella a los ocho años cantando sobre su mal de amores– y “Papito, papito” –en el que despedía a su padre y le pedía que, por favor, no se fuera–, todos filmados en el Perú rural y llenos de animales y personajes representativos de la zona, el favorito del público era “La tetita”. Pero pequeña Wendy, que ya no es tan pequeña, decidió darlo de baja. Se puede ver en canales de otros usuarios –internet es el reino del reemplazo veloz–, pero siempre con el peligro de que en cualquier momento lo den de baja también. Ya no hay seguridad.
“La tetita”, claramente, es su canción más interesante. Se trata de una nena que todo el día, y toda la noche, quiere tomar la teta. Y que cada vez que ve a su mamá, ella le dice a su “mamita” que la quiere tomar, no puede evitarlo. Canta con una voz superaguda, de fondo suena un arpa y todo está mal grabado. Wendy, con vestidos peruanos autóctonos, dice “rico, rico, rico” mientras da saltitos de bailes infantiles al lado de algo que no queda claro si es un nene enloquecido por el azúcar o un enano espástico que se animó a probar la cocaína. Uno entiende que es un poco perverso y oscuro (en una parte del video la voz que arenga y da consignas del tipo “Wendy, la estrella del Perú” dice que también hay para los mayores de dieciocho, a quienes les gusta, y se ve a un grupo de hombres correr detrás de una mujer que camina sola), pero ese es el encanto de la canción, eso es lo que la hace única y distinta a todas las otras miles que se publicaron ese año: uno se ríe y no entiende de qué se está riendo, si los que hicieron el video nos quieren hacer reír o no, si tienen intenciones artísticas o si, como sostendría Wendy muchos años después, estaban tratando de hacer una campaña a favor de la lactancia materna. Sí, puede apreciarse un poco de ese espíritu extraño en sus otros videos, en “Cerveza, cerveza”, por ejemplo, pero el más poderoso ya no está.
¿Qué artista elimina su canción más exitosa? ¿Por qué deja algunos de sus primeros hits y no otros? ¿Hay algún tipo de institución siniestra que quiere que los artistas del Perú no sean una burla eterna y decide pagarle a la estrella del folklore de su país para que haga desaparecer “La tetita”? ¿Quiere ella manipular su pasado y dejar lo que la deja mejor plantada para construirse un futuro de cantante popera? ¿Estuvo Wendy Sulca interiorizándose en el feminismo y decidió que esa canción en especial era una burda objetivación de la mujer? No, nada de eso, la respuesta viene por otro lado.
Ella nos cuenta en entrevistas que la canción la había compuesto debido a que de chica no podía dejar de tomar la teta y tuvieron que aplicar técnicas clásicas del destete, como ponerles ajo a los pechos de su mamá. Esa historia nos habla de una artista que compone usando material de su vida, que nos canta de la misma forma que alguien que escribe un diario íntimo. Y a eso se debe el final de “La tetita”: sube a su canal de YouTube un video ambientado como si ella fuera una actriz de stand up y despide su tema más exitoso, se burla de los comentarios que le fueron dejando a lo largo de los diez años que estuvo publicado y, al final, a forma de despedida, les ordena a sus fans que no le pidan más “La tetita”, dice que “eso ya fue”. Muy por lo bajo se escucha un adelanto del tema que va a tratar de pararse sobre este otro: “Eso ya fue”.
Uno, que siguió todo el juego de tensiones de Wendy (primero ordena que no le pidan un tema viejo, dice que va a sacar uno nuevo, pero no lo saca y nos deja con la intriga), se preguntaba con qué superaría su video estrella e imaginaba cualquier cosa. La niña del Perú, la que en 2018 fue la cara representativa de un video que alentaba a la selección nacional de fútbol en el Mundial de Rusia, hacía años que intentaba destruir “La tetita”. Y ahora era su momento, podía hacerlo, tenía a su público expectante. Sus fans fantaseaban con algo poderoso, de una extrañeza que hundiera lo anterior en el fondo del mar y que nadie volviera a buscarlo. Sus compinches de aventuras, La Tigresa del Oriente y Delfín hasta el Fin, con quienes había hecho su mega hit “Israel, Israel”, habían perdido protagonismo; todas las miradas estaban concentradas en Wendy Sulca, era su momento. Y no, no supo aprovecharlo. “Eso ya fue” es un reggaetón con los clásicos elementos reggaetoneros: la historia de una mujer que le canta a alguien que la engaña, las típicas escenas de lujo, ella cantando en una cama, ella cantando y mirando a la cámara con mucha decisión, Wendy mostrando su cuerpo de grande, partes de auto-tune sobre su tono de voz agudo característico. Nada lejos de Becky G o Natti Natasha. Los únicos detalles que lo distinguen de cualquier otro reggaetón es una especie de charango sonando de fondo –que linkea con el folklore peruano– y la frase maravillosa repetida varias veces, que nos hace acordar de quien es, “no me pidas la tetita que ya fue”.
Si uno se sumerge y pasa unos minutos ociosos recorriendo YouTube, se encuentra con Tongo, un cantante que hace una interpretación del inglés que él llama “Tonglish”. Sus videoclips, que por lo general son parodias de canciones de la radio que al final terminan transformadas en cumbias de guitarra eléctrica, pasan el millón de vistas a la semana de ser subidos. Y Tongo, un gordo con brazos que parecen tener medio metro de espesor, hace esto hace unos diez años. Wendy podría haber seguido el camino de la artista extraña, que nadie sabe si lo hace en chiste o no, y vivir de contrataciones como Tongo. Pero ella y sus managers y productores, nadie es tan iluso para pensar que ella sola toma las decisiones, consideraron que tiene que ir por otro lado.
¿Podrá hacer desaparecer su pasado? ¿Dejará de ser un chiste? Hay registros de una TwittCam donde Wendy, con buenas intenciones, pretende saludar a sus fans. Ella no se da cuenta de que todos los que piden que los salude tienen nombres inventados para dejarla en ridículo. El video dura cuatro minutos y la inocente Wendy no para de decir nombres como Elsa Porrico, María Dolores de Concha, Debora Melo, Analiza Melano, Elva Ginon, Elgar Gajo, entre muchos otros. Una vez tapada la tetita, ¿tendrá que tapar esos bloopers que nunca desaparecerán de las redes sociales? ¿Le dejarán de preguntar en las entrevistas cómo anda La Tigresa del Oriente? ¿Va a verse obligada a explicar, en cada uno de sus recitales, cuál de sus antiguas canciones quiere cantar y cuál no? Eso lo veremos en el próximo capítulo de Wendy Sulca y sus videos////PACO