Rumania


Los ciberpiratas rumanos de Hackerville

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Estaba en el pueblo, lucía de 20 o máximo 27 años. Delgado, ojos rojos, cara muy pálida y de cuando en cuando mostraba un colmillito. No se sabría decir si era una risita o solo una reacción de defensa (de ciberdefensa, para más precisión). Se subió a su auto de alta gama con su bolsa de papel de KFC: hasta el más famoso vampiro cae rendido ante la chatarra. Y claro, cada vez que despierta, Occidente se pone en alerta.

En Rumania se felicitan de ser los nuevos anfitriones del nuevo centro de ciberseguridad de la Unión Europea. Pero, ¿qué hay detrás del tuit publicado por la cuenta “Romania in the EU”, sin duda, bien celebrado por los rumanos? La noticia fue presentada por una página española de temas en tecnología en la que también se lamentaba que una ciudad como León no hubiera sido elegida. Bucarest será el nuevo Centro Europeo de Ciberseguridad, y afirman que esto fue ganado por méritos propios: 15 votos a favor contra los 12 de Bruselas. ¿La razón? Bucarest ha crecido como referencia en ciberseguridad por su “joven y dinámico ecosistema”, según palabras del gobierno rumano. Además, también marca su presencia una importante empresa llamada Bitdefender, fundada en Bucarest en 2001 y con presencia en 200 países, lo cual la ubicó pronto en el top ten de las empresas más poderosas en el rubro.

Respecto a Bitdefender, en el 2018 los bucarestinos presenciaron la construcción en tiempo récord del edificio donde tiene su sede a orillas del río Damvobita, cerquísima de la estación de metro Grozăvești, que visto desde arriba cruza Bucarest como si fuera un cable de fibra óptica. En los comentarios del artículo español se quejan y, sobre todo, van directo a la yugular: ¿un país satélite de la ex Unión Soviética ahora a la vanguardia en ciberseguridad de la Unión Europea?

¿Hackoffenders?

Quizá habría que volver un poco atrás, solo un poco, exactamente entre el 2014 y 2015, al pueblo de Ramnicu Valcea, más conocido por la prensa internacional como Hackerville. Existe una serie del mismo nombre, producida por HBO, que se filmó entre Rumania y Alemania y que, en opinión de los mismos rumanos, no convence a nadie del país. En nuestra opinión, la serie es muy alemanizada y demasiado edulcorada. Lo cierto es que este pueblo ha llamado la atencion del FBI y, en consecuencia, varios reporteros de los Estados Unidos han recalado a ver qué pasa. En efecto, Ramnicu Valcea es un pueblo promedio pobre de Rumania situado en la región de Oltenia. Los de Oltenia no son bien ponderados por sus vecinos cercanos porque se caracterizan por ser campechanos, muy expresivos, cálidos en su hablar y empáticos. Y claro, si se lo proponen, son muy capaces de todo. 

Ramnicu Valcea también es atravezado por un río, el Olt, que corre por un ramal llamado Olăneşti. El Olt, en una parte de su recorrido, forma una especie de laguna, la cual se ve como un gran tumor en medio de las arterias de la ciudad. Ese tumor se podría ver también como una metáfora de la fibra óptica. El provecho de la muy buena calidad de la fibra óptica que posee Rumania y que hace que su internet sea uno de los mas veloces del mundo ya casi no es un secreto para nadie, y sumado a que tiene gente talentosa en el campo de la informática, esto ha producido un fenómeno casi único: Ramnicu Valcea es un lugar habitado por hackers. Ni cortos ni perezosos, los norteamericanos han rebautizado el lugar como Hackervile, ese territorio donde los edificios comunistas pobres y grises se mezclan ahora con autos de lujo, aparcados en súbitos bares modernos. En uno de los reportajes se puede apreciar que los periodistas ingresan a una de las iglesias ortodoxas de la ciudad y el sacerdote aparece con su traje clásico al estilo oriental y su gran cruz ortodoxa cristiana. El reportero le pregunta entonces a Constantin Carstea, el sacerdote, sobre lo que ocurre en la ciudad y éste le dice: ”Constantemente cometemos errores, el fenómeno de la cibercriminalidad empezó aquí, en esta ciudad, una ciudad pintoresca entre las montañas”. Solo en el 2014, los hackers rumanos robaron un billón de dólares.

