Federico Rodríguez nació en Río Grande, provincia de Tierra del Fuego, en 1979. Es escritor, editor, guionista y docente, actividades que sostiene con una fuerza creativa y una vocación de trabajo colectivo admirables. Estudió Letras en la Universidad Nacional de La Plata y cuando regresó a su ciudad, comenzó una carrera como narrador explorando y utilizando todas las plataformas y soportes posibles. Junto con Germán Pasti y Omar Hirsig es autor del libro El origen del viento: relatos y aventuras gráficas sobre la Tierra del Fuego, que tuvo una primera edición en la Editora Cultural de Tierra del Fuego en el 2014 y una segunda edición en el sello Viento de Hojas dos años después. Hoy El origen del viento puede descargarse como ebook y de forma gratuita del sitio de Editora Cultural de Tierra del Fuego. Junto con Hirsig, desde el 2015 hasta el 2017, dirigió la Revista Caleuche, publicando seis números por los que pasaron más de cuarenta artistas patagónicos de ambos lados de la cordillera. Desde el 2016 dirige la colección de poesía Confines para Viento de Hojas y es habitual colaborador de la sección de cultura del portal de noticias elrompehielos.com.ar. Actualmente, junto a Esteban Rodríguez y Mingo Gutiérrez, trabaja como escritor e investigador en el proyecto La noche que sonó la alarma.
¿Cuáles fueron tus primeras lecturas?
Mis primeras lecturas están relacionadas con la aventura y el terror. El primer libro que me voló la cabeza fue 1984 de Orwell. Después vinieron Poe, Quiroga, Lovecraft, Jack London, Stevenson, Roberto Arlt, Borges. Conforme fui creciendo me fui dando cuenta que acá, en Tierra del Fuego, teníamos un escenario ideal para ese tipo de cuentos de terror y aventuras. Lo que hacía Quiroga en Misiones o Jack London en Alaska, nosotros lo podíamos contar acá con el paisaje y los personajes fueguinos. Y eso no había. Habían muchos libros de historia, mucha poesía, pero narrativa no había, historieta había poco.
¿Qué recordás de tu paso como estudiante de la Universidad de La Plata?
Fue muy divertido, inspirador y descubrí muchas lecturas. Pero por ahí no tiene mucho que ver con el trabajo de escritor, con el trabajo de publicar, de producir. Es otro mundo el académico. Eso es lo que se puede contar. Lo otro es top secret.
¿Cuáles son las ventajas y las desventajas de ser un escritor fueguino?
Tenemos una historia muy reciente, tenemos el genocidio de los pueblos originarios, tenemos las matanzas de los obreros en Santa Cruz, tenemos una historia reciente muy violenta. Muchos cambios en poco tiempo… Y después está el clima. Las historias que se cuentan acá siempre hablan del clima, del viento, de lo dura que es la vida en este clima. Y eso es un material narrativo interesante. En nuestro primer libro, El origen del viento, fuimos tomando un poco cada una de esas cosas. Hicimos ficciones sobre la cárcel de Ushuaia, sobre la vida en las estancias, historias de naufragios y marineros, historias de cabarets y de fantasmas. Reescribimos en plan de ficción muchas de las historias que circulaban en Tierra del Fuego. Al fin del mundo venía gente de todos lados y de todas condiciones. Alguna vez escuché que acá se limpiaban las culpas y que, en Tierra del Fuego, no importaba qué habías sido antes. Esas son todas ventajas. ¿Desventajas? Estamos en una isla. Cuando se corta el avión, o el barco, o la fibra óptica, ahí sentís que estás en una isla, sentís el aislamiento. Pero no estamos nunca solos. Hay mucho público, hay turismo, vender mucho acá no equivale a vender mucho en Buenos Aires, pero fue cambiando eso. Quizás al comienzo, cuando empezamos a publicar acá, sacamos nuestro primer libro, en el 2013, 2014, sentíamos que estábamos lejos, pero ahora tengo mis dudas. Acá hay muchos lectores interesados en lo regional. Y a la vez Tierra del fuego tiene un magnetismo para las gentes de otros lados que es muy interesante. Así que veo pocas desventajas. Más allá de la obvia que es la distancia.
En tu obra como también en tus proyectos editoriales, y en la revista que dirigiste, la Revista Caleuche, se ve con claridad la presencia del género, ¿por qué?
