«Poesía y cárcel, por otra parte, siempre han estado cerca».
Los detectives salvajes,  Roberto Bolaño

Poetas

Lo más seguro es que Mihai Eminescu (Botoșani, 15 de enero de 1850-Bucarest, 15 de junio de 1889), el más grande poeta rumano, también sea el más grande transgresor de Rumania. Para el autor de Luceafărul (El lucero), que es su obra maestra no solo de la literatura rumana o europea sino universal, la grandeza radica en que no solo fue un gran poeta sino un gran escritor de la política de su tiempo, y es altamente posible que, si viviera en estos tiempos, también fuera su mejor ensayista. La formación universitaria de Eminescu fue en Viena; luego, a su vuelta a la patria, fue columnista en diferentes diarios, desde donde incomodaba a los políticos. Con eso elaboró su “genio y figura hasta la sepultura”, como quien dice. Respecto a la figura, las fotografías, esculturas y pinturas muestran a un Eminescu bien parecido: “¡No solo era poeta sino también guapo!”, aúllan algunas chicas rumanas. Luceafărul, un poema largo que trata de un amor imposible entre alguien divino e  inmortal y alguien terrenal y mortal, empieza con el comienzo más famoso del escritor natural de la Moldavia rumana: “A fost odată ca-n poveşti…”, “Hubo una vez, como en los cuentos de hadas / Como nunca / Nacida de alcurnia real / Una princesa hermosísima”. 

Nicolae Iorga dice que Eminescu es el inventor del rumano moderno. Rumania, por supuesto, ha producido otros poetas de gran talla, como Nichita Stanescu, el mismo Nicolae Iorga, Mircea Ivanescu e Emil Brumaru, entre otros de igual importancia. Aunque si algo caracterizó a Eminescu, aparte de su vida trágica (e incluso amorosa, que daría para una novela entera) fue su espíritu transgresor. Y eso lo hace diferente al resto. Un amigo moldavo (del lado rumano, pues Moldavia fue también parte de Rumania antes de la guerra) nos dijo: “Los moldavos somos geniecitos, con alma de poetas, pero también locos y alcohólicos”. Lo dijo de una manera poética, loca, pero al mismo tiempo con la frialdad de un cirujano, o mejor dicho, con la frialdad de un ingeniero informático (un “IT”) en Rumania. A todo esto, Eminescu fue perseguido por espías nacionales, vieneses y agentes dobles austrohúngaros, afirmado esto por la propia prensa bucarestina, ya que pertenecía a la Asociaţia Carpaţii, una sociedad secreta para la liberación de Transilvania. En sus escritos periodísticos Eminescu instigaba la revuelta (es importante decir que en Moldavia nació la idea de una Rumania unida), y para detener el “sangrado” que les produjo el poeta a los poderosos, se conflagraron para hacerlo declarar loco. Fue así como dejó de ser el redactor en jefe de un periódico y fue internado en un loquero. 

Se dice que Eminescu también era antimonárquico y liberal, y se habla mucho de que era uno de los cerebros de un plan maestro secreto para una nueva Europa y, por supuesto, para su querida Rumania, pues tenía el sueño de una Rumania unida y consolidada. Después de haber estado en numerosos sanatorios del extranjero, anduvo sin empleo y sin dinero, y representaba un peligro para el gobierno. Aún así, se argumenta que escribía con la debida coherencia y bien documentado, por lo que era imposible o poco probable que estuviera loco; tan solo, quizá, sufriera depresiones. Lo real y cierto es que, después de un artículo publicado bajo su firma en Romania Libera, el Ministro de Justicia tuvo que renunciar y el poeta fue llevado de nuevo al sanatorio, donde un mes más tarde murió de un síncope cardiaco, el 15 de junio de 1889. El rumor de que había muerto envenenado no tardó en comenzar a correr. 

Mihai Eminescu

Años más tarde, esa tradición de país de poetas pervive en la Rumania actual. No en vano la poetisa Ioana Vintilă (Sibiu, 1997), aunque dice que sus grandes influencias son latinoamericanas y menciona a Roberto Bolaño, afirma también que en Rumania a Bolaño lo leen solo personas que están en la literatura o gente especializada, al contrario de lo que sucede en Sudamérica, donde es leído por los jóvenes. Vintilă, desde que ganó un concurso de poesía bastante respetable, pues participan poetas de fuste, ha sido inmediatamente catalogada como la “niña terrible” de la poesía rumana, o como diríamos los latinoamericanos: una “joven promesa”. Vintilă también concluyó la carrera de biotecnología y dice que le ayuda mucho a su poesía, porque considera que la poesía es matemática y exacta. Además, sostiene que Mircea Cărtărescu se merece el Nobel de literatura, aunque notamos que lo dice con tono irónico. También dice que el premio que ganó no la ha abrumado, aunque reconoce que le ha dado cierta notoriedad.

