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La Selección: Pasión y Nación

Cuando el calendario futbolístico internacional da lugar a los encuentros de selecciones nacionales, el fútbol argentino recibe a Messi y a otros grandes futbolistas y se imagina compitiendo a la par de las grandes potencias. Le alcanzó en esta vuelta para imponerse primero por 2 a 0 a una débil selección italiana, que no estará en Rusia. Ayer, la intensidad y la contundencia españolas parecieron recordarle a la Selección Argentina su realidad. El equipo de Sampaoli recibió un 6 a 1 lapidario, que lo mostró ampliamente superado, abatido, con errores infantiles. «Lo que nosotros buscamos, España lo tiene consolidado» había declarado el entrenador argentino en la previa del partido. El desarrollo del partido pareció darle la razón. A 78 días del Mundial, ¿cómo esperanzarse con ver a Messi levantando la copa en Moscú?

Pocos parecen registrar que la Selección Argentina es la vigente subcampeona del mundo. Tras caer en la final ante Alemania en Brasil 2014, los futbolistas ni siquiera pudieron celebrar su gesta en las calles de Buenos Aires. La ceremonia planeada en el Obelisco se suspendió por temor a incidentes. Dos semanas después, murió Julio Grondona, el eterno presidente de la AFA. Alejandro Sabella decidió no continuar como entrenador. Desde entonces, Luis Segura completó el mandato de Grondona; pasó el insólito empate 38-38 en las elecciones; siguió la Comisión Normalizadora, puesta por FIFA con plena participación del Gobierno Nacional;  fue electo Claudio «Chiqui» Tapia como presidente por supuesta unanimidad. Por la Selección pasaron, y se fueron, Gerardo Martino y Edgardo Bauza. El equipo perdió dos finales de Copa América, en Chile y en Estados Unidos. Messi renunció y regresó. Asumió Jorge Sampaoli, un técnico que nunca dirigió en las principales categorías del fútbol local. La clasificación a la Copa del Mundo se vio seriamente comprometida. Todo en menos de cuatro años.

Sampaoli llegó hace menos de un año, en medio del lío. Argentina recibió a un técnico de casi 60 años, tatuado, amante de Callejeros y Los Recónditos de Ricota, capaz de citar a José Larralde, dispuesto a opinar abiertamente de cuestiones políticas y sociales, de reclamar por Santiago Maldonado, de elogiar políticas del kirchnerismo y de reunirse con Mauricio Macri, de grabar un spot para Abuela de Plaza de Mayo, de discutir en plena vía pública de madrugada a los gritos con un policía. Sampaoli sigue la escuela de Marcelo Bielsa y no ofrece entrevistas individuales. Sólo habla públicamente en conferencias de prensa y en su reciente cuenta oficial de Twitter. 

Sampaoli

Desde su llegada a la Selección, probó diferentes esquemas y decenas de futbolistas. Con sufrimiento consiguió el pasaje a Rusia. A poco más de dos meses del mundial, Argentina parece ser un equipo todavía en construcción. El técnico tendrá certezas pero una porción del plantel que viajará a Rusia todavía no tiene definición. Y el nivel de juego escasas veces invita a la ilusión.

“Queda bastante poco de lo que fue Argentina como nación. Las instituciones que producían nacionalidad se han deteriorado o han perdido sentido. Pasan a primer plano otras formas de nacionalidad, que existieron antes, pero que como nunca hoy cubren todos los vacíos de creencia. En el estallido de identidades que algunos llaman posmodernidad, el fútbol opera como aglutinante; es fácil, universal y televisivo. No es la nación, sino su supervivencia pulsátil. O, quizás, la forma en que la nación incluye hoy a quienes, de otro modo, abandona” escribió alguna vez Beatriz Sarlo en el primer diario Perfil, en 1998.

Cuando se inicie el Mundial de Rusia, el 14 de junio próximo, la tele estará inundada de publicidades, promociones para comprar televisores en cuotas, decenas de programas en vivo desde Moscú. La pasión por la selección aflorará como en cada Copa del Mundo. Esta vez, el nivel de juego del equipo no será el motor de la ilusión, pero allí estará la pasión argentina alentando al equipo. O encomendándose al Dios Messi./////PACO