“Cuando uno tiene un hijo, el mundo tiene un rehén”, le escuché decir alguna vez a Iván Noble. La frase, que le pertenece a Hemingway, Noble también la compartió en un tuit y luego agregó: “gracias a la vida por el secuestro más hermoso y conmovedor que me ha dado”. Decir que los hijos nos llenan de alegrías por un lado, pero a veces también de preocupaciones y tristezas, ya es un lugar común. El rock, que por suerte no suele escapar de los lugares comunes, tiene algo que decir al respecto. Tal vez, una de las canciones más emblemáticas que aborden la relación padre-hijo sea “Beautiful boy (Darling boy)” de John Lennon. A los que conocemos la historia del ex Beatle, claramente todos, y su trágico final en la puerta del Dakota, es imposible que no nos conmueva aún más escuchar la canción que le compuso a su hijo Sean. La grabó en su álbum “Double Fantasy”, el disco que editó pocos días antes de que a Mark Chapman se le ocurriera terminar con la vida de su ídolo y pasar a la historia como el asesino más famoso del mundo. El inesperado final contrasta con la letra de un Lennon que imaginaba un futuro junto al pequeño Sean. “Beautiful boy” incluye una de las mejores estrofas escritas por el ex Beatle. “Apenas puedo esperar a que seas mayor de edad, imagino que ambos debemos ser pacientes, falta mucho todavía, y mientras tanto, antes de cruzar la calle, agarrame de la mano, la vida es lo que te sucede, mientras estás ocupado haciendo otros planes”.
En la misma sintonía, pero dirigida hacia un hijo más grande, “Father and Son” de Cat Stevens es otro de los grandes clásicos. La letra de Stevens narra un diálogo entre un padre y un hijo, en el que el mayor aconseja a su discípulo: “No es tiempo para hacer un cambio, tomalo con calma. Todavía sos muy joven, eso juega en tu contra. Hay tanto que tenés que saber. Encontrá una chica, si querés podés casarte. Mírame a mí, estoy viejo, pero soy feliz”.
A Madonna, el hecho de ser madre también la movilizó y escribió “Little star” para su hija Lourdes. En varias entrevistas declaró que durante la etapa de producción del álbum «Ray Of Light», el nacimiento de su hija había sido su mayor fuente de inspiración. De este tema se pueden escuchar dos versiones, una llena de de efectos y sonidos electrónicos y otra más lenta y más dulce que le sienta mejor a la letra. Acerca de “Little star”, Madonna comenta: «Esta canción, por supuesto, es para y sobre mi hija. Trata sobre la fortuna de tenerla en mi vida. Quiero que sepa lo que siento por ella y cómo quiero que se sienta consigo misma. Es así de simple». Esa simpleza se puede percibir ya desde los primeros versos: “Nunca olvides quién sos , pequeña estrella. Nunca olvides cómo soñar, mariposa. Dios me dio un regalo hecho de carne y hueso”.
De las canciones en español, “Esos locos bajitos” de Joan Manuel Serrat quizás fue de las primeras que abordó la temática y alcanzó un gran nivel de popularidad. Desde su disco “En tránsito” de 1981, el cantautor catalán nos recordaba que “a menudo los hijos se nos parecen y así nos dan la primera satisfacción”. Pero lamentablemente, no sólo nuestros rasgos heredan “los locos bajitos”, sino que también cargan nuestras preocupaciones, nuestros rencores y nuestras frustraciones, además de las inevitables llamadas de atención que tan bien ejemplifica Serrat cuando canta: “Niño, deja ya de joder con la pelota. Niño, que eso no se dice, que eso no se hace, que eso no se toca”.
Otro cantautor que tuvo un gran éxito con una canción inspirada en su hija fue Víctor Heredia. Su recordada “Dulce Daniela” fue un himno en los años 80. “Es una canción verdadera. Es una canción que yo escribí para mi hija cuando tenía tres añitos y nos pintarrajeaba todas las paredes del departamento en el que vivíamos. Lo que al principio nos produjo un poco de enojo pero después reaccionamos porque era en plena etapa de la dictadura y aquellos dibujitos que encontrábamos a la mañana en cualquier lugar de la casa nos empezaron a arrancar sonrisas. Por eso le escribí una canción en agradecimiento a quitarnos un poco la tristeza de aquellos momentos” cuenta Heredia.
