Antropología


Historia de una perito arqueóloga

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La cita se dio en un bar en la calle Córdoba, justo en las inmediaciones de la oficina en donde ella trabaja desde hace unos años como perito. Como muchos en tiempos de la pandemia del COVID, a ella se la vio estresada, me contó que estaba con muchos viajes de trabajo. Pedimos un café y comenzamos con la entrevista:

¿Quisiera saber cómo funciona tu oficina? ¿Cuál es la tarea especifica que hacen?

(…) Lo que hacemos es tomar muestras biológicas de familiares de desaparecidos.

En la época en que secuestraban a los desaparecidos, estaban también los casos del secuestro de embarazadas o las mujeres con sus niños, que posteriormente fueron apropiados por los militares o por personas relacionadas con los militares. El problema para localizarlos es por un lado el paso del tiempo, y por el otro, si uno ubica a la persona que puede ser un familiar, se necesitaba una correlación científica de esa relación, de la filiación consanguínea. La dificultad es que la generación del medio, o sea los padres, están en su mayoría desaparecidos, entonces la única forma de conectar lo que seria los abuelos o familiares más lejanos con ese joven que puede ser hijo de desaparecido es a través de un análisis genético, que es parecido a una filiación común de dudas de paternidad. Es similar solo con la complejidad que falta una generación en el medio.

Y ¿cuál es el resultado que se busca? Algún porcentaje específico? 

No es tanto el porcentaje, sino qué información necesitás. Si yo me quiero hacer un perfil genético con mis padres yo sé que mi perfil genético está compuesto por el 50% de mi padre y un 50% de mi madre, pero al no tener a los padres se necesita recurrir a los padres de los padres, y ahí ya tenés que jugar con el 25 % de esa carga genética, el 25% de cada uno de los abuelo materno y paterno. Pero en muchos casos sucede que muchos abuelos fallecieron hace muchísimo tiempo y entonces no contás con esa muestra, ese abuelo pudo haber sido desaparecido también, entonces ahí ese árbol genealógico comienza a tener huecos y necesitas recurrir a un primo, a un medio hermano y entonces ahí ya es más complejo cómo hacer el análisis.

¿Ustedes obran a partir de gente que se les acerca?… 

Nosotros obramos como peritos. (…) Tomamos la muestra y después en el laboratorio se saca el perfil y se compara con otras muestras. Puede que no coincida o puede que sí, cuando se da que sí, es que es un nieto de las abuelas, pero si no coincide no necesariamente indica que no es hijo de desaparecidos, si no que puede pasar esto que te decía que el árbol familiar este incompleto, entonces como que la muestra queda en constante comparación hasta que los grupos familiares que faltan se vayan completando.

¿Ustedes tienen algún contacto con la gente, con la familia de la víctima? ¿O solo le llegan los papeles, el expediente con la orden?

No, en general no, salvo que el familiar quiera estar presente en la exhumación. Tratamos de ser amables con la persona y explicarle siempre qué es lo que vamos a hacer, lo que puede ver y cuando puede ser que se ponga peor la situación, o sea…

Estamos hablando de restos óseos o…En los dos casos porque hace poco nos pasó que eran cuerpos completos, entonces advertimos al familiar que cuando se abre el ataúd el olor va a ser fuerte, “puede ser impresionante, pero usted decide si se queda o no”… como que vamos avisando “ahora vamos abrir el ataúd”, “por favor use barbijo”… y en general pasa que cuando todo comienza a ser más horrible el mismo familiar se va… tratamos de decirle: “mire que la situación va a ser algo cruenta y puede ser impresionante pero si usted desea verlo no hay problema de nuestra parte”…

¿Qué tipo de exhumaciones hacen? Y ¿si es todo lo mismo?

 (…). Las exhumaciones no son todas iguales, nosotros las dividimos, entre lo que son esqueletos (o más o menos) y los que son cadáveres, y lo que no me gustan son los cadáveres. Nosotras como somos antropólogas estamos formadas para trabajar con restos humanos, pero cadáveres no; y no importa, lo empezamos a hacer, pero llegó un momento en que tuvo cierto impacto y que no nos dimos cuenta. Yo me di cuenta porque un médico me lo dijo.

¿Qué te dijo? 

