Mecánica, de François Bon
Novela, 128 páginas, Mardulce Editora
François Bon (Luçon, Francia, 1953) lleva escritos más de treinta libros entre novelas y biografías. Muchos fueron traducidos a diferentes idiomas pero nunca se publicaron en Argentina porque el español no figuraba entre esas lenguas. En abril de este año, la editorial Mardulce editó la primera traducción al castellano de uno de sus textos. Se llama Mecánica, fue publicado en el marco del Programa de ayuda a la publicación Victoria Ocampo y cuenta con el apoyo del Servicio de Cooperación y Acción cultural de la Embajada de Francia en Argentina.
Para los mayores de cuarenta, la tapa atrapa desde la nostalgia: la imagen de la parte trasera de un Citröen 2CV en sepia, en cuyas ventanillas se reflejan las ramas de un árbol seco. Toda la añoranza de los que pasaron su infancia (o ratos de ella) en algún pueblo del interior viendo a diario pasar un auto emblemático o sentados en los típicos asientos dobles, acompañando al papá o al abuelo en sus paseos. Más allá de los inevitables recuerdos de las personas queridas que ya no están, un picaporte brillante invita a subir, como si las páginas armaran y completaran el resto del auto para el viaje.
La historia transcurre entre el presente y el pasado de un pequeño lugar llamado Saint-Michel-en-l’Herm, en el cantón de Luçon. El narrador protagonista es uno de los hijos del muerto, que volvió a la casa paterna porque el padre estaba en el hospital. Unos días después, falleció. Ahí comienza su relato apasionado: un viaje a los recuerdos, sensaciones y sentimientos de la niñez vistos por los ojos de un adulto introspectivo, que se plantea interrogantes sobre el paso del tiempo y los cambios que percibe hoy con claridad. Temas como la mecanización de la vida, la industrialización, la irrupción de la tecnología junto con la aparición de los aparatos modernos a lo largo y a través de su vida familiar conforman los puntos altos de su reflexión.
Aunque roza la autobiografía, Mecánica es un relato de ficción escrito como homenaje. El de François al padre, un mecánico hecho y derecho, hijo -a su vez- de un mecánico de pura cepa. Por momentos puede resultar pesado debido a las extensas descripciones (que muchas veces ocupan páginas enteras) o a las detalladas especificaciones técnicas automotrices. Sin embargo, la forma en que está organizado -con mini subtítulos a modo de guía- y el tinte poético de la prosa endulzan para seguir. Además, la traducción de Ariel Dilon no se aleja en ningún momento del característico estilo estético francés.
De un modo un poco más monótono, el libro de Bon recuerda los textos de Juan José Saer, con la metáfora de la creación literaria como silencio y la percepción vuelta imagen. No se trata de una novela triste ni destiñe luto. Más bien todo lo contrario, cuenta de forma experimental lo que genera la muerte en los que quedan y describe la relación padre – hijo en la voz del más joven, a través de la cual salen los desencantos, las facturas atrasadas, los agradecimientos y las valoraciones.///PACO