«Una de las cosas más simbólicas que hicimos fue poner animales en los billetes. Con seres vivos dejamos la muerte atrás»

Marco Peña, Jefe de Gabinete de la República Argentina.


Londres, octubre de 2017. El nacionalismo al palo, el Palacio de Buckinham es el punto de encuentro diario de miles de turistas que disfrutan sacándose selfies con la tradición británica. Disfrutan del cambio de guardia e imaginan a la Reina Isabel saludando al pueblo. Nadie discute el rol de la Corona, su historia es fundamental para el presente y el futuro del Reino Unido.

¿Qué habrá querido decir Marcos Peña con dejar la muerte atrás? ¿De qué muertos estará hablando? ¿De Mitre, Belgrano, Rosas, Sarmiento, Roca, Eva Duarte? Prócer: Del latín procer, prócer es un adjetivo que permite señalar lo elevado, alto o eminente. Como sustantivo, un prócer es una persona distinguida, valerosa y de alta dignidad que contribuyó al engrandecimiento o a la liberación de su comunidad.

«I have nothing to offer but blood, toil, tears and sweat» («No tengo nada más que ofrecer que sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas»), decía Winston Churchill ante la Casa de los Comunes, un 13 de mayo de 1940. Actualmente el ex primer ministro británico está presente en los billetes de 5 libras (o «pounds», como prefieran). ¿Qué pensaría Churchill si reemplazaran su cara por la de un guanaco? ¿Alguien puede imaginar a un guanaco, por su sola condición de ser vivo, defendiendo a un país de invasiones extranjeras?

¿Alguien puede imaginar a un guanaco, por su sola condición de ser vivo, defendiendo a un país de invasiones extranjeras?

¿Qué imaginarán los liberales argentinos por el nacionalismo? Nación: Conjunto de personas de un mismo origen étnico que comparten vínculos históricos, culturales, religiosos, etc, tienen conciencia de pertenecer a un mismo pueblo o comunidad, y generalmente hablan el mismo idioma y comparten un territorio. Alguien puede avisar de la importancia de la palabra «Nación» para la constitución de la identidad de un Estado, alguien por favor puede pensar en los niños, diría la Señora Alegría en la piel de un docente de Historia.

«… Sobre todo, tiene para mí el general Rosas que ha sabido defender con toda energía y en toda ocasión el pabellón nacional. Por esto, después del combate de Obligado, tentado estuve de mandarle la espada con que contribuí a defender la independencia americana, por aquel acto de entereza, en el cual, con cuatro cañones, hizo conocer a la escuadra anglofrancesa, que pocos o muchos, sin contar los elementos, los argentinos saben siempre defender su independencia.», José de San Martín, sobre la defensa de la soberanía en la batalla de la Vuelta de Obligado.

Borrar a los próceres de los billetes es intentar colocar a la economía en un presente continuo, como si no fuera una construcción histórica

Borrar a los próceres de los billetes es intentar colocar a la economía en un presente continuo, como si no fuera una construcción histórica; se niega el valor de la obra de estadistas de la política argentina. ¿Qué intenta el gobierno actual con este juego? ¿No está profundizando de esta manera una idea de facciones, los apaciguadores del futuro contra los violentos del pasado? Muchos países ponen animales en los billetes a partir de las diferencias que generaron sus líderes en la historia, pero vale preguntarse con honestidad intelectual: ¿Quién pone en duda el rol de los independentistas o de la Generación del 80 que están en los billetes?

La «nación» revisada

Quién pone en duda que muchas tradiciones son inventadas por élites nacionales para justificar la existencia de los Estados modernos tal cual lo conocemos, ya lo dijo Lisa Simpson ante Fedo Felgues, responsable del museo dedicado a Jeremías Springfield, quien le preguntó por qué no reveló el falso mito del fundador de la Ciudad.

«Porque el mito de Jeremías tiene valor, promueve los mejores sentimientos del pueblo. Quién lo haya dicho: «Un noble espíritu agrandece al hombre más pequeño»».

Eric Hobsbawm plantea que «el sentido moderno de la palabra («nación»), en principio, nos remonta no más allá del siglo XVII, con algunas excepciones precisas», por lo que es cierto que la idea de Estado-Nación es una entidad social ligada a cierto tipo de Estado territorial moderno.

«We shall defend our Island, whatever the cost may be, we shall fight on the beaches, we shall fight on the landing grounds, we shall fight in the fields and in the streets, we shall fight in the hills; we shall never surrender» («Defenderemos nuestra Isla, sea cual sea el costo, lucharemos en las playas, lucharemos en pistas de aterrizaje, lucharemos en los campos y en las calles, lucharemos en las colinas; nunca nos rendiremos).

El fetichismo de los próceres

A diferencia de las monedas de oro y plata, cuyo valor es el metal, los billetes no dejan de ser simplemente papel. Sin embargo, 9 de cada 10 personas ante un billete no ven celulosa, sino su valor simbólico.

-¿Qué ves?
-100 pesos.
-No, qué ves.
-…

«El carácter misterioso de la mercancía estriba, por tanto, pura y simplemente, en que proyecta ante los hombres el carácter social del trabajo de éstos como si fuese un carácter material de los propios productos de su trabajo, un don natural social de estos objetos y como si, por tanto, la relación social que media entre los productores y el trabajo colectivo de la sociedad fuese una relación social establecida entre los mismos objetos, al margen de sus productores.», El Capital, Karl Marx.

Sangre, esfuerzo, sudor y United Fruit Company

Si en Argentina algo significó sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas fue la constitución de Estado Nación moderno (que llegó muchísimos años después de la Revolución de la Mayo). En «Naciones y nacionalismo desde 1780» Hobsbawm plantea que «el nacionalismo antecede a las naciones. Las naciones no construyen estados y nacionalismos, sino que ocurre al revés (…) Las naciones existen no sólo en función de determinada clase de estado territorial o de la aspiración a crearlo, sino también en el contexto de determinada etapa del desarrollo tecnológico y económico».

El carácter misterioso de la mercancía estriba, por tanto, pura y simplemente, en que proyecta ante los hombres el carácter social del trabajo de éstos.

Economistas liberales clásicos del siglo XIX, críticos en un inicio de la implicancia de la palabra «nación» en la economía, tuvieron que aceptar que la existencia de Estados con un monopolio de la moneda y con finanzas públicas y, por consiguiente, normas y actividades fiscales era un hecho. Incluso hasta los economistas liberales extremistas supieron aceptar que «la división de la humanidad en naciones autónomas es esencialmente económica», y que el estado-nación garantizaba los contratos y la propiedad privada.

¿Por qué el desprecio por el nacionalismo? ¿Qué es este neo-orgullo de la deshistorización del país? ¿Realmente confunden pasado reciente con la creación de la Argentina? ¿Entenderán que el poder de la historia de un Estado es parte de su fortaleza económica? ¿Qué significa «dejamos la muerte atrás»? ¿La decisión de cambiar a los próceres de la República Argentina por animales autóctonos de los billetes no parece una idea de un gerente de márketing de la United Fruit Company? Preguntas, sólo preguntas. Mientras tanto existe Netflix, miramos The Crown y pagamos con tarjeta de crédito////PACO