¿Por qué Rodrigo Cañete sacude con tanta fuerza al mundo del arte porteño? La pregunta es de formulación innecesaria o vulgar. Cañete es un crítico. Lo que hace cuando escribe en su blog loveartnotpeople.org, o cuando habla en La hora de la pastela, su programa de YouTube, es ejercer la crítica. Que esta actividad profesional, responsable y necesaria para la vida dinámica de un campo se ejerza recurriendo al chisme, la argumentación, la injuria y la denuncia tampoco es nuevo. Solo los ingenuos y los tontos (que merecen ser tratados como son tratados por Cañete) y los malos y pérfidos (que lo merecen todavía más) elevan su voz de indignación o teatralizan su disgusto. Cañete afecta intereses, ataca, demuele e ironiza, recuperando así una vigorosa tradición que parecía perdida, la del crítico lúcido, sólido y protagonista. Los artistas arribistas, cuando no cualunquistas, arrobados por los elogios sin valor de un periodismo bobo, lo ven venir con angustias mal reprimidas. Inermes, no logran contestarle. Así las cosas, leerlo es un placer y su presencia en la web, una necesidad. Miguel de Unamuno decía que un país se salvaba si tiene cinco profesores de griego. Yo digo que la Argentina se salva si Cañete hace escuela.// Por Juan Terranova
Hace poco, asociado al nombramiento de Graciela Taquini como Académica de Número en la Academia Nacional de Bellas Artes, les recomendabas a los jóvenes que se alejen de las instituciones artísticas argentinas. A partir de esa recomendación se me ocurre preguntarte ¿cómo ves la relación arte y Estado hoy en nuestro país?
El Estado reemplazó al mercado y en el proceso se banalizó como el mercado y, al mismo tiempo, potenció lo peor de sí mismo como aparato estatal clientelístico. La situación en la Academia Nacional de Bellas Artes es un buen ejemplo. Se supone que asesora al Estado pero en realidad funciona como un club. Se supone que publica las cosas que el mercado no publica pero, en realidad, se publica a sus miembros y a sus amigos. Otro ejemplo es Tecnopolis y el sistema de nuevos premios federales e incentivos del Fondo Nacional de las Artes. El Estado en lugar de apoyar al sector privado fortaleciéndolo en el área cultural, salió a competir y lo está ahogando. Nadie puede competir con el Estado. El problema es que el criterio de asignación de esos recursos es posiblemente el menos profesional, riguroso y sistemático de la historia de Argentina. En síntesis, el Estado no está preocupado por garantizar la excelencia y el desarrollo de la calidad artística sino en hacerles creer a los potenciales productores de arte (ni siquiera a los artistas) que los va a incentivar hoy y en el futuro. Es el traspaso de la lógica del clientelismo político del puntero barrial al ‘amigo artista’. Una verdadera pena.
¿Recibís respuesta del blog? ¿Cuándo reseñas en contra una muestra, el artista te escribe? ¿Pasaste por este tipo de reacciones?
Ante mi sorpresa, debo decir que pocas veces. Tomás Espina me mandó un insulto en alemán. Al principio supuse que era un insulto por el tono pero cuando lo hice traducir me quedé helado ya que decía algo así como: ‘no pertenecés a la hermandad del arte ni compartís nuestra sangre. Ser inferior! Muere!’ Eso dicho en alemán da miedito pero por dos minutos y medio. También recibí reacciones poco generosas de Max Gomez Canle y Nahuel Vecino. Digo poco generosas porque me tomo muy seriamente y trabajo mucho en mis reseñas. Son aportes a ellos. Trato de sacudirlos para que mejoren. Cuando se suben al caballo y no se quieren bajar por nada del mundo me da mucha pena. Creo que eso tiene que ver con las propias inseguridades tanto mías como de ellos.
¿Qué críticos de arte leés?
Solo leo los que critico. La crítica de arte está muy mal en todos lados y con esto quiero decir que la crisis es terminal. Cuando uno compara la crítica de ballet o teatro con la crítica de arte, se puede ver que la diferencia esta en el amiguismo y la idea de ‘club’. Para responder tu pregunta, te diría: ¿Robert Hughes? Pero, en realidad, no lo leo sino que me entretiene lo que dice.
¿Qué obras tenés en tu casa?
¿Obras Sanitarias?
¿Qué es lo que hace de un crítico, un buen crítico?
Para mí un crítico tiene que saber de arte y poder probarlo a todos los niveles (desde un PhD hasta la vecina de la vuelta). También tiene realmente que amar al arte con profunda autonomía de criterio. Mi método personal es no responder Facebook y no ir (en el caso de mi blog en inglés TABOOFART.COM que es aún más exitoso que LOVEARTNOTPEOPLE.ORG) a cenas, fiestas o reuniones. Establecer vínculos de amistad y afecto con el ‘sistema del arte’ (galeristas, críticos, artistas, etc) hace que se pierda autonomía y todo se va de control. Aquellos amigos que tengo en el mundo del arte saben que mi proyecto es decir lo que pienso con sumo rigor y de manera directa por lo que ya saben que, en cualquier momento, les puede tocar a ellos. Me da mucha satisfacción cuando, después de una gran puteada pública, nos ponemos a hablar como amigos. Ellos saben que viene del corazón. Si no, no escribiría sobre arte.///PACO