Bryan Timm publicó en su blog unos consejos para surfear que se ofrecen como consejos para vivir y que yo no puedo dejar de pensar como consejos de escritura. De hecho, creo que funcionan todavía mejor como consejos para escribir que para la vida. El título Escribir es como surfear es mío. El original, Life lessons from 1000 days of surfing, podría pasar al castellano como Lecciones de vida a partir de 1000 días surfeando.
El interesado en leer los consejos desde un punto de vista literario no tiene más que cambiar “surf” y “surfear” por “escribir.” Hagan la prueba. A veces el cambio que hay que hacer es el de “agua” por “lugar de trabajo.” Por ejemplo, “si no estás en el agua, no vas a agarrar olas.” Que yo volvería a traducir como “si no estás en tu escritorio, no vas a escribir nada.”
Una nota: wipeout se podría traducir como “echarlo a perder del todo” o “no tener nada para rescatar”, aunque también, de forma literal, como “exterminio” o “planchado.” El término queda más claro en su contexto. Tocaste fondo, no sale nada, todo lo que escribís está mal. ¿Qué pasa? Esa indigencia no es mala. Hay que atravesarla. El consejo es bueno, tanto para el surf como para escribir y para la vida misma. Se puede aprender mucho de pasar por eso. Yo diría que incluso es necesario. Por ejemplo, Bill Evans siempre desconfiaba de los easy goers, los tipos que se sentaban al piano y tocaban bien sin hacer ningún esfuerzo. Estamos en el mismo barrio. Tocar, improvisar, surfear, nadar, leer, escribir.
En la actualidad Bryan Timm trabaja para la organización sin fines de lucro Surfing For Change del surfista profesional Kyle Thiermann y tiene varios videos en YouTube haciendo pesca de altura.
1. Pararse es la parte más dura
Aprender a surfear es un poco como perder la virginidad. La primera vez que lo hacés sale mal. No estás coordinado, no tienes tiempo y sos básicamente un tonto. Pero en el momento en que descubrís cómo ponerte de pie, la euforia es tan intensa que solo podés pensar en cuándo vas a volver a hacerlo (así que supongo que el sexo y el surf tienen algo en común). Cuando le pedí a diez surfistas que describieran la sensación de agarrar una ola, Dave Doolin lo resumió maravillosamente: “Es como un orgasmo. Pasas mucho tiempo tratando de conseguirlo, no dura mucho y se siente realmente bien cuando lo haces.”
2. Surfeá hasta que estés demasiado comprometido como para dejar de hacerlo
El mejor consejo que recibí sobre cómo aprender a surfear fue de un tipo en un bar. Me dijo “hay que hacerlo cincuenta veces porque entonces ya vas a estar demasiado comprometido para abandonarlo.” Una vez que hiciste algo tanto tiempo se llega a un punto sin retorno. A partir de ese momento, no se trata de si lo vas a hacer, sino de cuándo lo vas a hacer.
3. Todo lo que se necesita es una buena ola
Te estaría mintiendo si te dijera que alguna vez me arreglo con una sola ola en una sesión de surf. Hay pocas cosas en la vida que te harán perder horas de tu tiempo para experimentar segundos de alegría. El surf es una de esas cosas. Incluso en los peores días, todo lo que se necesita es una buena ola. En la vida, nadie te recuerda por tus derrotas, fracasos y reveses. Cuando consigas atrapar tu ola, lo único que vas a recordar es ese paseo perfecto.
4. Las condiciones siempre están cambiando
Algunos días son épicos. Algunos días son un completo horror. Pero todo lo que realmente podés hacer es seguir intentando. La vida fluye y refluye de manera similar. Agarrás una ola perfecta y llega una pausa. Pero todo lo que podés hacer después es seguir viviendo.
5. No dejes pasar una ola perfecta
No puedo decirte la cantidad de veces que vi una ola, pensé que sería perfecta y la dejé ir. La duda tiene un costo. Si te perdés la ola perfecta, terminás haciendo un compromiso a medias y generás resultados a medias (también conocido como comer mierda en la ola).
6. Siempre hay otra ola
Esto va en contra del punto anterior. Pero no abandones por perder una ola. Siempre viene otra ola. Si la oportunidad perfecta parece que pasó de largo, dejá de pensar en ella. Pensar todo el tiempo no la va a traer de vuelta. Viví el momento, pero mantené los ojos en el horizonte porque normalmente hay otra oportunidad a la vuelta de la esquina. En mi experiencia, la segunda ola en un set siempre es más grande y conduce a un mejor resultado.
7. La selección de la ola marca una gran diferencia
Aprender a leer ondas es un dolor de cabeza gigante. La única forma de aprender a leerlas es surfeando más. En otras palabras, tomar las decisiones correctas se aprende tomando las decisiones incorrectas.
8. Si no estás concentrado, la cagás
El surf te enseña que hay un poder tremendo en una mente irreflexiva. Cuando caés en una ola, tu mente se queda en blanco y te agarra una euforia tan adictiva como la heroína. Pero en el momento en que tu mente divaga, el océano te da una paliza de agua salada.
9. Los wipeout nunca son tan malos como creés
A menos que estés navegando por el oleoducto bonsai, o tu nombre sea Drew Brophy, los wipeouts nunca son tan malos como se cree. Puede que te sientas alterado mentalmente, pero las cosas suelen salir bien. Es raro que experimentes el peor de los casos e incluso si lo hacés, hay un tremendo poder en tocar fondo (en sentido figurado, no literalmente).
10. Cuantas más olas busques, más vas a agarrar
Si no estás en el agua, no vas a agarrar olas. Eso es bastante obvio. Pero si estás en el agua y no estás haciendo nada, da lo mismo que estés sentado en la orilla. Cuantas más olas busques, más vas a atrapar. A medida que aumenta tu tolerancia al riesgo, también van a aumentar las oportunidades a tu disposición.
11. La naturaleza recompensa nuestra paciencia
Cuando surfeas aprendes a lidiar con el horario de otra persona todo el tiempo: la madre naturaleza. Ella decide cuándo quiere bailar, cuándo quiere jugar y cuándo quiere dormir. Es el tipo de mujer que te dice que quiere bailar, te llama y se duerme cuando aparecés (a esto lo llamamos una pausa). Podés lloriquear, quejarte y amenazarla hasta la muerte, pero ella no se va a despertar hasta que quiera. La lección es sencilla. La naturaleza premia nuestra paciencia.
12. Necesitas salir de tu zona de confort
Cuando empecé a surfear, miraba el informe de surf y esperaba que no fuera demasiado grande. En estos días lo miro y espero que no sea demasiado corto. Pero me tomó algunas lecciones de vida de un gran día de surf salir de mi zona de confort. No todo fue diversión y juegos (algunos recordarán lo que afectuosamente llamó la ola de la muerte de Nicaragua). Pero cada vez que surfeo bien, salgo un poco más de mi zona de confort.
13. No te juzgues por tu peor día
Habrá días en los que no vas a estar en la cima de tus habilidades. Es lo que te hace humano. Pero en el momento en que empezás a juzgar tus habilidades por tu peor día, te convertís en una profecía autocumplida. Uno de mis amigos me preguntó qué hacía con mis fines de semana antes de empezar a surfear. Le dije que no me acordaba, pero que no pudo haber sido tan genial. El surf alteró por completo la trayectoria de mi vida. Por eso es bueno tener presente que nunca hay que juzgarse por nuestro peor día. Mañana las olas van a seguir viniendo.///PACO