Te sorprendió el fotógrafo el momento

más bello de tu historia

deportiva, tumbándote en el viento

para evitar victoria,

y un ventalle de palmas te aireó gloria.

Miguel Hernández, Elegía al guardameta.

¿Cuáles son los equipos del Mundial que hay que ver? Alemania y Brasil, como siempre, Italia y Holanda, Uruguay y Chile, y la sorpresa, Costa Rica. ¿Quién más falta en esa lista? ¿Francia? Puede ser… ¿Argentina? Hmm… ¿Estados Unidos? No. El que falta en esa lista es un tapado, es México.

México, sí, un país de cuyo fútbol en la Argentina conocemos bastante por las copas Libertadores y porque allá se van a jugar nuestros cracks de medio pelo –esos que no están para quedarse acá pero tampoco están para irse a Europa ni para hacer millones de petrodólares al amparo de alguna monarquía árabe-, un país que, sí, siempre se las arregla para estar más o menos presente en los certámenes internacionales pero que nunca hace demasiado, un país que en términos de peso e historia futbolística es pobrísimo desde siempre.

Este equipo de México llegó al Mundial de Brasil por la ventana, después del repechaje contra Nueva Zelanda. Es decir, Nueva Zelanda, los del país de los All Blacks, casi van al mundial. Pero por suerte para casi todos eso no sucedió y México cayó en el grupo A junto a Brasil, Croacia y Camerún. Grupo en el que acaba de quedar segundo detrás de Brasil con dos partidos ganados y uno empatado, igual que el primero, y con solamente dos goles menos que éste. Visto así, en números, México no presenta mucho atractivo. Sí, le ganó 1 a 0 a Camerún –otro que siempre está aunque no haga nada por el fútbol-, sí, le ganó 3 a 1 a Croacia, y sí, empató 0 a 0 con Brasil. ¿Y qué? En realidad, el dato que coloca a México entre los equipos que hay que ver es que tiene a Guillermo Ochoa, el mejor arquero del mundo. Si aceptamos que el mundial los juegan los mejores equipos del planeta y que estos están formados por los mejores jugadores, entonces podemos aceptar sin vueltas que hoy Guillermo Ochoa es el mejor arquero del mundo. Al final del partido con Croacia, tiene la valla menos vencida con mayor cantidad de partidos jugados en lo que va del mundial, y el empate en cero con Brasil fue casi el mejor partido que uno podría imaginar para un arquero. En esos noventa minutos contra el dueño de la pelota y del estadio, Ochoa no se desconcentró ni una vez, no salió mal ni en un solo córner ni centro y tapó varios pelotazos y mano-a-manos. Para ser un partido perfecto, Ochoa tendría que haber hecho un gol. No pudo ser, pero ese 0 a 0 con Brasil –y Brasil siempre es Brasil– le alcanzó para ponerse entre los mejores de este campeonato y, además, convertir su apellido en la palabra más googleada en todo el mundo durante ese día.

Porque, admitámoslo, hasta esa tarde de martes en que frenó a Neymar y compañía prácticamente nadie sabía de su existencia. ¿Quién es Ochoa? Con 28 años –no una mala edad para un arquero-, Francisco Guillermo Ochoa Magaña participa de su tercer Mundial con la camiseta azteca, pero es la primera vez que juega: en el 2006 fue tercer arquero de la selección de Lavolpe –plantel en el que tuvo como director de arqueros a Jorge Campos- y en 2010 estuvo también de arquero suplente. Ochoa debutó en el América en 2003 y jugó allí un total de 292 partidos hasta 2011, año en que pasó al Ajaccio de Córcega, Francia, convirtiéndose en el primer arquero mexicano en ir a jugar para un club europeo en todos los tiempos. Durante la Copa de Oro del 2011, Ochoa y otros cuatro jugadores mexicanos dieron positivo en un antidoping previo al inicio del torneo, por lo que quedó afuera y no pudo estar en la final que México le ganó 4 a 2 a EEUU. Pero Ochoa y el resto apelaron el doping y finalmente se les dio la razón. Entonces Ochoa pudo volver.

Sin embargo, durante las difíciles eliminatorias para llegar a Brasil, Ochoa tensó relaciones con el técnico de México, José Manuel de la Torre, pidiendo que se le asegurase la titularidad en el equipo antes de viajar desde Europa para jugar contra Honduras. Pero de la Torre no se dejó extorsionar y declaró: “Yo nunca le prometo a nadie que va a jugar. Es un buen portero, anda en buen nivel pero también hay otros que también hay en muy buen nivel y te menciono a cinco o seis que en el fútbol mexicano andan muy bien y que andan compitiendo por la posición”. De todas formas, México perdió ese partido con los hondureños y de la Torre salió eyectado del sillón de entrenador. Ochoa volvió a jugar enseguida y se le allanó el camino para ser titular.

Ahora, en Brasil, con Herrera como técnico, Ochoa ya no usa la camiseta número 13 sino la 1 y es figura de su equipo. Un equipo que hay que ver porque, aunque no ofrece tanto como otros, juega, hace goles, gana y ya está preparándose para jugar en octavos contra Holanda.///PACO