Por Juan Terranova
Natalia Litvinova nació en Gómel, Bielorrusia. Traduce poetas rusos y escribe su poesía en español. Vive en Buenos Aires desde 1996. Un verso suyo dice «Cada lobo suelto mío/ por cada lobo suelto tuyo».
¿Qué recuerdos tenés de Gómel y de Bielorrusia?
Muchos y constantes. Recuerdo con claridad los bosques densos. Recuerdo los ríos congelados, me gustaba jugar y deslizarme sobre ellos. El aspecto gris de la arquitectura soviética me parecía algo bello. Predominan los recuerdos de la naturaleza, el huerto de la abuela, comer los frutos mal lavados, andar descalza, el tiempo medido por el cantar del gallo, los pocos amigos, los borrachos buenos, el miedo a la música funeraria típica de los rituales para los muertos, las serpientes.
Gómel queda muy cerca de Chernobyl, la central nuclear que sufrió una falla en 1986, el mismo año en que naciste. ¿Escribiste alguna vez sobre eso?
Estoy escribiendo algo ahora, de a poco. Tengo un par de poemas que tocan este tema, están en mi último poemario que aún no salió. Pero es un tema que no me abandona, hasta cuando no escribo sobre él, se escribe sin que me dé cuenta.
¿Cuáles son tus primeros recuerdos de Buenos Aires?
Las palmeras. Las grandes avenidas. Los hombres de pelo largo. Mi constante sentimiento de vergüenza, de ajenidad.
¿Qué idioma te parece mejor para hablar o escribir sobre el amor? ¿El ruso o el castellano?
Cuando leo las grandes novelas rusas en su idioma original, los arabescos del idioma ruso que avivan ése fuego, me parece algo inigualable. Sin embargo, en mi caso, no he podido escribir sobre el amor en ruso. Siempre que quiero escribir sobre el amor lo hago en castellano.
¿Soñás en ruso?
No sé en qué idioma sueño. Cuando despierto y analizo el sueño, ahí aplico el idioma. Cuando aun no sabía hablar español, ya estando en Argentina, analizaba mis sueños en ruso. Sí recuerdo muchos sueños en los que me sorprendía hablado en un idioma inexistente.
¿En qué idioma insultás?
En ambos.///PACO