“A diferencia de las mujeres, las palabras no hablan. Las mujeres son productoras de signos al mismo tiempo que signos; como tales, no pueden reducirse al estado de símbolos o fichas”.
Lenguaje y parentesco. Lévi-Strauss.


1. Día 10 de Diciembre del año 2007. Cristina Fernández de Kirchner asume su primer mandato presidencial, la prolongación y profundización del modelo en celebración democrática. Un hito en la historia de un país con un pasado político mayoritariamente masculino. Para algunos fue Cristina, para otros una yegua; sea como fuere, se había consagrado una mujer en el poder. Ya en 1974, tras la muerte de Juan Domingo Perón y la pronta asunción a la presidencia por viudez de María Estela Martínez de Perón, la denominación fue también una preocupación: ¿presidente o presidenta? En Agonía y muerte de Juan Domingo Perón, Andrew Graham-Yooll muestra el decreto en el que a Isabelita le correspondía ser reconocida como “Excelentísima señora Presidente de la Nación Argentina” tal como lo establece en artículo 74 de la Constitución Nacional.

No creo que sea necesario marcar el abismo entre estas dos mujeres. Una, en la antesala al PRN; Cristina en las antípodas con un modelo progresista de gran solidez democrática. Acompañado por el gesto inclusivo del “todos y todas” y “argentinos y argentinas”, repetido en discursos de campaña y luego en cada cadena nacional, la ahora presidenta sembraba un cambio de espíritu en esta púber Argentina de preocupación clasista y federal. La asunción de CFK al mando del Poder Ejecutivo fue tal vez “el” disparador que instaló la preocupación o conciencia por los temas de género en la agenda nacional.

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2. ¿Qué se entiende por sexismo? Para evitar equívocos o mal interpretaciones, lo mejor es ir a las fuentes. Según la RAE, sexismo es: 1. m. Atención preponderante al sexo en cualquier aspecto de la vida. 2. m. Discriminación de personas de un sexo por considerarlo inferior al otro.

¿Qué hacer con estos grupúsculos que atacan el síntoma convencidos de que están combatiendo la “enfermedad heteropatriarcal”? ¿Será ésta una prioridad y el camino adecuado para generar un cambio de conciencia social? ¿Realmente pensamos que hablando de “todos y todas” estamos dando un vuelco sustancial a las problemáticas del machismo?

3. En España, vientre y cuna de nuestro castellano, este planteo por un sistema de lenguaje más inclusivo viene circulando desde hace bastantes más años que en la Argentina. En batallas constantes contra la Real Academia Española –cuya máxima función es (sic) <<velar por que la lengua española, en su continua adaptación a las necesidades de los hablantes, no quiebre su esencial unidad>>– agrupaciones feministas de diferente índole tomaron cartas sobre el asunto. Por medio de la elaboración y presentación de guías de uso del lenguaje no sexista –sin el aporte de lingüistas o profesionales fidedignosuniversidades, ayuntamientos, comunidades autónomas, sindicatos hacen su declaración de principios. ¿Cómo definen estos grupos el sexismo lingüístico? Como “aquel lenguaje que utiliza palabras o estructuras para discriminar a mujeres u hombres, aunque es más frecuente la discriminación lingüística que sufren las mujeres por ser también el lenguaje un instrumento de poder que perpetúa la jerarquía en función del sexo, es decir, lo que se conoce como cultura androcéntrica”. En otras palabras, las intenciones igualitarias pretenden derrumbar el masculino genérico de la lengua castellana imponiendo reglas más o menos aplicables a nuestra escritura y nuestro habla.

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4. Estos proyectos proponen medidas que suponen importantes en las políticas de igualdad porque consideran que la lengua es un vehículo de pensamiento y de expresión, de un comportamiento ante realidades, que no permite que el lenguaje evolucione de acuerdo con la sociedad. No solo se da por sentado que la sociedad está en proceso evolutivo, sino que esta intención de modificación del lenguaje, no se ciñe a una integración de una serie de palabras como sucede en lenguas naturales como el euskera —que necesita actualizar su cartografía lingüística a medida que avanzan los tiempos—. Estas propuestas inclusivo-feministas pretenden cambiar el uso de los signos con la estéril fantasía de alterar los significados, los valores asignados y su contenido. Si entendemos, a la manera de Lacan, que circulamos no por la cultura sino por el lenguaje, no estamos ante otra cosa que una forma de castración. ¿Qué hacer con estos grupúsculos que atacan el síntoma convencidos de que están combatiendo la “enfermedad heteropatriarcal”? ¿Será ésta una prioridad y el camino adecuado para generar un cambio de conciencia social? ¿Realmente pensamos que hablando de “todos y todas” estamos dando un vuelco sustancial a las problemáticas del machismo? Como escribe en “La discordancia de los sexos” la psicoanalista y socióloga Rithée Cevasco “el agente de la castración es el lenguaje mismo y eso vale para todos, digo para toda la humanidad, hombres y mujeres, si bien las posiciones sexuadas masculino y femenina son maneras distintas de hacer con, de responder a esta castración. Lacan dirá: hay el modo macho y el modo hembra de hacer con ella. Otra cosa es cómo la asumirá el sujeto, cómo la va a subjetivar, cómo se va a situar respecto a esa castración”.

