¡Que inventen ellos!

Miguel de Unamuno

Los países latinos tendemos a ser tradicionalissstas.

Reaccionarios.

Retrógrados.

Reacios al cambio.

Poco curiosos.
Acaso sea la melancolía exissstencial de haber sido y ya no ser.
Un mal que aqueja a imperios derrotados y en decadencia, como España o Italia.

En recordada misiva de puño y letra de Unamuno a Ortega y Gasset allá por la primera década del S XX leemos “Yo me siento profundamente antieuropeo. ¿Que ellos inventan cosas? Me alegro”.

En un pasaje de su obra El pórtico del templo, también del vasco cabeza dura Unamuno, dos de los personajes, Román y Sabino, se expresan así:

«Román: Inventen, pues, ellos y nosotros nos aprovecharemos de sus invenciones. Pues confío y espero en que estarás convencido, como yo lo estoy, de que la luz eléctrica alumbra aquí tan bien como allí donde se inventó.

Sabino: Acaso mejor.»

Nosotros, encima de haber heredado la citada abulia esixtencial e incuriosidad intelectual, somos un país fundado por contrabandistas.

Somos un invento de un grupo de criollos locos lindos que no querían pagar impuestos.

Hemos nacido y crecido con una inclinación instintiva, congénita, a chorear a dissscreción.

Incluso los que operan dentro de la ley.

Durante años, ser empresario, artisssta o científico en Argentina era tan fácil como viajar de vez en cuando a buscar inspiración –léase chorear ideas- y volver al ispa a prender la fotocopiadora.

Todo en Argentina fue o es una fotocopia con 10 años de atraso.

Desde Petinato, imitador confeso de David Letterman, hasta el hotel fantasmorracionalista de Ezeiza.

Somos un país de salieris.

Charly García, obviamente, es el rey.

El plagiarissssta más grande de la música popular latinoamericana.

Fito Páez ni hablar.

Todo refrito.

Calamaro es tal vez nuestro único artista auténtico y original.

Por lo menos entre los que yo conozco.

Y conozco, eh.

¿Página12?

Clonado de Diario16, el legendario matutino progre de la transición goda.

Ni en el rubro dissscotecas o restaurants nos sale ser originales.

Asia de Cuba: fotocopia.

Rumi: fotocopia.

La Parolaccia: fotocopia de una trattoria romana.

Kansas: fotocopia vil de la cadena shanki Houston’s)

Prix D’ami le afanó el nombre a un bar de Amsterdam.

Confesado por su fundador.

“No te calentés, está todo inventado” es nuestra frase de cabecera.

Recuerdo que en Prix D’ami Lanata me acosaba.

Yo estaba en mi más tierna adolescencia.

Siempre fue medio pederasta el dogor.

No me lo toquen al gordi, eh.

¿Acomodaticio?

Claro.

¿Punga de ideas?

Sin dudas.

El que esté libre de pecado etc, etc.

Hay que morfar.

No por eso deja de ser un periodisssta excepcional.

Un tipo de una generosidad enorme.

Me ayudó mucho una vez que tuve un problema personal.

No me pidió nada a cambio.

Nada de nada.

A pesar de que, como dije más arriba, se le notaba en la cara que me tenía ganas.

Yo por ese entonces tenía 15 añitos.

Mi experiecia sexual se limitaba a frotamientos culposos con los chicos del equipo de voley de Muni.

Mi primer noviecito fue el inglés Tossanián.

Le decían así porque era medio rubiecito.

Alto, espigado.

Raro en un armenio sefaradí.

Su familia tenía un pequeño imperio de los electrodomésssticos en zona oessste.

Jugábamos al voley en Muni.

Íbamos juntos a las escuelas ORT.

Fui al Emaús y las escuelas ORT.

Soy de familia bien.

La fiebre uterina me atacó de grande.

Cuando ya estaba desarrollada.

Cuando empecé a recorrer el mundo en el circuito de voley playero profesional.

Con mayoría de edad.

Conocí EEUU, particularmente California y Hawaii.

También los Hamptons.

Miami, el Caribe.

México: Cancún, Acapulco, Vallarta.

Australia.

Sudáfrica.

Dubai.

India.

Todo el Mediterráneo europeo.

Usé mucho esta cachufleta que Dios me dio.

Usála que total se lava, dicen en Colombia.

Y también este importante par de tetas naturales, abdominales, culo esculpido en roca, piernas largas y torneadas, rodillas y tobillos perfectamente proporcionados.

Siempre tuve cara un poco de marimacho, como de lesbianorra, pero a muchos hombres les gusta.

Particularmente a los hombres poderosos con fantasías de sumisión.

Tuve novios de todos los tamaños, colores, razas y religiones.

No me puedo quejar, todos fueron tipos bárbaros, salvo algún que otro sorete.

Me trataron como una reina, me colmaron de regalos, me llevaron a los mejores lugares, hoteles y ressstaurants del mundo.

Shet set.

Rechacé varias ofertas de matrimonio.

Qué pelotuda.

En fin.

Ahora estoy acá en Biei, aguantando las chiquilinadas de dos cuarentones con síndrome de Peter Pan que no saben qué carajo quieren hacer de sus vidas.

Un ex rugbier de un club centenario de zona residencial de Buenos Aires.

Coleccionista de motos clásicas.

La gente cree que es del interior pero es porteño.

El otro es un separado reciente, padre de un crío.

Como buen tano es divo, coqueto, flirteador compulsivo, hissstriónico.

Sus debilidades son la noche, la fugazza con queso y las drogas recreativas.

Ambos son grandes comedores de coño.

Sobradamente generosos con la billetera.

Pero tienen la madurez de dos chicos de 14 años.

Más temprano que tarde les voy a tener que echar flit.

El paso de los años y la ley de gravedad me están cobrando peaje.

Tengo que formalizar urrrrgente.

Ando a la caza de algún señor de dinero que esté atravesando el climaterio.

Cariñoso pero no desesperado por fifar.

Que me haga reír.

Que le gusten los niños y los perros.

En fin.

Volviendo a la cultura de la fotocopia.

En mis viajes por el mundo me di cuenta de que los criollos nos hemos copiado todo.

Todo.

El sincretismo de nuestra cultura es brutal.

El problema es que ahora la interweb nos cagó la vida.

Hoy plagiar se volvió demasiado fácil.

Cualquier gilipollas tiene acceso a Google.

Copias y copios para todos.

Se perdió la impunidá.

Al que copia se le ve la cossstura en el acto.

Te agarran en orsai en horas.

Paradójicamente, esta realidad tiene un lado positivo.

La interweb ha relajado los principios filosóficos, el marco legal y las normativas sociales de lo que significa la originalidad.

Nos vamos dando cuenta de que la propiedad intelectual absoluta es una utopía.

La autoría es discutible.

Las patentes, flexibles.

Todo es una fotocopia.

Es nuestra oportunidad.

A nuessstro juego nos llamaron.

Llegó el momento de que demostremos lo que sabemos hacer.

Reinventar lo que ya está inventado.

Es lo que mejor nos sale, señoras y señores.

De en serio.

Es irreversible.

Hay materia prima.

La base esssstá.

Tenemos con qué.

En el pior de los casos tenemos al sumo gessstor en el Vaticano para negocear un libre deuda con el de arriba.

Chaucito.

///PACO