Por Luciano Salerno / @luciano_salerno
I
El go es un juego de tablero de estrategia, considerado por muchos como el más antiguo del mundo. Surgió en China hace unos 3000 años, aunque su origen está un poco rodeado de misterio y no se conoce con exactitud. Hay varias leyendas, como que el emperador Yao (2356–2255 a.C.) lo inventó para que su hijo, un poco lento, se entrenara mentalmente. O sea que si se tiene en cuenta este tipo de mitos, el go en realidad tendría más de cuatro mil años, y se originaría a la vez, o incluso antes, que la escritura (como dice el poema de Borges).
II
Básicamente, el go llegó desde China a Japón, pasando por Corea entre el siglo III d.C. y el VII d.C., aunque esto también está rodeado de leyenda. Los primeros tableros japoneses que se encontraron son del siglo VIII d.C. En Japón se desarrolló el juego desde el período Edo (que comenzó en el 1603) de un modo profesional y patrocinado por el Estado. Japón fue por lejos el país que más profundizó en el juego hasta finales del siglo XX. Alrededor de los años 1950 el juego empezó a ser conocido en Occidente, empezando por Europa y Estados Unidos. Llegó a Argentina a fines de los años ’60.
III
Personalmente no me considero una autoridad en el tema. Sí soy un jugador activo y cumplo un rol institucional importante, pero creo que una autoridad sería más bien alguien como Fernando Aguilar, un jugador con cuarenta años de experiencia y muchísimos torneos y triunfos en su haber. En todo caso, creo que llegué adonde llegué por amor al juego. El go es un juego de tal nivel de profundidad, que una vez que se logra ver una chispa de lo que puede haber un poco más allá, no se puede dejar de profundizar. Esto combinado a una personalidad un poco obsesiva generó como consecuencia natural el lugar en el que estoy ahora. La institución que representa el go en Argentina es la Asociación Argentina de Go, de la cual soy vicepresidente. La AAGO es miembro fundador, a su vez, de la Federación Internacional de Go, que nuclea a las asociaciones de todo el mundo.
IV
El perfil del jugador es el de cualquier persona que pueda llegar a conocer el juego. En un país con poco desarrollo de go, como Argentina, las posibilidades de conocerlo por ahora no son tantas como quisiéramos. Por el contrario, en un país como Japón sí que realmente uno puede encontrar jugando al go a un albañil, un médico, un jubilado o un niño de ocho años.
V
Además de los torneos regionales, como el Campeonato Europeo o el Iberoamericano, hay dos torneos internacionales completamente establecidos y regulares: la Copa Primer Ministro de Corea y el Mundial Amateur, que tradicionalmente fue en Japón, pero ahora está rotando también por Corea y China. En su origen estos torneos apuntaron a una intención de difusión del juego en Occidente. Actualmente, con el crecimiento del nivel de juego en Europa o en Estados Unidos, el nivel es realmente competitivo, sobre todo en las primeras posiciones. Participar de un torneo así es una experiencia sin parangón: se trata de unos sesenta jugadores, cada uno de ellos de un país diferente, jugando al mismo juego y comunicándose mediante él.
VI
Experiencias y descubrimientos en este tipo de viajes hay muchísimos. En una escala local, mis viajes frecuentes a Chile (la Federación Chilena de Go es de las más fuertes, a nivel institucional, de la escena regional) me permitieron ver otras maneras de hacer las cosas y de trabajar con el go en un contexto relativamente similar al nuestro. Por otro lado, mi viaje a Japón y mi participación en el mundial amateur generó cosas en otra escala completamente diferente. Digamos que fue ir a la fuente, conocer de qué se trata el tema cuando está completamente desarrollado. Por otro lado, esa experiencia también me permitió descubrir que Asia no es necesariamente un modelo a seguir para nosotros. La manera de trabajar en Japón funciona bien allá, pero aún en el caso de que en Latinoamérica o en Occidente desarrollásemos el go a ese nivel, la estructura debería ser completamente diferente. En Tokio estudié un breve tiempo en una escuela de go para profesionales. Con una política extremadamente estricta, utilización de un sistema de premio y castigo, y una rutina de tiempo completo en niños menores de diez años, me di cuenta claramente de que no es un sistema que podamos intentar seguir. Como occidentales, latinoamericanos y argentinos, tenemos que apropiarnos del go y encontrar nuestras propias herramientas para asimilarlo culturalmente.
VII
La perspectiva del go en Argentina es de crecimiento. No sólo porque de una manera inevitable el juego crece a buen ritmo en Occidente desde su introducción a mediados del siglo XX, sino porque a nivel local cada vez aparecen más jugadores con ganas de aprender y participar, y estamos tratando de facilitar las herramientas para que esto sea así y encuentren un lugar desde el cual crecer. La AAGO atravesó varias crisis desde su fundación en 1971, pero en la actualidad está bien establecida, y con muchos planes para los próximos años. Por lo pronto, algo de lo que viene se va a poder ver en el próximo 8vo Congreso Argentino de Go, el 16 y 17 de noviembre (ver información en go.org.ar). Van a participar gran parte de los jugadores regulares, y muchos de los nuevos que están apareciendo.
VIII
El juego occidental con el que más se compara al go es el ajedrez. Extrañamente, este último para mí siempre resultó ser un misterio. Tuve varios intentos de jugarlo, pero como muchos, simplemente sé las reglas. Todo era demasiado críptico: piezas con habilidades inherentes, estrategias mágicas (a mis ojos) mediante las cuales se llega de una manera completamente indirecta a un objetivo único y clarísimo desde el comienzo (el jaque al rey). Era muy difícil de abordar, y varias veces abandoné rápidamente. Cuando conocí el go, por el contrario, las cosas se dieron de una manera absolutamente simple y natural. Las reglas son sencillas, fáciles de aprender, y el juego tiene una libertad tan grande que uno rápidamente entra en él. A partir de las reglas se empieza a abrir en un camino de descubrimiento que nunca termina. El objetivo no está atado a una zona del tablero o pieza en particular, sino que es flexible y varía durante cada partido. El tablero que empieza vacío y se va llenando a medida que uno juega siempre me dio la sensación de que estaba pintando, o escribiendo. Hay libertad, creatividad, y una lógica infalible en la que uno descansa como en la fe. El go parece simple y es extremadamente complejo, y creo que esta tensión entre lo que aparenta ser y lo que es es en parte su atractivo ////PACO