Por Juan Terranova
Wikipedia informa lo justo. “En el calendario romano, los idus de marzo correspondían al decimoquinto día del mes de Martius.” Días de felicidad y buenos augurios, pero no necesariamente de fiesta o celebración, los idus servían para medir el tiempo y ayudaban en el recuerdo de los dioses y el trabajo con las cosnechas. El idus de marzo del año 44 antes de Cristo conspiradores palaciegos liderados por Bruto y Casio asesinaron a Julio César y así la fecha pasó a ser famosa. Plutarco, un historiador que, como los actuales, si nos sabía inventaba, imaginó una escena con un mendigo ascético y vidente. El párrafo, siempre según Wikipedia, dice así: “más extraordinario aún es que un vidente le había advertido del grave peligro que le amenazaba en los idus de marzo, y ese día cuando iba al Senado, Julio César encontró al vidente y riendo le dijo: «Los idus de marzo ya han llegado»; a lo que el vidente contestó compasivamente: «Sí, pero aún no han acabado».”
La escena es tan atractiva como imposible. Con ironía, aquel que nada tiene puede ver lo obvio, el destino desnudo del dueño del mundo. Pero un Julio César yendo al Senado por la calle y cruzándose al vidente como nosotros nos encontramos con un amigo resulta demasiado inverosímil. Shakespeare desplegó la idea del encuentro que anuncia el futuro ominoso y la transformó en metáfora barroca de tempus fugit y, sobre todo, del poder que ignora ser algo perecedero. “Beware the ides of March” le dice a César un “Soothsayer”. Cuando César pregunta quién es ese hombre, Brutus confirma: “A soothsayer bids you beware the ides of March”. (Lisa le cita esa misma frase a Homero cuando una secta masónica lo reconoce como su líder y Mesías.)
En el hemisferio sur, marzo coincide con el principio del otoño y por lo tanto la frase se vuelve todavía más sombría. Marzo para los argentinos es el mes del inicio de las actividades laborales y educativas, el final resignado del verano y las vacaciones. A diferencia del caótico y crepuscular mes de diciembre, marzo da esperanza a cambio de decisiones. Los niños no pueden optar. El colegio les cae como un castigo ineludible después del breve pero todavía cálido febrero. Los adultos enfrentan una año más, una nueva página en blanco que los desafía. Hay algo de policía silencioso y confiado en marzo, de maestra sádica que se relame sin hablar mientras los alumnos izan la bandera patria. “Cuidate a los idus de marzo”, escribió Shakespeare.
George RR Martin, el autor de Game of Thrones, simplificó la advertencia. “Winter is coming” dicen sus personajes recordando que el tiempo no se detiene y, cíclicamente, castiga si te agarra desprevenido. La frase es bella como el hielo, y su realismo ecuménico no deja de ser también una hermosa verdad lírica.///PACO