Por Belén Russomanno
1. – Una gorra verde y blanca que dice “Te amo” en marcador vuela por el aire en el Festival Coatzacoalcos de Veracruz, México, rebota contra la zunga multicolor de un joven reggaetonero y aterriza a sus pies. El hombre, híperdelgado hoja-de-papel-like, menea hasta el piso, recoge la gorra, se reincorpora, alza los brazos y recibe la ovación del público. Los brackets sobre sus dientes dibujan estrellitas y él se siente lo máximo.
2. – Aldo de Nigris, jugador del equipo mexicano del que es fan el señor Barriga, Monterrey, festeja un gol con un bamboleo desarticulado de caderas. Lo sigue el sub-20 chileno y Francisco Román Alarcón Suárez (Isco), del Málaga.
3. – En un boliche de Argentina, un grupo de adolescentes se pone en fila y apunta su pelvis hacia abajo al son de un ritmo repetitivo cantado por alguien que se hace llamar “el caballo de Atila”.
Las tres escenas son repercusiones del no tan nuevo viral que circula en Internet: “El estilo de Peter, la Anguila”, un minuto veinte de playa, chuchis calientes y close ups de un pito que amenaza con chocar contra tu frente, comandados por Peter, el muchacho del momento. El video superó los ocho millones de visitas y es comentado en toda Latinoamérica, más para burlarse de la delgadez extrema y elevada autoestima del chico que por otra cosa (en varios videos posteriores se lo ve asegurando que las nenas caen rendidas frente a su sex appeal). De todas maneras, es casi imposible calcular la verdadera dimensión del fenómeno, ya que el número de visitas está repartido entre varias réplicas de sus videos en Youtube.
Una duda paralela a la cantidad de reproducciones que suma la canción en las redes sociales tiene que ver con su cuerpo, su forma de hablar y la manera en que reacciona a, básicamente, cualquier estímulo: ¿es un personaje? ¿Es el resultado de alguna irregularidad en su alimentación? ¿O es nada más que un imbécil nacido al calor de… otros imbéciles?
Los creadores de la Anguila son dos primos veinteañeros y cubanos, radicados en Miami: Alejandro González y Maikel Rodríguez, alias Los Pichy Boys. Comenzaron a subir doblajes en joda de películas norteamericanas en 2008 y, por alguna extraña razón, la pegaron. Crearon una productora, Pichy Films, y se convirtieron en socios de iSpeakmiami, una marca de merchandising que intenta introducir en el mercado de South Florida remeras y otros objetos con frases que salen de sus videos humorísticos. La sección que la CNN tiene para temas empresariales en su página web ya les dedicó una nota, destacando su doble rol de inmigrantes y emprendedores. Entonces, ¿giles o genios?
Los Pichy Boys post-Anguila recibieron la atención de Sony Music, con quien firmaron un contrato para difundir su música y grabar varios singles más. Marzo trajo el último día de grabación de algún producto que verá la luz pronto. Salieron de gira por muchos países de L.A. y se presentaron, también, en España. De hecho, anunciaron que vendrán a la Argentina (¡ay!) en marzo. Sin embargo, abril llegó sin ninguna confirmación.
Como para no cortar la racha y seguir aprovechando a su gallina de los huevos de oro, los Pichy Boys crearon más videos con la Anguila como protagonista, pero no tuvieron tanto pase de boca en boca como el original, probablemente porque la Anguila está destinada a engrosar las filas de filmaciones perecederas en la mente de los youtuberos. El Harlem Shake, el milking (por más simpático que nos caiga) o el panda que estornuda están a la misma altura. Ya tu sabes, ya todos saben.///PACO