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Dean Potter, una vida ética

“Una vida ética no es simplemente la que se somete a la ley moral, sino aquella que acepta ponerse en juego en sus gestos de manera irrevocable y sin reservas. Incluso a riesgo de que, su felicidad y su desventura sean decididas de una vez y para siempre”.
G. Agamben

 

Dean Potter está en la televisión; camina sobre una cuerda suspendida entre dos formaciones rocosas. El vacío más abajo, si cae va a ser la última vez que lo intente ya que no lleva ninguna protección ni medida de seguridad que pueda suspender la caída. Pero esta vez Dean llega al final de la línea; sonríe y mira brevemente a la cámara que lo sigue. Esa fue la primera vez que supe algo sobre él; fue hace ya varios años y le debo a ese documental (The sky Walker) el haber comenzado a escalar también. Se destacó en la escalada deportiva que comenzó a practicar en la adolescencia, y fue un pionero del slackline y el highline que descubrió en Yosemite. Dean practicó todas las disciplinas que paulatinamente se fueron desprendiendo de la escalada, incluyendo el freebase que él mismo creó –una combinación de escalada en solitario (sin cuerdas de seguridad), y salto Base (salto en paracaídas desde antenas, puentes, edificios y tierra)–. La idea era hacer del solo integral una práctica más segura al tener el respaldo del paracaídas. Luego vino el wingsuit que consiste en la utilización de un traje con alas plegables, donde a diferencia del Base, de lo que se trata ya no es únicamente de caer, sino de prolongar la duración de esa misma caída, de volar, en fin.

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Kevin Thaw es un escalador de renombre que conoció bien a Dean Potter y compartió la misma escena de escalada; me confesó que la sensación de caer a esa velocidad, incluso cuando nunca probó la heroína, no debería ser muy diferente, en el sentido de que simplemente querés más. En las innumerables entrevistas que Potter dío, la alusión constante a volar se repite una y otra vez. “En vez de morir estoy volando” solía decir. Y es que a Dean le encantaba pensar en la idea de que había trasladado los límites de la muerte, de que había cambiado lo peor por lo mejor. Se veía a sí mismo más como “un artista” que como un atleta, y luchaba contra la expresión “deportes extremos”.Cuando le preguntaban sobre el miedo también decía que poner su vida en riesgo era la única forma que había encontrado para alcanzar un estado de conciencia mayor, permitiéndole conectarse con las cosas de una manera diferente.

Dean practicó todas las disciplinas que paulatinamente se fueron desprendiendo de la escalada, incluyendo el freebase, que él mismo creó, y el salto Base.

Por lo que no es difícil entrever que la filosofía budista, la meditación y la creencia en que uno mismo es capaz de romper barreras, ocupara un papel fundamental en la vida de Potter. Y así fue. Hablar de la muerte, tampoco le costaba demasiado. En una entrevista con Mark Coleman declaró: “No soy una persona oscura y no estoy pensando en la muerte todo el tiempo. Pero realmente creo que no hay ninguna diferencia con otras personas en las que en cada día y en cada momento sus vidas están en la cornisa. Conmigo es muy fácil de ver, si me caigo moriría, pero la vida y la muerte están ahí para todos y son las cosas más comunes y que todos compartimos». Sin embargo, muchos patrocinadores no pensaron igual, sobre todo a partir de la muerte de Sean Leary en marzo del 2014, quien falleció en un accidente de salto base (práctica ilegal en el Parque Nacional, valga aclarar). Así, la marca Clif bar decidió retirar el patrocinio a varios atletas, entre ellos, Dean Potter, por considerar al Base y al freesolo como actividades demasiado riesgosas: “No se trata de ponerle un límite al deporte o de limitar a los atletas de perseguir sus pasiones. Nosotros estamos trazando un limite para nosotros mismos” comunicó la firma en una carta a la comunidad escaladora.

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Leary era amigo y compañero de cordada de Potter. Ambos consiguieron un record en la ascensión en velocidad al Capitán, imponiendo una marca de 2 horas y 36 minutos. En poco más de un año los dos escaladores sufrieron el mismo destino trágico. Pero Dean Potter no es sólo un caso aislado de entre los escaladores que llevan al límite las normas de seguridad. Cuando a John Long le preguntaron cuál era el mayor logro de Alex Honnold (quizás el mayor exponente del freesolo en la actualidad), y que también es un gran referente en Yosemite, respondió sin titubear: “que todavía siga vivo”. Cuando el fin de semana pasado el cuerpo sin vida de Dean Potter fue encontrado en el valle de Yosemite junto con el de Graham Hunt, de 29 años de edad, tuve la sensación de que no podía ser verdad, pero al mismo tiempo de que era algo que más tarde  o más temprano podía suceder. Dean tenía 43. Estaba practicando wingsuit y se presume que saltó al anochecer para evitar a las autoridades del Parque. Si bien aún no se ha esclarecido cuál fue el causante del fatal desenlace, se cree que posiblemente haya impactado contra algún punto fijo antes de caer. Con la trágica muerte de Dean Potter se cierra una importante etapa en el desarrollo de la escalada, donde la confianza y la creencia de que es posible ir más allá de nuestras propias limitaciones, cobró dimensión y sentido. Su nombre no será fácilmente olvidado, al menos para mí, como también estoy seguro, para todos los amantes de este deporte///////PACO