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Por Nicolás Mavrakis

Si el cine es una forma de representación inferior a la literaria, Roger Ebert parecía ocuparse de catalogar los sentidos necesarios para resolver con palabras llenas de agudeza y astucia el horror vacui que pudiera haber dejado detrás el celuloide.

Ebert era un crítico en el sentido en que la industria americana los entiende como tales: un esteta con veleidades de tecnócrata, sin miedo para calificar de basura lo que es basura -«mejor jueguen con sus muñequitos en casa», publicó uno de sus críticos sobre la última G.I. JOE– ni para recomendar en tres volúmenes de Great Movies qué es lo que es bello y vale la pena ser visto.

La tradición francesa indicará que un crítico es algo más profundo, tal vez más sofisticado y ontológicamente responsable de una tradición Occidental que todavía lo obliga a una pregunta constante, concienzuda y erudita por el misterioso pneuma del ánimo Creador. Ebert simplemente subía o bajaba los pulgares con carácter y decisión. Y lo más importante: sabía hacerlo bien. Your movie sucks no es solamente el título de uno de sus libros. También es una posición simple y clara sobre el valor del arte cinematográfico en el corazón ultradesarrollado del país donde se erigen las colinas de Hollywood.

Una de las últimas entrevistas que hizo Ebert fue al cast de Stand Up Guys. No es una gran película pero ilustra bastante bien la jerarquía de Ebert como crítico: Al Pacino, Christopher Walker y Alan Arkin conversan con él en la habitación de un hotel. Y no son la clase de actores que regalen entrevistas, ni las necesiten, ni se preocupen, a esta altura, por la promoción de una película. El clima no es tanto de amistad como de camaradería. Los cuatro son parte consciente de una historia del cine norteamericano y conversan y bromean sobre eso. No es una mala despedida.

No dejó de criticar aunque un cáncer de mandíbula le costó la mitad de la boca. Tenía 70 años y usaba la web con precisión y criterio. Ser viejo, ser incluso un animal moribundo, no es más que un estado de la mente, como se escucha mientras Chance the Gardiner camina distraído sobre el agua en Being There. Su película preferida era Citizen Kane, su actor preferido Robert Mitchum y su actriz preferida Ingrid Bergman. Look for me in the weather reports, citó imaginando una frase para después de su muerte.////PACO