No le gusta mucho que le digan que es la promesa de la poesía rumana, y cuando opina sobre la corrupción en la política y la policía (un tema muy presente en los jóvenes rumanos), hace un mohín: cierra los labios, mueve la cabeza hacia un lado y hace como una trompita pero de costado, y luego dice a regañadientes que es verdad que la policía es corrupta, y que es cierto que la gente que está en el poder los corrompe más todavía. Con cierto cansancio, dice, la juventud protesta; ella misma lo hizo, pero no se ha logrado nada concreto con esas movilizaciones. Por otro lado, no le entusiasma mucho Cioran, pero se nota que lo respeta, es inevitable hablar de él porque ella también es de Sibiu, la ciudad del filósofo. Por cierto, al llegar a Cluj Napoca, ciudad donde reside Vintilă, las fuerzas del orden estaban “identificando” a los ciudadanos, y también al salir de la ciudad camino de la estación de trenes hicieron lo mismo. Estos controles policiales son habituales y forman parte de la vida cotidiana rumana, de manera que no sorprende mucho a nadie, tan solo a los muy curiosos o los que no están ocupados en algo. ¿Será esto parte de alguna cosa paralela en la Rumania actual? ¿Será que quienes tienen preponderancia son el servicio secreto, la policía y gendarmes, mas no el orden jurídico establecido?

Policías y gendarmes

Cual reencarnación jurídica con licencias poeticas de Eminescu, paradójicamente, Laura Kovesi, la nueva procuradora anticorrupción de la Unión Europea, es rumana. Y fue allí mismo donde puso a muchos políticos corruptos en la cárcel, incluido al más poderoso del partido PSD, Liviu Dragnea, ex Primer Ministro. Sin duda, en Rumania Kovesi ha quedado como la superheroína que fumiga y limpia al país de los villanos, pero como todo se echa a perder, fue también en Rumania donde la despidieron por presiones políticas. Cuando salió de la procuraduría anticorrupción, Rumania volvió a caer en el ranking de los países más corruptos en la Unión Europea, donde solo se ubica detrás de Bulgaria. ¿Y qué tiene que ver esto con los policías y los gendarmes? Pues hay una investigación acerca de que, para lograr su cometido, Kovesi usó el Servicio de Inteligencia, la policía y gendarmería y creó un sistema de justicia paralelo al estatal, lo que lleva a concluir a los viejos rumanos que la Kovesi sería una falsa heroína, que en realidad sirvió a un grupo corrupto para deshacerse de los otros grupos políticos.

Ioana Vintilă

No en vano el servicio secreto rumano de antaño fue temido hasta por la mismísima KGB, y es por ello por lo que la policía y la gendarmería son cuerpos deslucidos y con reputación de corruptos. Para la economía local, perciben un buen salario, no tienen mucho trabajo (comparado con un policía latinoamericano) y, es más, una YouTuber venezolana de madre rumana que reside en Bucarest expone en su canal que los policías rumanos persiguen a los chicos “coloraditos” o más “bronceaditos” “cuando solo se están divirtiendo”. Eso es lo más peligroso y trabajoso que hace la policía rumana, además de ayudar en el caótico tráfico de Bucarest de vez en cuando. Es algo muy distinto al policía latinoamericano, que hasta cuenta con coreografías al enfrentarse al trafico urbano.

”Hoy me enfrento al trafico automotriz, mañana, por un desliz del infeliz de mi jefe, podria ser destacado a la zona de trafico del cuadrado feliz, por lo que ahora bailaré una cumbia, un tango, una salsa, una bachata o quiza me rayaré con un rock sudamericano y paciente seré”, sería el poema del policìa latinoamericano. El poema del policia rumano, en cambio, diría: ”Dejaré que arda el tráfico en Bucarest y bailaré un manele gipsy king, quizá Nat King Cole, porque nuestro jefazo maneja todo el flow, pero si quiero zíngaros, con cigarros los seguiré y luego con América soñaré”. Pero volvamos a la prosa.