Más adelante, en el mismo reportaje, podemos escuchar a ”Tinkode”, que hackeó a medio mundo y era el más buscado en Rumania hasta su detención en 2012, aunque sospechosamente fue liberado tres meses después por razones desconocidas. Puedo decir que es altamente posible que tuviera información de todas las chanchadas del servicio de inteligencia rumano, por lo que pudo volver para trabajar en ciberseguridad. El otro es ”Guccifer”, que hackeó el correo electrónico del presidente George W. Bush y su familia, el de Hillary Clinton, el de los Rockefellers, el de Colin Powell y a la Reserva Federal. ”Guccifer” dice que su talento solo viene de la curiosidad. Está también ”Iceman”, otro hacker que vulneró a la NASA y cuyas declaraciones hacen honor a su nickname, pues con toda frialdad dice: ”Sí, hackeé a la NASA, sus emails, su servidor y su seguridad”. No se puede reír más fuerte solo para evitar dañarse. Y hay otro que declara con el rostro cubierto que, ya desde la escuela, había aprendido cómo acceder a los servers del extranjero. Otro hacker dice que la gente es tonta: ”Americanii sunt naive”, los norteamericanos son tontos.

Quizá ”Iceman” resume la actualidad de los hackers rumanos cuando dice que fue un black hacker y ahora es un white hacker, aunque también puede ser gris, y entonces explota su risa dañada otra vez. Esto último lo dice para la television rumana, es decir, en su propia lengua y frente a un reportero local. Le gusta sentirse poderoso y siente mucho orgullo de haber hackeado gobiernos. ”Iceman” agrega, al estilo Nosferatu: ”No sé lo que pueda hacer si alguien me hace renegar”. ”Tinkode” dice muy irónico al reportero extranjero: ”Desde pequeño vi películas americanas y quise saber cómo era hackear”, y luego enumera entre sus víctimas a Google, YouTube, la Armada norteamericana, el Pentágono, Oracle, MySQL y Facebook. ”Guccifer” se queja de sus condiciones carcelarias y de la justicia, tal vez porque no colaboró con las autoridades rumanas.

”Tinkode”, para la televisión rumana y en su lengua natal, suena como un niño y dice que no hizo nada malo: las páginas a las que accedió o hackeó son vulnerables, dice el muchacho de 21 años, como si acabara de romper una maceta o un jarrón del living. En el programa de televisión Rumania te iubesc se muestra de manera jovial cómo hace un hacker para no ser ubicado. Uno de ellos muestra que solo necesita una laptop con una antena que capta señal de internet. La compró por unos 15 euros y no le hace falta más. Para el reportaje se suben a un taxi y desde ahí le enseña al reportero cómo toma señales de internet y luego le muestra la manera de entrar a los programas. Así es como clonan las paginas de eBay u otras de compras online y el dinero les llega a los hackers. Los clientes alemanes, mientras tanto, nunca reciben sus pedidos, ya sean tractores o  camisas.

Aprovechando que son nacionales, los reporteros rumanos indagan en Ramnicu Valcea cómo los hackers se convirtieron en hackers. Uno de ellos responde que no es hacker, porque solo hace unos movimientos simples de clonación y saca un poquito de dinero a los de Occidente (norteamericanos, alemanes o autralianos). La palabra hacker es muy grande, pues un hacker de verdad tiene más habilidades y conocimientos. El reportero tambien puede subirse a las azoteas y apreciar el barrio de Ostroveni, donde se encuentran muchos edificios comunistas, aunque cada ventana es probablemente habitada por un hacker. Sin embargo, se puede decir que la ostentacion delató a los muchachos. Respecto a esto, también es cierto que la mayoria no acudió a la universidad; por el contrario, muchos son chicos que solo necesitaron atención: hijos de la última generación que vivió el comunismo y que crecieron solos o abandonados, ya sea por una vida dífìcil o porque sus padres se fueron a Europa occidental a trabajar. Hay mucha habilidad y curiosidad en estos muchachos, que en el fondo solo parecen necesitar un abrazo, ser queridos.

Desprovistos de cariño, atención y amor en la infancia, en realidad no son distintos a los demás jóvenes de su generaciòn, apenas algo malcriados. Los vi de cerca cuando fumaban en los balcones de los edificios y en las oficinas de las compañias para las que trabajan, aunque es en los balcones cuando se juntan y gestan sus chanchadas. Pero, ¿por qué están a la vanguardia en la ciberseguridad? ¿Por qué son tan hábiles en la cibernética? ¿Por qué esta forma de vengarse?