Es un juego. Siempre decimos que nos gusta el terror y lo oscuro. Pero es un juego y es un lugar cómodo. En El origen del viento había mucho de terror y aventuras, en el segundo libro, Leyendas de Tierra del fuego, trabajamos la mitología de los selknam y los yamana, esos dos los hice con Germán Pasti y Omar Hirsig que son dos dibujantes e ilustradores excelentes, y ahí nos corrimos un poco, pero esas mitologías, las historias que cuentan esos pueblos, incluyen terror y aventuras. Después hicimos el Bestiario de América de Jorge Bernard, y ahí sí jugamos con leyendas urbanas y mitología aborigen. Pero también trabajé como guionista y documentalista en otros temas. Por ejemplo, trabajé como guionista de Los sueños del gobernador Campos y ahí contamos la historia de Ernesto Manuel Campos que fue tres veces gobernador de la isla e hizo muchísimo por los fueguinos. En El destino de Elena también trabajé como guionista y contamos la historia de Doña Elena Rubio de Mingorance que fue una política de Río Grande, una mujer que presidió la comisión constituyente, y ahí un poco hablamos de lo que fue la conversión en provincia. Hay que recordar que Tierra del fuego fue el último territorio nacional en convertirse en provincia, recién en 1991. Esos dos documentales los hicimos con la productora El Rompehielos. En Tierra del fuego corren intereses de todo el mundo, y acá a pocos kilómetros está Malvinas, que es una parte de nuestro país tomada por los ingleses. A mil kilómetros está la Antártida, que es una tierra en disputa. Y había muchos intereses extranjeros que no querían que esto fuera provincia. Y esos trabajos están más cerca de la historia o el periodismo. Ahora estoy trabajando con una productora que se llama Uaia, con la que hacemos docuficciones sobre mitologías aborígenes. Y tenemos varios proyectos sobre la historia de Tierra del fuego… Pero lo otro, el trabajo con el género, nos sigue interesando. El último libro que hicimos convertimos a un cura salesiano y gaucho en el primer superhéroe patagónico del mundo, y él anda por la provincia exorcizando y luchando contra demonios. Tenemos una línea marcada con el terror, el suspenso y la aventura, pero me estoy yendo a otros lados, buscando en la historia y relacionándome con la identidad fueguina desde ahí. Y ahí le hablamos a un público más amplio, creo. El alcance de los trabajos audiovisuales es más grande que el de los libros. Aunque con los libros nos fue bien también.
Me contaron que estás trabajando en un proyecto sobre la guerra de Malvinas y cómo fue vivida desde Rio Grande. ¿De qué se trata?
Se llama La noche que sonó la alarma, estamos trabajando con Mingo Gutiérrez, que es un historiador y periodista de acá, de Rio Grande, muy conocido, de mucha trayectoria, y que tiene muchos libros publicados, y él tiene un archivo de más de cuatro mil horas de entrevistas a distintos actores provinciales, fueguinos, políticos, bueno, todo tipo de personajes, y tiene un archivo fotográfico increíble, y bueno junto con Esteban Rodríguez, nos juntamos y charlamos y salió esto que es un poco… La idea del libro es en base a entrevistas a gente que vivió el conflicto bélico de Rio Grande tratar de reconstruir esos días. Se dice que tanto Gallegos como Rio Grande eran las posibles zonas a ser bombardeadas por los ingleses porque eran zona de despegue de aviones. Así que entrevistamos desde una maestra hasta el intendente en ese momento, todo población civil, y tratar de reconstruir esos días. El título hace referencia a una serie de alarmas que existieron, que eran para simulacros, se oscurecían todas las luces, había toque de queda, había miedo al desembarco… Y había una alarma que no era para simulacro. Y al parecer una noche sonó avisando del bombardeo británico.
¿Cuáles sentís que son tus desafíos más importantes como escritor de Rio Grande? ¿Y como editor?
En este momento estamos trabajando mucho con el pasado, con la historia y todo lo que fue la construcción del Tierra del Fuego. Siento que esa es la tarea. Estamos a pasos del centenario y creo que es un laburo lindo que tenemos que encarar los escritores del Rio Grande. En lo personal me gustaría empezar a desplazarme un poco. Tengo ya una cantidad de libros, de colaboraciones y trabajos de guion, y me gustaría llevar ese material a librerías de otros lugares. Nuestros libros llegan a Rio Grande, Punta Arenas, Gallegos, Ushuaia, Tolhuin, y vamos nosotros llevando nuestros propios libros. Y nos gustaría que nuestros libros viajen un poco más. Participé del MICA, mercado culturales, en Bariloche, y ahí vimos que lo que hacíamos no tenía que envidiarle nada a nadie. Nos preguntaban “¿ustedes en Tierra del Fuego hacen esto?”. Nuestro desafío es ser más federales, ofrecer nuestras historias a nivel nacional. Para eso nos sirve el ebook y la web, claro. Y ahora también nos estamos animando a hacer podcast.
¿Qué estás leyendo ahora?
Soy docente, así que leo mucho y leo pensando en el aula, y en los adolescentes. Pero al mismo tiempo soy un lector variado. Ahora estoy con La tienda de los suicidas, de Jean Teulé, terminé El juego de Ender, la novela más conocida de Orson Scott Card. Y este verano me enganché con Ross MCDonald y el policial negro y también leí Pubis Angelical de Manuel Puig////PACO
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