Según el informe del Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU, publicado en noviembre 2017, la policía rumana, junto a la búlgara, es la más corrupta de la Unión Europea. Y claro, las protestas de los jóvenes rumanos son por eso mismo como instalaciones artísticas, como ha descrito con ironía la profesora de Ética en el Departamentul de Relații Internaționale și Integrare Europeană, Alice Iancu, de la National University of Political Studies and Public Administration de Bucarest. Es muy posible que los servicios de inteligencia tengan todo controlado, incluidas las protestas. Lo real y cierto es que Kovesi, al ser preguntada por el periodista Stephen Sackur del programa BBC HardTalk si el fin justificaba los medios, le dio muchas vueltas al asunto para responder que solo siguió la ley. Entre otras cosas, Sackur dijo que si usa los metodos que usó en Rumania como Procuradora, ahora de la Union Europea, haría a mucha gente infeliz. A lo que la abogada constestó que todo lo que hizo fue de acuerdo a la legislacion interna y verificado por la corte, y que respetó el codigo procesal penal y la constitución, ya que siempre respetó la ley, el unico principio en consideración para defender sus propios derechos violentados, por lo que tuvo que recurrir a la Corte Europea de Derechos humanos. Fue con toda esa poesía que Koveci evitó contestar la pregunta sobre la creacion de una ”justicia paralela estatal”, durante su gestion en Rumania. Por su lado, el entrevistador pasó a la siguiente pregunta, no sin antes hacer un sonido de decepción. Lo que sí confirmó Kovesi es que usó información que le proveyó el servicio secreto. De todas formas, para muchos ha limpiado al país de algunos políticos corruptos.

La terraza

Cluj Napoca es un lindo lugar, incluso en medio de la pandemia. Ioana Vintilă, la joven poetisa, ha pedido un vino tinto. “¿Cómo se dice en español?”, me pregunta, pues habla un poco de castellano, después de haber bebido su último sorbo de capuccino en medio de la terraza del centro viejo o casco monumental de Cluj Napoca. En el tren habíamos pensado en la entrevista que le hicieron a la procuradora anticorrupción, y antes de bajar en Cluj Napoca, pienso en si serán ciertas las acusaciones de plagio sobre la tesis doctoral de Kovesi, que dicho sea de paso, también es de Sibiu, nacida bajo el nombre de Laura Codruta Lascu, antes de su matrimonio con Eduard Kovesi. Pienso comentárselo a Iona Vintila, pero me corta y habla de la literatura latinoamericana. Pensamos en Bolaño, recordamos Nocturno de Chile, nosotros con nuestra cerveza nacional rumana “Ursus” (Oso) en la mano, la poetisa con su copa de cristal y su líquido rojo. Vemos su cabello rojizo, sus labios color sangre muerta que combinan bien con su vino y su blusa negra; nos comenta sobre su trabajo en una revista científica de biotecnología y, de nuevo, pensamos en Nocturno de Chile, donde los poetas se reúnen en la casa de una mujer mientras, en el sótano, se torturan personas.

Laura Kovesi

También nos sentimos falsos, porque hay mejores cosas que hacer que hablar de poesía, de Bolaño y de política; también deseamos que, dada su juventud, esta promesa llegue a buen puerto, y creemos que en ella pervive la continuación del Eminescu, poeta y figura. Ioana Vintilă piensa que la lucha contra la corrupcion y la injusticia tiene simpre tintes  poéticos, pero dice conocer poco o nada de la  política anticorrupcion de la Kovesi, solo se sintio feliz de verla como Procuradora anticorrupción de la Unión Europea. En eso está muy divorciada con Eminescu, al que sí le interesaba mucho la politica de su país en su tiempo. Ahí Eminescu se queda solitario. Como si en tiempos contemporáneos, Eminescu se hubiera reencarnado y dividido entre Kovesi y Vintilă. Luego hablamos de Sibiu y sus montañas, y ella nos pregunta por Machupicchu. Después se nos viene un rumor sudamericano, pero lo bueno es que la poetisa conoce de montañas y es muy pero muy empática. Se nos viene a la mente su poema “El árbol de plástico”: “Quiero que esta enfermedad sea un niño indio o nepalés”. 

Los rumanos actuales hablan el rumano que inventó Eminescu en un Estado rumano ya unido y por el que él mismo luchó. Es muy posible que, al olvidar esa parte, y solo reconocerle como poeta, también se le está matando un poco. Quizá el poeta peruano Luis Hernández Camarero, muerto en Buenos Aires, tenga razón cuando dice que los laureles se emplean solamente para los poetas y en  los tallarines////PACO

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