En nuestro rock nacional también tenemos una lista bastante fecunda de canciones. “Vos sabés” de Los Fabulosos Cádillacs, tal vez, es una de las más bellas. Su autor es Flavio Cianciarulo y el destinatario de las palabras es su hijo Ástor. «Astor Boy» (como se lo suele llamar en el mundo del rock) inició su camino en la música a muy temprana edad. “Empecé a tocar a los tres años, porque mi padrino Toto [Roblat], que era el percusionista de los Cadillacs y que ahora está en el cielo, me regaló mi primera batería. Desde chiquito cuando mi papá me ponía discos, me quedaba ahí, escuchando. La verdad es que siempre me gustó mucho la música y también mi papá me enseñó muchísimo. Lo mejor fue cuando se juntaron los Cadillacs en 2008 e hicieron la gira, la verdad es que me divertí mucho. Fue increíble. Yo tenía 11 años ahí y pude tocar con ellos”.
“Te llevo para que me lleves” de Gustavo Cerati, incluída en “Amor amarillo”, su primer disco solista, tiene su origen en la por entonces inminente paternidad del ex Soda. En el video de la canción aparece su mujer de esos años, Cecilia Amenábar, embarazada de Benito, el primer hijo de ambos. Ella incluso canta algunas estrofas junto a un joven y colorido Gustavo Cerati. Sobre el final de la canción también se escuchan sampleados los latidos del corazón de Benito. Una curiosidad: en el video Cerati “lleva” puesto un traje a rayas de una sola pieza. Casi dos décadas después ese mismo traje fue “llevado” por su hijo, Benito, en una de sus primeros shows en vivo, cumpliendo así el tono profético de la canción.
En este inventario de temas de rockeros para sus hijos no se puede dejar de mencionar la “Canción de cuna” de los Piojos, que Ciro le dedica a Katja, su hija recién nacida; “Rey sol” y “Margarita”, los temas que Fito Páez compuso para sus hijos Martín y Margarita, esta última además protagoniza el video de la canción en la que su padre le confiesa lo feliz que ella lo hace; a David Lebón, que no sólo le dedicó un tema a su hija “Nayla”, sino que así también títuló al álbum que editó Music Hall en 1980. Otro nacimiento que inspiró el nombre de un disco fue “Pelusón of Milk”, de Luis Alberto Spinetta, dedicado a su hija Vera. El “Flaco” además compuso “Para Valen” un tema instrumental para Valentino, su segundo hijo varón. Pero no todo es “Color esperanza” como dice Diego Torres, quién también versionó “Alba”, el tema que Antonio Flores escribió para su hija, la vida a muchas veces se tiñe de un “color desilusión” y las canciones también lo reflejan. “Era en abril” de Jorge Fandermole y “Tears in heaven” de Eric Clapton son dos de las letras más tristes, más hermosas y más profundas que se escribieron sobre la pérdida de un hijo.
Para cerrar, voy a elegir al músico del cual comencé hablando: Iván Noble. El ex Caballero de la Quema compuso “Bienbenito” para el hijo que tuvo con la actriz Julieta Ortega. En su canción le dice a Benito que ahora lo único que le importa es llegar a viejo, de alguna forma, ser ese rehén del que habla Hemingway. En sintonía con “Esos locos bajitos” y “Beautiful boy”, Noble también le da consejos a su hijo. Le dice que no se pierda el fútbol, Los Beatles, el tango, el mar, los besos y los amigos, y que de la gente con choferes, mejor pase de largo. En el estribillo, sin ocultar su emoción, le confiesa: “Yo daría un brazo por vos, pero a decir verdad, papá sabe ser muy tonto, mejor…dale la mano a mamá”.///PACO