La historia de mis dientes, editada por Sexto Piso, es la nueva novela de la mexicana Valeria Luiselli (1983). Para poder hacer una lectura asertiva de esta novela habría que empezar por la estructura del libro en sí. La apuesta, tanto literaria cómo de edición, parece ser la de despertar el interés del lector a través de la variedad. El comienzo, medio y fin del relato tienen veinticuatro páginas. Las parabólicas, hiperbólicas, elípticas, alegóricas y demás, ocupan las restantes ciento quince. Es esta, y no la historia de los dientes, la propuesta conceptual que lleva el hilo del relato. A través de esta segmentación accedemos a líneas temáticas que convergen pero, especialmente, a líneas argumentales que se diversifican. El planteo es inteligente e ingenioso, pero eso no basta.
El relato está plagado de citas y referencias que proponen una intertextualidad que envuelve al personaje.
El protagonista se llama Gustavo Sánchez Sánchez, le dicen Carretera y es, según sus propias palabras, el mejor cantador de subastas del mundo. Se trata de un personaje simpático e inofensivo. Sin embargo, estas características no lo privan de decir: “A todos los dueños originales de estas dentaduras los distinguía el estigma de los parásitos sociales, de gente quierenada y hacepoco, todos eran considerados compañías crapulosas: muchos padecían de demencia, megalomanía, melancolía, erotomanía y egomanía aguda. Todos estos infames eran escritores, pero eran, a la vez, almas geniales y hondas”. En este sentido, el relato está plagado de citas y referencias que proponen una intertextualidad que envuelve al personaje: un vecino se llama Julio Cortázar, el dueño del puesto de diarios es un tal Rubén Darío, el señor Unamuno es un pervertido sexual. Es en este recurso en donde se ve claramente la doble intención que, mediante un guiño cómplice, revela a la autora en sí. Es así como descubrimos que la escritora nos narra una historia de marginalidad, locura y pobreza, pero no necesariamente quiere que nosotros la veamos a ella así.
El libro adquiere, de esta manera, dos narraciones paralelas: un relato que transcurre en un barrio inexistente de su país natal:“Si existe alguna materialización de la nada, está en Ecatepec de Morelos” y, por el otro, la estructura en sí. Lo segundo responde más al marco dentro del que se mueve la escritora de la solapa, que vive en New York, escribe para diarios importantes, y ya ha escrito la novela Los ingrávidos y el libro de ensayos Papeles falsos, ambos muy bien recibidos por la crítica. La identificación entre Luiselli y su personaje se termina de legitimar cuando descubrimos que los ancestros de Carretera son escritores célebres a los que interpone el apellido Sánchez. Así, la escritora entrelaza las historias reivindicando lo mexicano, sin permanecer del todo dentro ni del todo fuera. Y es este “estar entre” lo que puede verse también en la escasa emocionalidad que presentan todos los personajes. “No sé si deprimirse cuenta como muestra de compasión, le dije”.
La escritora entrelaza las historias reivindicando lo mexicano, sin permanecer del todo dentro ni del todo fuera.
Este sabor híbrido se intensifica en el hecho de que, a grandes rasgos, no hay una conflictividad que atraviese todo el libro. Hacia el final del relato esto se hace evidente con la incorporación de un deus ex machina, que ingresa en la trama de la mano de un escritor ignoto. Este personaje, y pese a estar escrito en primera persona cumple, además, el rol de narrador casi omnisciente. Es quien revela la verdad del protagonista y, con esto, la estructura del relato clásico pretende emerger. “Cuando entrevisté hace poco al doctor Juan Gabriel Vásquez, experto en psicología social del centro de salud de Ecatepec, aventuró frente a mi la teoría de que Carretera sufría síndrome de Diógenes”…“ No creo que ese fuera el caso. En mi opinión, Carretera era simplemente una de esas personalidades a las cuales todo el mundo quiere ponerle un dique”. Un dique que hubiera sido interesante que, en algún momento, se abriera. O, al menos, que las parábolas, hipérboles y elípticas pudieran unirse en algún lugar///////PACO