Desde que asumió el nuevo gobierno, los argentinos dejamos de nombrar a los fondos buitres y empezamos a hablar de ‘la pelea con los holdouts’. Hace muchos años que el juez Griesa pedía que cambiáramos el tono. En el camino perdimos varios rounds de una pelea difícil, contra un rival que siempre jugó sucio. El momento más humillante fue cuando nos embargaron la Fragata Libertad, uno de los tantos bienes del Estado que tuvimos que recuperar luchando. No tuvieron escrúpulos. Ni siquiera cuando embargaron la casa de nuestro prócer, San Martín, en Francia. Ellos fueron por todo y nosotros también.

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Desde que asumió el nuevo gobierno, los argentinos dejamos de nombrar a los fondos buitres y empezamos a hablar de ‘la pelea con los holdouts’.

El gobierno anterior intentó ganarle la pelea a los fondos buitres pero no supo cómo. Eso sí, no tuvo miedo de enfrentarlos. No quiso que el 7,6% se llevará un cuarto de lo que le dimos al 92,4% (los que se dieron por vencidos en 2005 y 2010). A esta altura, no tiene sentido buscar un culpable. Sería injusto echarle la culpa a Alfonso de Prat-Gay por no haber logrado venderle, allá por el 2005, una mejor propuesta a Néstor Kirchner. No tiene sentido decir que el culpable fue Hernán Lorenzino en el 2012, por festejar un fallo tuiteando, “Buitres, no pasarán”, sin prever que sus dichos llegarían a oídos del juez Griesa. El culpable de turno es Axel Kiciloff, por ser bandera de la intransigencia y por haber dado pelea.

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Con el apoyo de 136 países, Argentina se convirtió en un referente mundial de reestructuración de deuda soberana.

Lo cierto es que el gobierno anterior tenía un plan B. Creía que era posible pagar menos de lo que estamos ofreciendo y dio un golpe certero llevando el caso argentino a las Naciones Unidas. Con el apoyo de 136 países, Argentina se convirtió en un referente mundial de reestructuración de deuda soberana. Kiciloff le explicó al mundo que el destino de un país no puede depender de lo que decide un juez extranjero y le dieron la razón. No sirvió para ganar por knockout pero ojalá, gracias a Argentina, ningún país tenga que volver a enfrentarse con un contrincante dispuesto a hipotecar el futuro de los que menos tienen. Si seguimos dejando que el tiempo pase vamos a salir muy golpeados. Senadores y diputados de distintas agrupaciones están intentando llegar a un acuerdo para derogar las leyes que nos permitan colgar los guantes.

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Néstor Kirchner lo dijo más claro que nadie, “con los buitres no se negocia”.

A cambio se les promete inversión extranjera, deuda barata y la infraestructura que cada provincia necesita para volver a crecer. Nos comprometimos a pagar lo que debemos en efectivo y vamos a emitir deuda para garantizarle un futuro mejor a nuestros nietos, que en definitiva son los que van a tener que pagarla. Néstor Kirchner lo dijo más claro que nadie, “con los buitres no se negocia”. Pero no porque no quisimos sino porque no nos dieron la oportunidad. Marcos Peña lo confirmó cuando dijo, “no tenemos un plan B”. Tenemos que bajarnos del ring pero eso no significa perder. Aprendimos a los golpes que aunque nos peguen cada vez más fuerte, Argentina tiene que seguir avanzando. De todos modos, el fin de la pelea con los fondos buitres no puede cambiar nuestra relación con el mundo de un día para el otro. Aprovechemos esta pelea para pedir ayuda a los gritos/////////PACO