Papá cibernético

Mientras caminamos por el parque histórico de Cismigiu, en Bucarest, una IT me comenta que se debe a que en las escuelas, antes, había una educación bastante analítica. Los rumanos, me explica, no somos tan inteligentes como parecemos, solo curiosos y hábiles por ese tipo de formación. El pasado septiembre, la Facultad de Informática de la Universidad de Bucarest batió récords: 13 estudiantes para una vacante en la facultad, y eso mismo se replicó en todo el país, donde las facultades de informática tuvieron inscripciones con números históricos. ¿Pero es solo eso?

Quizá todo empieza con Stefan Odobleja, un médico y militar rumano, que laboró en diferentes regiones del país. Su Phicologie Consonantiste Clinica fue publicado en 1938, en París. En ese libro sienta las bases para la teoría cibernética, pero su finalidad, según Odobleja, era ser un índice o diario de psicología. Al gobierno comunista no le interesó este libro de ”naturaleza capitalista”, por lo que Odobleja estuvo bajo vigilancia tras la publicación. Murió en 1978, quizá sin saber que muchos de los temas principales en los que se basa la cibernetica moderna ya los había escrito nueve años antes que Norbert Wiener. El epitafio de la tumba de Odobleja dice: ”El padre de la cibernetica”. ¿Entonces esos jóvenes atentos y curiosos están pagando las consecuencias de un gobierno que los usa? Pero, si es así, ¿por qué al gobierno que nunca le interesaron estas cosas ”capitalistas”, ahora, las celebra?

Los nuevos herederos de Odobleja sueñan con ”tocar la patita de los ángeles”, como dice una frase popular rumana en alusión a percibir un buen salario, es decir, esos 34.000 euros anuales, muy buenos para la economía local. Y si ese heredero emigra a Europa occidental, puede incluso percibir el doble o el triple.

¿Sueña Drácula con ovejas eléctricas?

Se decidió olvidar a esos seres de ojeras violetas, ojos rojos y rostros muy pálidos, y nos fuimos al castillo de Drácula. Menuda manera de evitar a los IT rumanos y olvidarnos de sus chanchadas. O quizá mejor sería decir de las chanchadas del gobierno, que los usa para sus propósitos. De cualquier manera, los muchachos solo quieren un poco de cariño, comida chatarra y una vida occidental, lo cual puede resultar posible mientras el gobierno celebre sus  logros.

Llegamos a Brasov, un lugar muy hermoso, luego tomamos el bus hacia Bran y en 40 minutos estabámos ahí. En el siglo XIII esta zona fue sojuzgada al territorio de Bran Real del condado de Alba Iulia. Por su lado, Segismundo de Alemania, en 1395, ya rey de Alemania y Hungría, utilizó Bran como base estratégica para invadir Rumania. Luego de ello, derrocó al principe Vlad, enemigo de Mircea el Viejo. En 1427 el castillo quedó bajo el dominio de Brasov / Hungria, y en 1920 Brasov lo donó a la reina María de Rumania. En 1948 pasó a la propiedad del Estado rumano y en 1987 se restauró. Quedó en el imaginario popular como el castillo de Drácula.

El castillo de Bran es hermoso. En esas estábamos, comentando la noticia de que Rumania, ahora, era o había sido elegido como Centro Europeo de Ciberseguridad mientras recorríamos el castillo, y claro, nos miramos con sorna. Aunque haya pesado la importancia de Bitdefender en la elección, los rumanos nunca cambiarán. Solo están haciendo lo que un viejo costarricence afincado desde la época del comunismo dice: los rumanos siempre se van con el más grande, con el más poderoso, no son fieles ni a ellos mismos. Nos volvemos a mirar con mi interlocutora y dice: ”Sí, esta vez están con la Unión Europea, pero siempre se irán cuando otro venga y les convenga, nunca dejaran su doble estatus, su gula y sus pretensiones, sin olvidar que están cerca de Rusia y que el partido de los viejos comunistas sigue en el poder jugando a doble cara, una hacia la Unión Europea, con prácticas en apariencia democráticas, y otra hacia sus métodos antiguos del régimen anterior”. ¿Podrá Bitdefender lavar la cara del gobierno rumano con su influencia clave en la Unión Europea?

Esa era la pregunta mientras descendíamos al segundo nivel del castillo. Abrimos una puerta que llamaba a ser abierta y vimos de pronto esos ojos rojos familiares: ojeras violetas, cara de loco, piel pálida. Rodeado de cables, detrás de un escritorio y concentrado en su laptop, movió ligeramente el rostro, algo indignado. Cerramos ipso facto la puerta, por el horror////PACO

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