El suplemento Las 12 del diario Página/12 sacó una nota titulada «Las crisis son de nosotras, las finanzas son ajenas» en la cual se defiende de manera parcial las no tan novedosas, pero siempre recurrentes, estafas piramidales, en este caso reinventadas bajo la forma de telares y fractales autodenominados de «la abundancia». Ya es interesante desde el principio que las autoras, Veronica Gago y Luci Cavallero, se hagan cargo de una crisis que nadie les atribuyó y afirmen que estas estafas (o al menos fraudes) son parte del intrincado sistema financiero. Para eso, esgrimen cinco argumentos:

1.
Las autoras asocian la política del BCRA de mantener en cero la tasa de crecimiento de la base monetaria hasta fin de año –que en la nota se describe como «secar la plaza»–  a la proliferación de “delicuencia económica”. Si bien esta asociación puede ser lícita hasta cierto punto, más correcto sería asociar dicha «delincuencia» con la recesión generada por la austeridad fiscal establecida por el Poder Ejecutivo y con las tasas contractivas de intereses que paga el BCRA por las LELIQS como instrumento para cumplir con la meta monetaria. Lo que sí es erróneo (y peligroso) es equiparar a los fractales y los telares con las clásicas formas de economía de subsistencia, caracterizada en la nota por los vendedores ambulantes de paltas. En esos casos, lo que es ilegal es la forma de comerciar –en negro–  y no el comercio en sí. Los telares y los fractales, en cambio, son ilegales en sí porque ofrecen un servicio de intermediación financiera no autorizado, sin mencionar que se trata de esquemas Ponzi sin rodeos, es decir, esquemas estructuralmente fraudulentos, sin ningún tipo de generación real de riqueza. 

2.
Si tomamos como cierto que la proliferación entre ciertas mujeres de estos mal denominados “esquemas de circulación de efectivo alternativos” son el resultado de la crisis en la que vivimos, sostener que son alternativas efectivas y legítimas ante la imposibilidad del acceso al crédito por las altísimas tasas solo hace proliferar un discurso que reproduce la vulnerabilidad de estas mujeres.

3.
Empujarlas a formas ilegales e insostenibles de financiamiento es sólo echar más leña al fuego. El hecho de que existan otras formas ilegales e insostenibles de financiamiento no hace que la reproducción de telares y fractales sean menos susceptibles a las justas críticas que en otros medios de comunicación se vienen estableciendo.

4.
Es entendible que genere cierto malestar el término “estafa feminista”, cuando ciertamente no lo es. En realidad, es simplemente una estafa. De todos modos, la verdadera estafa, y una realmente peligrosa, es defender estas estafas como si fueran un medio legítimo de desendeudamiento.

5.
Desde luego, el objetivo final es discutir las políticas de ajuste que ejerce el gobierno de Mauricio Macri y que empobrecen a gran parte de la sociedad, pero en el camino, mientras tanto, no proteger con la información necesaria a los sectores más vulnerables frente a este tipo de prácticas sólo puede derivar en peores condiciones de existencia y endeudamiento. Es decir, más macrismo////PACO