Por Juan Terranova
Para Cristino Bogado.
1.
El 11 de noviembre el portal de noticias MinutoUno publicó este titular: “Pintor clava sus testículos a los adoquines de Plaza Roja en Moscú.”
2.
El primer párrafo de la nota informa: “El pintor ruso Piotr Pavlenski fue hospitalizado después de clavar sus testículos con un martillo a los adoquines de la Plaza Roja de Moscú en una acción de protesta contra el Kremlin que el polémico artista denominó Fijación y que coincidió con la celebración en Rusia del Día de la Policía.”
3.
El acto es, según Pavlenski, “metáfora de la apatía, indiferencia política y fatalismo de la sociedad actual rusa.” Parece que también hay un manifiesto del cual el portal cita esta parte: “No es la arbitrariedad de los cargos públicos lo que priva a la sociedad de su capacidad de actuar, sino la fijación en sus derrotas y pérdidas que nos clava cada vez con más fuerza a los adoquines del Kremlin, convirtiendo a las personas en estatuas que esperan resignadas a su destino.”
4.
Cuando la Unión Soviética dejó de existir, este tipo de artistas surgieron con mucha visibilidad en Moscú y San Petersburgo. Retomando la tradición de las artes performáticas que en los años 60, mezclaron política, denuncia, ilegalidad y el cuerpo mismo del artista, construyendo una gestualidad de alto impacto con un resultado atractivo para las cámaras del mundo. Como Pavlenski, la mayoría de las veces los mismos performers explican el sentido final de lo que hacen. ¿Importa la lectura de los otros, o el espectador es apenas un accesorio más? El artista se vuelve así autor y criminal, obra y crítico, lo cual lo coloca sintomáticamente en un plano de acerada autonomía o incluso autismo radicalizado. Nada de esto es nuevo ni novedoso. Sin embargo, ahí está Pavlenski desnudo, sentado en los adoquines de la Plaza Roja. ¿Por qué, en determinadas situaciones, le pedimos con tanto énfasis al arte que sea evolutivo? Como fuere, Occidente le prestó especial atención a Aleksandr Brener, conocido por actos vandálico-artisticos de todo tipo, al grupo de grafiteros rusos de nombre «Voyná» –que significa “guerra”– y a las famosas Pussy Riot, cuyo destino se sigue jugando hoy en las cárceles de Siberia por cantar contra Putin en el principal templo de la Iglesia Ortodoxa Rusa.
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¿Qué es lo que pinta Pavlenski para ser llamado pintor? Más allá de toda teoría del arte, el titular de la nota es errado. Más allá de la ecuación dolor/resistencia y su umbral de posibilidad, si Pavlenski se hubiera clavado un testículo probablemente ya estaría muerto o castrado. ¿Y cómo haría el artista para clavarse ambos testículos? Pavlenski no clavó sus testículos, ni uno ni los dos. Clavó su escroto. No se trata entonces tampoco de un error, sino de una excusable metonimia.
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Una hora y media después de meter el clavo, Pavlenski fue trasladado a un hospital donde recibió atención médica. No encuentro novedades posteriores, en la web, sobre el estado de la apatía, la indiferencia política y el fatalismo que afectan a Rusia.
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El pasado 3 de mayo Pavlenski se había enrollado desnudo en alambre de púa enfrente del edificio de la Asamblea Legislativa de San Petersburgo en una acción que llamó Cuerpo y que, según sus propias palabras, simbolizaba “la existencia humana en un ambiente de represión legal, cuando el más mínimo movimiento provoca una durísima reacción del sistema legislativo, que se clava en el cuerpo del individuo.”
8.
Con similar dramatismo exhibicionista, en junio el mismo artista se cosió la boca en apoyo a las Pussy Riot. Lo hizo frente a la catedral de San Petersburgo con un cartel que decía: “La acción de Pussy Riot en una escenificación de la famosa acción de Jesucristo.” La prensa leyó en esa denuncia una alusión a la expulsión de los comerciantes fuera del templo.
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La palabra “acción” aquí debe ser entendida como una traducción de “performance” en la acepción artística del término.
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La performance de Jesús echando a los comerciantes del templo, la performance de Cristo en la Cruz.
11.
Muy lejos del territorio ruso, se dio, este año, otra protesta menos idealista, pero un poco más deudora de la iconografía y las prácticas del martirologio cristiano.
