Los productos culturales que consumimos a diario se han encargado desde tiempos inmemoriales de representar a las madres como personas devotas, cariñosas, responsables, protectoras y buenas cocineras. Las madres-monstruo, cuando aparecen, son la excepción a la regla, el rara avis en un mundo de algodones de azúcar, delantales de cocina y olor a pan recién horneado. Joan Crawford desconcertó al mundo materno, y al mundo en general, cuando su hija adoptiva confesó todos los flagelos a los que se vio sometida durante su infancia de parte de su «mamita querida». Los cabos imposibles de atar para aquellas mentes puras e inocentes eran el concepto de «adopción» y «maltrato». Aún hoy profesar la idea de que las madres adoptivas tampoco son una pradera de rosas corre un riesgo parecido a confesar que llevás a tus hijos de vez en cuando a cenar a McDonald´s.

Twitter es la red que eligen las madres terroristas para mostrar el orgullo que les provoca la asociación entre su dulce bebé y un objeto que sirve para matar.

Lo confuso es por qué se insiste con la idea de que la gente trae hijos al mundo por amor. Siglos atrás, cuando ni siquiera los matrimonios eran por amor, los hijos eran concebidos para trabajar en el campo y en las faenas del hogar. Más adelante en el tiempo los niños fueron el símbolo del estatus social y la unión familiar, otorgaban prestigio. Más cerca de la época actual es innegable que muchos hijos se han concebido para salvar matrimonios, por deseos de realización personal. Pueden pensar en Marisa Brel y su libro sobre el sueño de ser mamá y los avatares de la fertilización asistida, o cómo se construye una imagen (piensen en la última hija de Macri y en cómo utiliza su pequeña figura en las campañas). Si comenzamos a descartar los motivos reales por los cuáles las parejas tienen hijos, ¿cuánto queda para el amor?

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En las últimas semanas algunas mujeres que viven bajo el régimen islámico ISIS vienen utilizando las redes sociales para publicar fotos de sus vástagos durmiendo abrazados no a un osito de peluche de color pastel sino a una AK47. Twitter es la red que eligen las madres terroristas para mostrar el orgullo que les provoca la asociación entre su dulce bebé y un objeto que sirve para matar. Con títulos como ‘The Little Terrorist’ y ‘Generation Kilafah’, las imágenes resultan difíciles de asimilar para nuestros blandos corazones occidentales, sobre todo por la composición de una fotografía que muestra junto al arma y a la manito regordeta del bebé, una manta de Kitty o una frazada con ositos. Lo cierto es que cada cual atiende su juego y, si hablamos de formas de pervertir la infancia, la otra mitad del planisferio no se queda atrás. Estados Unidos no es sólo la cuna de las mejores hamburguesas sino también de los concursos de belleza para niñas (y el país en donde los padres de Jon Bennett son sospechosos de su asesinato). Kristina Pimenova es una modelo de 9 años que ha sido catalogada como la ‘niña más bella del mundo’.

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Ha revolucionado Internet con su imagen, obligando a su madre a responder por las acusaciones que ha recibido por la imagen poco apropiada de la menor en algunas campañas: «no acepto esas acusaciones sobre la sexualización de mi hija. En mi mente, todas sus fotos son absolutamente inocentes. Tienes que pensar como un pedófilo para ver algo sexual en estas fotos, así que tienes que ir al médico si es así«. Kristina ha posado ya para firmas de prestigio como Roberto Cavalli, Dolce & Gabbana, Armani y Benetton, tiene más de 700 mil seguidores en Instagram y una madre que cree que semejante nivel de belleza no es digna de desperdicio.

La Advertising Standards Authority obligó a la firma American Apparel a blurear el culito de una adolescente que pretendía vender trajes de baño.

Hace pocos días la Advertising Standards Authority (ASA) obligó a la firma American Apparel a blurear el culito de una adolescente que pretendía vender a otras adolescentes como ella un traje de baño. La marca ya sufrió otra sanción cuando bajo el lema “back to school”, puso a la venta una mini skirt cuadrillé en una foto donde una adolescente inclinada sobre la ventanilla de un auto mostraba su ropa interior. La ASA, que no quiere despertar a ningún adormecido profesor Humbert, se pronunció: “Creemos que las imágenes cosifican a las mujeres y son sexistas y ofensivas”.

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En la serie The Americans un matrimonio ruso es infiltrado por la KGB en Estados Unidos, bajo la presidencia de Reagan, para realizar misiones de espionaje. El matrimonio es falso, la familia, el trabajo y los amigos son falsos. Pero los hijos ¿son falsos? Ellos no saben la verdad. Creen que sus padres son unos aburridos agentes de viajes sin interés por cambiar el mundo, lo que decepciona a su hija pre adolescente. Pero la madre, la Madre, tiene toda la intención de que su hija siga sus pasos y comienza a coquetear con la idea de sacarla de su burbuja burguesa y americana para convertirla en una espía rusa, que arriesgue su vida por su ideales, que coja con desconocidos en favor de una misión, que aprenda a usar armas y a desconectar bombas y nunca, nunca, se pregunta sobre el amor//////PACO