Ramiro Smith Estrada nació en Mar del Plata, vive y trabaja en Buenos Aires, y es egresado de la carrera de Artes Visuales en la Universidad del Museo Argentino. Se especializo en grabado, ha expuesto en diferentes espacios de arte en la ciudad tanto de forma colectiva como individual. En el 2010 fue seleccionado en el Salón Nacional de Grabado. Hoy expone en distintos lugares su colección de pinturas Lazy.

RSE-Sin título- acrilico sobre tela-100 x 100 cm- 2013

¿Cómo surge el titulo Lazy para la muestra?

La serie empezó en el 2010 para la Galería Mundo Nuestro en el marco de una convocatoria sobre grabado que se hace anualmente, la invitación llegó a partir de una muestra anterior en el salón nacional. Venía con pocas ideas y empecé a dibujar mirando hacia abajo, buscando objetos, hasta que finalmente me encontré retratándome a mí en la situaciones en las que me encontraba, por lo general, son situaciones de ocio, llegar a casa después de laburar, después de comer, mirando TV, una vez que logre retratar esa situación, empecé a agregar objetos ya pensando en la obra. Objetos por ahí que no estaban en la escena pero que metí para darle mas significado a la obra. De ahí nace Lazy, que significa «vago» o «perezoso». La puse en inglés porque me gustaba como sonaba, leo en inglés y es una lengua que utilizo mucho.

RSE (3)-Sin título- acrilico sobre tela-100 x 100 cm- 2013

¿Cuánto tuyo hay en el concepto de la muestra? ¿Y cuál es tu reflexión al respecto de esta relación autor-obra?

A medida que empecé a agregar objetos en las obras había una premeditación de qué quería decir y qué no, de a poco fui siendo más consciente de qué estaba haciendo un autorretrato o me estaba representando. Es verdad que hay ciertos objetos que son más funcionales a la obra pero la realidad es que fue siendo gradual, no pensé desde el inicio que estaba trabajando autorretratos.

RSE (2)-Sin título- acrilico sobre tela-100 x 100 cm- 2013

¿Cuanto de este personaje de la obra es tuyo?

Eso es muy difícil descifrar. Vos podes parar a alguien en la calle y preguntarle ¿cuánto de lo que tenés puesto es de verdad vos y cuánto no? Todos tenemos una cuota de personaje con la que convivimos día a día. En la obra pasa lo mismo, podés darte el lujo de representarte de alguna forma o no, también puede ser visto como banalidad mía o egocentrismo, no lo sé. Hay mucho del yo y el consumo de las marcas.

RSE (2) -Sin título- acrilico sobre tela-120 x 100 cm- 2013

¿El arte como producto de consumo?

Totalmente, no se puede negar que desde que los cuadros tienen un precio entran en una la lógica de valor de cambio, pero eso ya es una idea vieja. Respecto a mi obra no lo sé, no hice ese gancho, pero ahora que lo decís sé. Que los cuadros se consuman, por supuesto (risa).

La obra trabaja mucho con los detalles que aparecen en los cuadros. 

Las marcas aparecen porque vengo del grabado, del uso de la palabra, me gusta el texto en la imagen, los cigarrillos Marlboro, los triángulos rojos con letras negras me atraen mucho. Es un ejemplo de lo que estábamos hablando. Yo no fumo Marlboro pero la presentación me pareció mucho más funcional, ahí sí me tire más a lo general, Marloboro es una marca que existe en todo el mundo, es más icónico. Ahí sí fueron decisiones que ya no buscaban retratarme si no que tienen más que ver con el resto de la gente.

RSE -Sin título- acrilico sobre tela-120 x 100 cm- 2013

¿Cómo fue la selección de los libros (Bukowski, Kennedy Toole, Murakami) y cuál es la relación con este tipo de literatura con la obra?

Me gusta mucho leer, compro muchos libros y estos autores son los que más leo en este momento, con algunos, como con La conjura de los necios, tengo mucha relación. El libro que aparece es una de las ediciones en ingles que tengo en casa. Algunos libros los estaba leyendo en el momento y otros no, como el resto de los objetos. El de Ryu Murakami sí lo estaba leyendo en ese momento y me parecía que tenía que aparecer, porque funcionaba también desde lo formal como objeto, los colores que tenía el libro. El libro de Bukowski está por que necesitaba una diagonal que sostuviera el personaje, tirado a la derecha, que cubriera el vacío. Pero también hay un guiño o a lo mejor una burla a todo lo que hoy se convirtió en la literatura hipster, la idea de la lectura maldita o de los autores incómodos.

Eduardo Stupía presenta los textos que acompañan tu obra, ¿cómo fue esta relación?

A Stupia lo conocí por el laburo, fui a su taller a ver su obra, entablamos buena relación, le comenté de la obra en la que estaba trabajando, le dije que me interesaba su opinión sobre todo en lo compositivo y accedió. Sobre el texto, la verdad que no me animaba a pedírselo directamente por respeto a su trayectoria. Pero medio que lo intuyo y se ofreció a darme una mano con eso, intercambiamos algunos mails respecto a los libros, charlamos algunas cuestiones técnicas y en base a eso armo el texto.

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¿Y tu experiencia en el Salón Nacional Palais de Glace?

Es cierto que me genera mucho curriculum, pero a mí me interesa mucho más este tipo de expansión en galerías, siento un alcance más cercano. Creo que es algo sumamente circunstancial, al Salón Nacional mando hace cinco años, entré dos veces, en los últimos tres años mandé el mismo tipo de obra y me la rechazaron dos veces, este año me la aceptaron, no sé cuál es el criterio. Pero sin duda que suma por que todo suma.///PACO