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En Paraguay, los choferes de la Línea 30 de colectivos, dependiente de la empresa Vanguardia SA, cuyo ramal azul atraviesa toda la ciudad, deciden formar un sindicato. La empresa los despide. ¿Cómo responden ellos? Se crucifican.
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Selva. Calor. Mosquitos. Dengue. Humedad. El tráfico inagotable, caótico y violento de Asunción, una ciudad con un área metropolitana de dos millones de personas y una densidad de 4377 habitantes por kilómetro cuadrado. Sobre su suelo, ocho trabajadores despedidos clavados en cruces de madera, mientras otros cuatro se declaran en huelga de hambre y además unos sesenta paran por solidaridad con los compañeros despedidos.
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La noticia da la vuelta al mundo. La escena recuerda a Buñuel o a Pasolini.
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Crucificados. ¿Pero crucificados cómo?
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En las fotos se ve el interior de una carpa, la estética de la protesta en todo su esplendor. Bolsas de nylon, frazadas, colchones, cacharros para calentar agua, el gitanerío contemporáneo y completo. Los hombres crucificados yacen sobre cruces de madera rústica, vestidos con ropa informal y arropados con almohadones y mantas.
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A los veinte días de protesta, las negociaciones siguen trabadas. El dueño de la empresa, Justo Martínez Noguera, declara, citado por EFE: “No los quiero más en mi empresa a esa clase de personas, yo elijo a quien quiero tener y a ellos ya no los quiero”.
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Su administrador, Aufredi Paredes, usa una palabra en inglés, para desacreditar el reclamo: “Una cosa es lo que ellos dicen, para llamar la atención, crucificarse, clavarse, hacer huelga de hambre y toda esa cosa, pero en realidad son piercing, no son crucificados, para posteriormente poder levantarse, ahí pones un clavito, con unos agujeritos simples y listo.”
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Los clavos atraviesan las manos. La sangre gotea. Pese a todos los cuidados, no deja de ser un espectáculo grotesco y extremo. Uno de los choferes crucificados se tapa con la bandera de un equipo de fútbol local mientras un buen samaritano le refresca la frente con un paño húmedo.
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Pese a estar en la periferia de la periferia del capitalismo, o por ese mismo motivo, la negociación sindical se estira y se llena de especulaciones.
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La presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Senadores, Mirta Gusinky, defiende a los empresarios instando a los trabajadores a abandonar la huelga y volver a sus casas.
22.
(Que una mujer que tiene un cargo relacionado con los Derechos Humanos sea insensible a la crucifixión voluntario de los trabajadores no dejar de parecerme un síntoma de época.)
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A los quince días de la medida, una de las mujeres de los choferes también se crucifica, A los veinticinco días, los choferes crucificados amenazan con cocerse la boca.
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(Finalmente uno lo hace. En portal de noticias Terra leo: “Pese a tener los labios cosidos con hilo negro, Mariano Centurión alcanzó a decir en voz baja a la AP que estaba dispuesto a “morir por esta causa. Ya no retrocederemos ante la maldad de la patronal”.)
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Mientras tanto se denuncian coimas, se convocan movilizaciones, se llama a reuniones, se hacen declaraciones tironeadas entre centrales obreras, ministerios y otros sindicatos. En un momento la empresa ofrece reincorporar a cinco de los despedidos y los despedidos rechazan en bloque la oferta.
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En una foto, uno de los crucificados apoya la cabeza en un almohadón que tiene un dibujo de Tribilín.
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(¿A quién se le ocurrió lo de la crucifixión? ¿Se debatió en una asamblea? ¿Cómo creció la idea en la cabeza de los trabajadores hasta que finalmente se concretó?)
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Otra foto: los crucificados tapados con una larga bandera de Paraguay. Aparte, se ven figuras de Jesús, San Jorge y la Virgen María. También hay un tétrico ataúd, casi vertical, inclinado, apuntalado con un palo.
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Al mes de la acción, un comunicado del Partido Comunista Paraguayo llama a la solidaridad activa con los crucificados y critica lo que denomina “prensa comercial controlada.”
30.
Mientras tanto el administrador Aufredi Paredes reconoce que fue detenido en julio con armas, balines y clavos miguelitos. Paredes se defiende diciendo que los clavos habían sido plantados por los sindicalistas y que los balines eran para espantar palomas de su estancia. Los sindicalistas lo acusan de realizar un auto-atentado contra unidades de la Línea 30 a fin de incriminar a los choferes.
