1/ Ayer lunes puse en Twitter y en Facebook la frase: “El feminismo me parece una mierda” y “El feminismo es una mierda.” Varios amigos me pidieron que no me exponga. Ya no me piden que no sea gratuito, arbitrario, infantil, “provocador”, sino que directamente intentaron cuidarme. ¿De qué? Existe un miedo al feminismo. Hoy no se puede ni empezar a contradecir al feminismo. El feminismo es su propio tabú. El feminismo hoy se volvió represivo.
El feminismo es su propio tabú. El feminismo hoy se volvió represivo.
2/ El 31° Encuentro Nacional de Mujeres que se hizo el fin de semana en Rosario dejó a su paso muchas pintadas en lugares públicos y privados. Elijo algunas fotos con esas consignas para ilustrar esta breve nota. El recorte puede ser tendencioso. ¿Había frases menos irresponsables, menos alucinadas? Como fuere, las pintadas están ahí y ahí van a quedar hasta que sean removidas. Me dicen, sobre esas frases, que no se puede generalizar, que son pensamientos aislados, no representativos. Yo digo que hoy no existe un feminismo lúcido o inteligente. Eso se acabó. Entiendo que algunas mujeres, que se reconocen a sí mismas, sin más, feministas, confían en que en alguna parte -quizás una universidad, o un gabinete de estudios- hay otras mujeres pensando teorías refinadas y escribiendo libros bien argumentados sobre el feminismo en la actualidad. Pero eso no parece existir. Por lo general, las “feministas serias” hacen planteos de clase que colorean con reflexiones sobre género, o son historiadoras, o se dedican a la filosofía, o directamente no son feministas y están muy alejadas de los encuentros como los de Rosario. ¿Qué es el feminismo hoy? Mi respuesta: histeria y narcisismo contra todo el que se oponga y con una gran carga de violencia desatada.
¿Qué es el feminismo hoy? Mi respuesta: histeria y narcisismo contra todo el que se oponga y con una gran carga de violencia desatada.
3/ Algo para nada menor del feminismo de hoy: su capacidad de transformar el presente es nula. De ahí su radicalización. Las redes sociales generan también una retroalimentación monstruosa. Pero quizás el problema más grave del feminismo en esta época sea su falta total de organicidad. Hay mujeres sueltas que dicen que “el colectivo” debería impedir que las “feministas radicalizadas” pinten y vandalicen las ciudades donde sucede el encuentro. Pero esto no se hace. ¿Porque no se puede? ¿Porque no se quiere? Me parece que no resulta posible y aparte esa visibilidad disruptiva se desea. Mientras tanto las mujeres en la Argentina son feministas sin condicionamientos, sin deberes, por el solo hecho de reclamar derechos que muchas veces ya poseen, por el solo hecho de compartir una vaga idea de identidad bienpensante que no demanda ni esfuerzos ni sacrificios ni, desde luego, mayor discusión/////PACO