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5. La palabra shei fue implementada en el lenguaje árabe para representar un valor desconocido. En el traspaso al lenguaje helénico, los griegos que traducían textos matemáticos, la acortaron y simplificaron a xei. Con el tiempo xei mutó en X, que hasta el día de hoy en matemática representa la incógnita. Esta ausencia de valor y significado, pasó del terreno de las matemáticas para, en los últimos años,  insertarse en la escritura. El afán imperioso y progresista de utilizar la X para desdibujar y eliminar las diferencias entre los sexos – haciendo nuevamente énfasis en la castración simbólica a lo masculino–  se lee todos los días en Argentina y en todos los países de habla hispana. Mientras “los trabajadores” es una expresión sexista, “lxs trabajadorxs” no. Lo mismo sucede con “los docentes” y “lxs docentes”, “los niños” y “lxs niñxs”. Además de ser un tipo de escritura que fractura la historia de una lengua, presenta el gran problema de la imposibilidad de pronunciación. ¿Cómo se verbalizan palabras de morfologías impronunciables? El que escribe con X está jugando además con el lector, pues será éste quien finalmente –ante la deficiencia de esta escritura idealista– pondrá el género y dará significado a lo que fue escrito. Como Louis C.K. argumenta en una de sus rutinas de stand up, cuando alguien dice “the N word” es porque no tiene el coraje de decir “the negroes”. Una vez más, una letra representa la falta de valor.

Si siguiéramos por el camino de este criterio, desde la invención del lenguaje hasta ahora, todos –y todas– nos hemos expresado de manera sexista, aún diciendo “La vida de los niños es maravillosa”.

6. La noticia es que en la variedad de guías de lenguaje no sexista que circulan por España para imponer este cambio de registro y anular el masculino e imponer el desdoblamiento de género –cuyo caso más cercano es el de “todos y todas”– no se recomienda el uso de la X. Tampoco el uso del asterisco ni del arroba, que si bien tienen la ventaja de la economía gráfica, son símbolos y no signos ortográficos. Es muy inocente pensar que la visibilización de la mujer en la sociedad se vaya a dar por la alteración del léxico porque no es allí donde se generan las brechas de género –entendidas como injusticias y desigualdades–, más profundas. Si siguiéramos por el camino de este criterio, desde la invención del lenguaje hasta ahora, todos – y todas– nos hemos expresado de manera sexista, aún diciendo “La vida de los niños es maravillosa”. Esta idea fósil hace del castellano un vehículo indiviso entre género y sexo, en el cual se perpetúa el machismo genérico de una lengua entera.

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7. La RAE atiende los cuestionamientos de manera puntillosa: sí reconoce las desigualdades sociales, sí admite el tipo de mundo en el que la mujer se encuentra insertada, y a la vez se expide redoblando la apuesta. “Si la mujer ha de sentirse discriminada al no verse visualizada en cada expresión lingüística relativa a ella, y al parecer falla su conciencia social si no reconoce tal discriminación, ¿cómo establecemos los límites entre lo que su conciencia debe demandarle y el sistema lingüístico que da forma a su propio pensamiento?”. Ignacio Bosque, miembro de la Real Academia Española, catedrático de Lengua Española de la Universidad Complutense de Madrid y ponente de la Nueva gramática de la lengua española, lo firma un extenso documento .pdf disponible en la red. “Es como si se creyera que, para conocer a alguien, es preferible mirar su fotografía y no su rostro”, escribió Ferdinand de Saussure.

8. Sí, estas guías pueden tomarse como una invitación liviana y frugal a la reflexión ciudadana, pero no como mucho más. Aplicar en el lenguaje cotidiano la serie de reglas que proponen harían de nuestro idioma una tarea escrita y oral imposible. Ni el uso del desdoblamiento genérico, ni del @, el * o la X convertirán a las personas en ciudadanos mejores, porque no generan ningún cambio en la sustancia de los temas a los que pretenden combatir. La incógnita, la ausencia, la carencia no son nociones que querramos recordar en expresiones inclusivas. Son las ideas, los valores y los respetos de trasfondo los que verdaderamente importan.

9. Si el analfabeto solo tiene manejo del lenguaje oral, siguiendo la lógica lacaniana, tienen un acceso limitado a las funciones del lenguaje. Por ende, se podría pensar que la castración es más básica, como así su participación en el mundo de lo simbólico. En la época previa a la invención de la imprenta, la escritura era escasa y gran parte de la población era analfabeta. Respondían a la heráldica y a los escudos elaborados con figuras y dibujos, una representación sencilla y “legible” por todos. De la misma manera, firmaban para dar su consentimiento –incluso a la esclavitud– haciendo una cruz. Asociar la X a una política igualadora puede tener una connotación negativa: la carencia uniforme, sin identidad, de la tristeza anacrónica del analfabetismo////PACO