En su avance democratizador, las redes sociales permiten la difusión de escritores y miradas sobre la literatura que de otra manera no llegarían a nosotros o que tardarían más en llegar. Tal es el caso de Melina Moisé, escritora y profesora en letras de la Universidad de Tucumán, donde además realiza su tesis de doctorado sobre literatura de suspenso (antecedentes, corpus en la literatura argentina, gótico contemporáneo, técnicas narrativas). Publicó en numerosas antologías colectivas, entre ellas: Escritores noveles de Tucumán (1991), Diez cuentistas de Tucumán (1993), In cauda venenum (1995), Bailando con  Vampiros (2009), Memoria del Abismo (2007) y Antes del mordisco (2011). Es autora de los textos de investigación  y creación literaria Rama joven (1994) y El mundo entre espadas y rosas (1997). Publicó en numerosos diarios y revistas. Participó de  diversos eventos y agrupaciones literarias, tales como: JOETUC (desde 1986 hasta la fecha), El Búho (1987-88-Tierra del Fuego) y de la asociación literaria “David Lagmanovich” (2011). Obtuvo premios y distinciones.

¿Qué es la literatura?

Ante la pregunta sobre la Literatura, me remito a la esencialidad: dice la Real Academia de Letras “Arte bello, que utiliza como instrumento la palabra”, con lo cual explicamos a la Literatura como un Arte, con una finalidad estética y  la forma de expresión  o manifestación, la escritura. Sin embargo a través del pensamiento  de Occidente observamos múltiples variables de este concepto.

Mi escritura no es exclusivamente erótica, pero es un tema transversal de mis narraciones: vampiros lascivos, el deleite de la lujuria que deambulan sectas.

Para Platón (siglo V a C.) “es una actividad nociva para el hombre porque lo aleja del camino a la verdad”. Para  Aristóteles (siglo V a. C.) “es un Arte de Mímesis o copia de la realidad”. Para Horacio (siglo I a C) “Ars dulce et utile”, arte  que tiene como objetivos dar placer y enseñar. El humanista el Marqués de Santillana, en el siglo XIV, dirá de la literatura: “cosas veladas con fermosa cobertura”, con lo cual en su visión elitista, hablará de los valores estéticos y el lenguaje artificioso. Más adelante los románticos pensarán en un arte de súbita inspiración. Los existencialistas, en un ámbito de reflexión de sus ideas. Pero de lo que no hay dudas es de que la literatura es un ambiente de expresión y acaso una forma de vida, por lo menos así la siento yo.

¿Qué lugar ocupa el erotismo en tu  vida?

En mi vida creo que tiene un espacio ganado con mayúsculas, en todos los ámbitos. El sexo  tiene como forma de expresión al erotismo, que va más allá de lo físico, que es el último reducto de concreción,  y la sensualidad, es el arma de Eros, dios que pulula en el asombro, la sorpresa , el desborde, la aceptación, la caricia, el roce.  Pero la sensualidad trasgrede la sexualidad, es algo implícito a ámbitos diversos, al caminar, al hablar, al dar clases, en mi caso, al hacer un trabajo de investigación , o acaso al escribir. Mi escritura no es exclusivamente erótica, pero es un tema transversal de mis narraciones: vampiros lascivos, el deleite de la lujuria que deambulan sectas o logias,  “Rojo Carmesí”, logia heredera de los dragoneanos, que  llega a nuestro suelo en la época de Juan Manuel de Rosas. Si les gusta la idea,  me explayaré en relatos de “Seducción de antropófagos”, mi próxima publicación.

¿Cuáles fueron tus influencias?

Mis influencias literarias debo remontarlas a una época precoz, nueve años: relatos de aparecidos, muertos que regresan a la vida,  posesiones demoníacas, casas embrujadas, leía todo aquello que llegaba a mis manos de los góticos del siglo diecinueve, Edgar Allan Poe, Sheridan Le Fanu. Y por otro lado la literatura de suspenso contemporánea que  robaba a mi nona, Enriqueta. Sin dudas hay cosas que se heredan: preservé el instinto de las profundidades y en la actualidad sigo eligiendo a los góticos contemporáneos, como Anne Rice y Stephen King, me gusta explorar la sintaxis del suspenso en cada caso, y la renovación de géneros medievales en el primer caso. Amo la literatura de tres grandes escritores argentinos:  la formulación del arquetipo borgeano (mítico-ancestral) la construcción histórica de lo sobrenatural de Mujica Laínez  y  el fluir esotérico en el discurso erudito, polisémico  de Leopoldo Lugones, tres influencias en mi literatura, salvando las distancias.

¿Consideras que las redes cambian tu forma de escribir?

En mi caso no cambian en lo más mínimo. Soy escritora de manuscritos al estilo medieval, amo los textos clásicos, los modelos antiguos o medievales. Lo que sí tomo como una renovación constante es cómo contar las historias, técnicas innovadoras y un discurso enriquecido por la imagen, lo que permite crear el clímax adecuado al suspenso y darle solvencia estructural y discursiva. Pero mi fuente es la lectura constante. Acaso en la difusión de  obras, este mundo cibernético nos ayude y agradezco y admiro a los difusores.

Soy escritora de manuscritos al estilo medieval, amo los textos clásicos.

¿Qué es el éxito literario para vos?

Sin duda ingresar al canon de la Crítica literaria, ser considerada en los metadiscursos analíticos de mis textos.  Como así también ser gestora  cultural de mi región, promover la cultura de mi pueblo, en todas sus expresiones. Más allá del bestsellerismo marketinero (difícil en nuestra tierra) que lanza obras al mercado como Harry Potter o Las cincuenta sombras de Grey, pobres en el oficio del escritor, paupérrima en la sintaxis del suspenso  la primera y la construcción de la secuencia erótica en la segunda, lo explícito que envilece la prosa y se diluye el mensaje de la obra (acá habló la futura Doctora en Humanidades). Como decían los romanos antiguos “la conquista del Mare Magnum”, la apertura cultural de nuestras producciones y manifestaciones, su difusión, y la aurora de la diversidad////PACO