Me dijo que notó charlando sobre otros temas, (en la revisión de un médico clínico), que a medida que le contaba cosas él notaba síntomas compatibles con personas que hacen levantamiento de escenas del crimen. Y bueno, creo que el primer paso fue notar que algo no estaba bien, y partir de ahí lo pudimos hablar en el trabajo. Se hicieron un par de evaluaciones con médicas laborales y con psicólogas, se habló un poco de salubridad mental, de lo que significaba el trabajo. Lo que se decidió fue que nos otorgaban después de cada medida judicial un día de descanso. Esto con pandemia estuvo un poco aleatorio, pero suponiendo que no hubiera pandemia, si nosotras seguimos la medida (la exhumación), al otro día podemos quedarnos en casa.  Es como un día de reparación, es como que el cuerpo y la mente se te reparan…

¿Vos sentís que es suficiente un día de…?

Y a veces sí y a veces no…tiene sus días. Hay veces que sí… esto lo charlo con mi compañera y pasa que a veces no necesariamente el día de descanso lo vas a usar para pasear o hacer algo que vos quieras…

Esto que te dijo el médico es muy específico sobre la patología para gente que trabaja en contextos de crímenes…

A mí me sorprendió porque dijo que le sonaba a eso y que lo iba a consultar con una colega que hacía eso, y me lo terminó de confirmar. 

¿Te dijo qué síntomas eran? 

Yo le hablaba del cansancio, del mal humor, como si no fuera nada específico, pero después cuando las médicas laborales, las psicólogas del trabajo nos evaluaron ahí empezaron a salir más cosas, el tema este de sentir olor… en cualquier lado, olor a muerto. De cómo cierto cansancio de… estar como quemado, pero con un extra raro. Que también por eso no es fácil de decir, te decís tal vez este cansada, pero…

No es tristeza… no es depresión…

No era depresión, pero hubo un momento en que algunas medidas (exhumaciones) nos afectaban más que otras, no sé por qué una medida en particular a mí me puso muy triste y estuve tres días muy triste… No sé por qué en ese caso muy particular me dejó muy triste. Algunos son muy agotadores.  Ya me pasaba, antes de la revisación de esta médica y de la psicóloga, que yo llegaba y decía “estoy muerta no voy a venir mañana. No puedo. No me puedo parar ni para tomar el bondi”.

Esto vos podés discriminar que no es también la parte administrativa, que solo es por el tema de los cuerpos. Digo, porque a veces es algo agresivo trabajar en la administración pública…

En ese momento, si bien lo administrativo era algo molesto, no era el problema, yo creo que era estrictamente la exhumación… no es por el muerto, sino todo lo que se moviliza en ese momento… ir a un cementerio y exhumar a una chica que murió… por ejemplo, había en un cementerio un caso de un femicidio de hace tres años, y bueno el director del cementerio y los trabajadores justo ese caso los había conmovido mucho… para los del cementerio exhumar ese cuerpo les removió a ellos muchas cosas, y se veían muy afligidos, el director se lo veía como para llorar, porque estaba enterrado al lado el bebe de la chica. 

Un caso espantoso que a ellos los llego a conmover…

Lo conmovió al director y a los sepultureros y entonces, la exhumación salió bien, todo exitoso, pero bueno, si todos se ponían mal es como: “sientesé”, “paramos”  y yo pienso que eso no me afecta que lo puedo manejar…

Es que en el momento lo manejaste…

Lo manejo, lo manejo y llego el momento de ir al médico para un examen clínico y me dijo que no estaba bien… y como que las psicólogas hilaron fino, y yo no pensaba que eso que ellas veían era un síntoma de que algo no andaba bien…

Una vez fuimos a una localidad chiquitita para ver un caso, y eso movilizó a todo un pueblo, entonces me agarró una señora que era la directora de una comuna y nos dijo que se quería sentar porque la persona que íbamos a exhumar era su amigo… “necesito sentarme”, dijo…

Sí o sí, entonces tiene que ser un antropólogo el que tiene que trabajar en esto…

Sí yo creo que sí, pueden mandar a un técnico a hacer esto, pero no necesariamente la exhumación se va a producir… ese viaje fue exitoso porque finalmente había un familiar vivo cuando se pensó que ya había fallecido… y era un familiar importante, una abuela, entonces lo informamos y le sacamos la muestra y no exhumamos al fallecido… pero bueno, en ese caso fuimos a la mañana a la comuna, nos contactamos con esta señora y ella nos informó sobre el familiar vivo, y terminamos a las tres de la tarde con mi compañera en medio de la ruta con lluvia para tomar un micro para otro lugar… entonces nosotras como que pensábamos que estábamos bien, pero supongo que por algún lado sale y yo nunca supe por dónde salía estas cosas, pero sí esos momentos eran especiales…             

