Hace casi un año publiqué un artículo especulativo sobre voto electrónico. Aquel tenía un final un poco abrupto con una aclaración: no somos neoluditas que se oponen a cualquier uso de tecnología en el sistema electoral; muy por el contrario, hay varios procesos que pueden beneficiarse de ella. Por ejemplo, la justificación de no haber asistido a votar puede realizarse de forma sencilla mediante una página web. ¿El ejemplo anterior no es suficiente? Eso es porque, en nuestra manía por simplificar y abstraer, el sistema electoral, ante nuestros ojos, se reduce a los pocos minutos de cola antes de emitir el voto e ingresar nuestra voluntad doblada o en un sobre dentro de la urna. No soy la excepción de mi especie, así que hacia allí vamos. ¿Cómo se puede utilizar tecnología durante el día de los comicios sin poner en riesgo las propiedades del voto (universal, libre, secreto y obligatorio) y que a la vez realice un aporte? ¿Y qué puede aportarse? Lo que nos intentan vender para que compremos voto electrónico: velocidad en el conteo. Que los resultados estén disponibles en una hora en lugar de cinco no es algo que se le exija al voto por ley ni es algo que a los ciudadanos nos cambie la vida (como, de seguro, puede hacerlo el resultado de la elección), pero ya que es la zanahoria en la punta del palo con el que luego van fustigarnos, es lo que voy a analizar. En la provincia de Santa Fe se utiliza un sistema de boleta única de papel (el sistema más usado en el mundo). Esta forma de votar resuelve algunos de los problemas del voto mediante boleta sábana (por ejemplo, el robo de boletas y el voto en cadena) y permite una “granularidad” más fina por parte del elector.
Lo que nos intentan vender para que compremos voto electrónico: velocidad en el conteo. Que los resultados estén disponibles en una hora en lugar de cinco.
En las últimas elecciones, se llevó a cabo una prueba piloto en las localidades de Rincón y Roldán con tablets y celulares para solucionar otros dos problemas conocidos. El primer problema es el de la calidad y la precisión de la documentación labrada en las mesas de votación: las actas, el telegrama y los certificados. Para salvar el problema de la legibilidad de los documentos confeccionados a mano, se utilizó una tablet que corre un programa desarrollado por la Secretaría de Tecnologías para la Gestión (STG) de la provincia. El software asiste a la autoridad de mesa para que los documentos generados sean consistentes: pide datos como la cantidad de votantes de la mesa, el número de la primera y última boleta utilizada o la cantidad de boletas anuladas. Ante una inconsistencia, el presidente de mesa es advertido para corregirla. Una vez que la información está cargada y es consistente (por ejemplo, la cantidad de votos ingresados es igual a la cantidad de personas que sufragaron), se cargan los datos de las autoridades de mesa (se puede hacer mediante el escaneo del código de barra del DNI) y se habilita las opciones para imprimir las actas, el telegrama y los comprobantes.
En las últimas elecciones, se llevó a cabo una prueba piloto en las localidades de Rincón y Roldán con tablets y celulares.
Las actas impresas son firmadas y siguen su camino tradicional, una dentro de la urna y otra en la bolsa del correo que se envía para el escrutinio definitivo. El telegrama, el documento utilizado en el recuento provisorio, normalmente se envía por fax. Esta tecnología obsoleta tiene sus inconvenientes. A saber, los retrasos por las retransmisiones y el deterioro de la imagen. Este es el segundo problema que se elimina. En el nuevo esquema, se utiliza un teléfono celular (también con un software desarrollado por la STG) encastrado en un soporte o atril. Desde esta posición fija, puede escanearse el telegrama de cada mesa y transmitirlo mediante canales cifrados al centro de datos donde se realiza el recuento provisorio. Dado que el telegrama tiene un código QR con todos los resultados de su mesa codificados, estos valores pueden guardarse automáticamente en la base de datos en la que se efectúa el conteo y actualizar al instante el recuento provisional de la web que consultan los medios de información y la ciudadanía. (En la experiencia que se describe, una vez recibido el telegrama, se hacía una verificación visual antes de que los datos sean almacenados).
En el nuevo esquema, se utiliza un teléfono celular (también con un software desarrollado por la STG) encastrado en un soporte o atril.
Lo vuelvo a contar con menos tecnicismos: cuando se cierra la votación, el presidente de mesa y los fiscales abren la urna y cuentan en forma manual como siempre, pero en lugar de volcar los resultados a mano en las planillas, lo hacen con una tablet que los ayuda a no equivocarse y produce documentos más fáciles de leer. Una vez que los telegramas de las diferentes mesas están impresos, el subdelegado del local de votación los escanea y los transmite a través de un teléfono celular (en lugar de hacerlo mediante fax). Cuando el centro de conteo recibe los datos, un operador verifica en una pantalla que los valores por guardar coincidan con los que muestra el telegrama y, luego de confirmarlos, quedan disponibles en la web. Ya no es necesario que alguien los cargue a mano. Si la excusa para utilizar voto electrónico y poner en riesgo desde el secreto del voto al resultado de una elección es tener resultados antes para que los medios estén contentos, entonces basta con utilizar boleta única de papel y apostar al desarrollo local de tecnologías como las que se están creando en la provincia de Santa Fe////PACO