La quinta Los Abrojos, en Los Polvorines, donde la familia del expresidente Macri se trasladó al mudarse de la quinta de Olivos, tiene huerta, casita del árbol, canchas de fútbol y paddle, árboles de quinotos… Pero Mauricio, tal vez porque hace frío para estar afuera o tal vez por una pasión desmedida por este juego de cartas, prefiere pasar la cuarentena adentro, jugando a un torneo de bridge online. De cualquier forma, los interiores de la casa no son menos cómodos que digamos. La casa tiene amplios ventanales desde donde se puede apreciar el verde; uno puede sentarse en la mesa de diez comensales, donde Juliana Awada disfruta poniendo unos elaborados arreglos florales de estación que combinan con el piso entablonado y las sillas, de estilo contemporáneo, tapizadas de color beige. 

Vamos al torneo online de bridge. La Copa América de Bridge –posiblemente preparada para quienes están cumpliendo la cuarentena y disfrutan de este deporte sobre el que Bill Gates dijo la frase poco precisa: “Cualquiera que juega bien al bridge va a hacer muchas otras cosas bien”– es organizada por la Asociación de Bridge Argentina (ABA) y MoriSan. La ABA, creada en 1944, es una institución fundada con el objetivo de unir a los aficionados y a los distintos clubes que se dedican a este deporte olímpico. MoriSan –una empresa de turismo, al parecer focalizada en hacer cruceros fuera de lo común para quienes lo vieron todo, pero quieren seguir viajando– auspicia el torneo con el objetivo de vender viajes (parte del atractivo que ofrecen en ellos es jugar a este juego de cartas mientras se navega en un crucero de alta gama) en este momento complicado para todo lo relacionado con el turismo.

Todo esto no nos interesaría ni un poco si el principal líder de la oposición, que esperó a quedar desclasificado de la Copa América para manifestar en redes sociales la “preocupación por los atropellos institucionales”, no hubiera sido parte del torneo que se jugó del 5 al 13 de junio. Para participar, había que inscribirse con un grupo de cuatro integrantes; y el grupo de Mauricio tenía, créase o no, las siglas MM. Puede ser que sea por razones muy distintas, pero lo primero uno se imagina es que son las siglas de la persona que ocupó la quinta de Olivos hasta hace medio año. Cada integrante del equipo debía realizar un pago: 400 pesos para quienes eran socios de la ABA, 600 pesos para quienes no lo eran y 8 dólares para los participantes internacionales. Hay que reconocer que el importe no era algo excluyente; podría ser un precio no muy distinto a lo que saldría en estos tiempos jugar un torneo de truco en un club de barrio. Los ganadores no se llevaban premios monetarios ni trofeos virtuales; únicamente se les daba puntos con los que escalar en el ranking de la Asociación de Bridge.

En algunos medios gráficos importantes, se sugirió que posiblemente Mauricio Macri intentaría participar como representante argentino de las olimpíadas de las postergadas Tokio 2021. Considerando que no se encuentran registros suyos en los rankings de la ABA, ni como jugador histórico ni como jugador de 2019, nos hace dudar de que su pasión por el juego entre en el mundo del deporte olímpico. Él mismo declaró el año pasado su interés en viajar por el mundo jugando a este deporte. Pero en estos torneos, como en el de la Copa América que terminó el 13 de junio y en el que su equipo no llegó ni siquiera a ser finalista, es posible participar como aficionado. Para esta nota, se intentó consultar a la ABA sobre cuántos puntos tendría que tener un jugador de bridge para poder participar en las olimpíadas, si verdaderamente el bridge será un deporte olímpico en Tokio 2021 (aunque el Comité Olímpico Internacional lo reconoció deporte olímpico, en la web oficial de Tokio 2021 no aparece registro de que vaya a formar parte) y otras cuestiones, pero no tuvimos respuesta. De cualquier forma, es poco probable que un deportista amateur, por más ahínco que le ponga al juego y por más dirigente político que sea, escale rankings que le permitan en dos años clasificar en una olimpíada.

Si bien en las reglas del torneo aclaraban que era imprescindible que el capitán del equipo diera un nombre, mail y número telefónico de contacto adonde mandarle el fixture y los resultados de los partidos, no parecía ser tan riguroso con el resto de los integrantes. Teniendo en cuenta que otros jugadores llegaron a cuartos de finales haciéndose llamar simplemente “Jorge”, una persona de tal poder político podría haber llegado a un acuerdo con los organizadores y participar con un seudónimo. No sería descabellado pensar que a los organizadores les alcanzara con que los participantes de los equipos dieran el nickname que usarían en el BBO, la aplicación de bridge online con la que se juega a estos torneos a distancia. 

Parecería que la pasión por este juego ciega a quien dio a conocer frases que hoy en día ya son del habla popular, como “Sorry por el carajo” o “¡¡¡No se inunda más!!!”. Es famosa la historia en la que Franco Macri y su hijo, Mauricio, jugaron por primera vez a este juego de cartas. Franco jugaba siempre con sus amigos, hasta que una tarde Mauricio quiso sentarse a jugar con ellos. Su padre le dijo: “¿Qué haces? Si vos no sabes jugar”, pero los amigos insistieron, dijeron que lo dejara, para ver qué hacía el pibe. Mauricio jugó y ganó. Recién al terminar confesó, con una sonrisa picaresca, que quería sorprenderlo, que había practicado durante un año con un profesor profesional antes de enfrentarlo. Es posible que ahora, a quien siempre disfrutó de hacer cosas que lo conectaran con su progenitor, nada, ni siquiera las pruebas que lo vinculan a una escandalosa causa de espionaje ilegal, lo frene en el momento de pasarse unas horas jugando a ese juego de cartas que jugaba con su padre y sus amigos////PACO

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