Por lo que vos contás es muy profesional tu trabajo, pero está esa contradicción: muy profesional y a la vez muy humano, encontrarte con estas historias de vida…

Sí, el miedo es no encontrar las herramientas para tratar con la gente. La otra vez pasó que un sepulturero se empezó a acordar de la época del proceso y él decía que era joven, que era chico cuando empezó a trabajar en el cementerio y que vio que llegaban cuerpos y tal vez tenía que haber hecho algo y que no supo qué hacer, y se puso a llorar en el medio de la exhumación. Y yo digo que loco que estos momentos activan tantas cosas, no solo en los familiares.

¿Te ha pasado mucho que te cuentan de la época del proceso…? 

No, no,  te cuentan que a ellos les afecta mucho cuando llegan niños y eso los moviliza y se ponen mal y empiezan a hablar. Y es como que yo no sé bien qué hacer con todo eso, pero les digo; “siéntese, hable”… eso obvio que va a retrasar todo pero bueno tienen que sentarse…  Los abogados te dicen bueno a trabajar, pero ha pasado que hasta el mismo sepulturero se cae y se desmaya y lo tuvieron que agarrar, y yo para adentro me decía: “pobre hombre que nos está ayudando y el no cobra un sueldo… tuvo que hacer eso porque le toco venir”… Y eso me pesa… eso me pesa mucho a mí: la gente que nos colabora y se ve afectada.

A mí lo que me afectó este año (…) en particular es que no están dada las condiciones de seguridad, me refiero a caerse a un pozo, de un andamio, de no cortarse, y este año pasó muchas veces de ver a la gente trabajando y que se podía dañar, y yo dije que con eso yo no puedo lidiar y siento que esa parte es la que no se ve del trabajo… yo soy la profesional que va pero tengo cinco tipos que se mancharon con los restos de un cadáver, no tenían el equipo, nosotros les damos, si tenemos les damos… póngase guantes, póngase barbijos, le damos todo… 

Las cosas de bioseguridad que nosotros usamos, les decimos que ellos también tienen que usarlas, “porque ustedes trabajan con cuerpos, incluso más que nosotras”. Le mostramos, le mandamos videos de bioseguridad de arqueólogos forenses. Los igualamos en cuanto a la actividad porque estamos tratando con cuerpo (…).

Tratamos de trasmitirles a los juzgados que yo hice la pericia pero que cinco personas más ayudaron, me dieron la escalera, bajaron conmigo… y bueno también en el conversatorio también tratamos de hablar esto que nos convoca acá de la parte psico emocional y social que es salud mental para los trabajadores de los cementerios. Que, si nosotros estamos así, yo no me quiero imaginar ellos, nosotras tratamos de decirles existe este concepto, “no se sienta mal, si siente olor no es que esté loco”… y ahí es como que ellos aflojan… A veces ellos se muestran duros por el trabajo que hacen…

¿Y no puede ir siempre uno de esos?… 

No, es complicado articularlo… lo tienen que convocar en una morgue y no necesariamente el biselador va al campo, siempre es complicado… esto se pautó a partir de esta necesidad.

¿Y una psicóloga especialista en esto?

No pudimos encontrar. No encontramos en la obra social, pero si tuvimos una entrevista con una especialista con víctimas del proceso, y aunque fue una sola entrevista, nos ayudó mucho, ya que nos dijo que no estábamos locas por sentir el olor, y fue el inicio de un cambio. El miedo era que me diga “que exageradas” o que, si me afectaba, que no lo siga haciendo.

Supongo que tu psicóloga debe estar re sorprendida… 

Entiendo que ella buscó las herramientas… y cuando me entrevistaron las médicas laborales ellas me decían: “así de mal y tenés psicóloga”. Y yo le decía: “imagínate si no la tuviera”, yo no tengo quejas contra mi psicóloga, al contrario, me contuvo un montón, pero aun así no alcanzó porque esto era más… lo manejó como pudo y yo estoy conforme, pero va a haber un momento en donde si algo te impresiona…

Finalizada la entrevista, nos despedimos con dos abrazos, es que no sabemos en qué va a terminar esto de la pandemia, y nuestra perito regresó a sus tareas dentro de la Administración Pública Argentina. 

Viernes 3 de diciembre de 2021