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Cuando le preguntaron por nuevos despidos Paredes respondió: “Bajo ningún concepto. Mentira, nadie fue despedido. Negativo, no existe tal cosa. Chiste es lo que hacen. Son unos payasos. Se crucifican… blablablá. Boludos es lo que son.”
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Luego llegan los artistas y realizan un festival en apoyo a los choferes despedidos.
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En el portal de noticias Ea.com.py se lee: “Integrantes del grupo Golpe a golpe, verso a verso, que reúne a artistas y gestores culturales que realizaron diversas actividades en contra del golpe parlamentario del 22 de junio de 2012, realizarán un festival solidario en apoyo a las reivindicaciones de los choferes de la Línea 30 que se encuentran en huelga desde hace más de 40 días.”
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“Golpe a golpe, verso a verso.”
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También se informa que Hugo Flecha “tocó canciones de Teresa Parodi como Señales de vida, y Escapé a las ironías de mi pueblo, del escritor luqueño Víctor Sarýi.”
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No encuentro la letra de Escapé a las ironías de mi pueblo en la web. Quizás sea una pieza instrumental.
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Otro fragmento de Ea.com.py sobre el festival: “Así se fueron sucediendo los oradores y los números artísticos, entre ellos la festejad
a danza paraguaya con el baile de la botella. Los choferes crucificados, a pesar de tener las manos pegadas con clavos a la madera, seguían el ritmo tratando de aplaudir con los pies.”
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Hay un foto donde se ve a una bailarina, parte del ballet que llegó al festival. Uno de los crucificados gira su cabeza para verla. En la carpa que lo cobija hay un televisor, un ventilador de pie, equipos de sonido, una heladera y una mujer sacando una foto con su teléfono.
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No puedo dejar de notar que los crucificados tienen la contextura física de los choferes de colectivo. Son gruesos, pesados, robustos, obesos.
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(Los artistas jamás se crucifican.)
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Última cita sobre el festival: “El toque de humor fue puesto por el cuentacuentos Marco Flecha, quien sacó carcajadas al público relatando las andanzas del pícaro Peru Rima.”
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“¿Qué le dice un crucificado paraguayo a otro?”
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Promediando la huelga, aunque el estado de los crucificados es de extrema debilidad, se decide sacarlos en peregrinación desde Luque, lugar del reclamo, hasta una reunión tripartita el Viceministerio del Trabajo. Los crucificados son “trasladados en carritos empujados por los compañeros.” Junto a ellos marchan unas doscientas personas. Las carpas y la protesta se mueven así al centro político de Asunción.
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Cristo ¿vuelve o no vuelve? se preguntaba el Padre Castellani en el título de uno de sus libros.
45.
Desde el pueblo Luque al centro de Asunción la distancia es de quince kilómetros. Los recorrieron bajo el sol con 40 grados centígrados de temperatura.
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Habiendo atravesado el siglo XX es muy difícil no pensar en esta acción asociada al gore y sus derivados pop. Pero ya hay algo de eso también en nuestras lecturas de los evangelios.
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Sesenta y cuatro días y muchas reuniones después, la huelga de los choferes de la Línea 30 se levantó. El acuerdo con la empresa implicaba la reincorporación de nueve de los diez trabajadores que habían sido despedidos por intentar formar un sindicato a fin de exigir el salario mensualizado, el seguro médico y las ocho horas laborales reglamentarias.
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La vieja y muy moderna pelea por las ocho horas de trabajo.
49.
(Una vez declarada la huelga fueron despedidos un gomero y un lavadero por haberles contado a los inspectores del Viceministerio del Trabajo las condiciones laborales que sufrían, como jornadas de trabajo de quince a dieciocho horas, el no gozo de un día de descanso semanal y sueldos por abajo del mínimo.)
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La patronal se mantuvo firme en la no reincorporación de uno de los trabajadores. El caso “fue derivado a la justicia.” Se trata de Claudio Ramírez, quien habría sido el primero en adoptar la medida de la crucifixión.
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(¿El que murió para que los otros se salven?)
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“Luego de la dura lucha se logró bastante. Se llegó a destino. Empezamos nuevamente el lunes a trabajar y ahora a disfrutar este momento por lo que hemos logrado”, señaló Ángel Sanabria, del sindicato de trabajadores de la Línea 30.
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Empezar de nuevo, disfrutar del momento. ¿Cómo se vuelve de la crucifixión? ¿Es posible ese renacer?
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En un comunicado, la empresa negó que los despidos hayan obedecido a una persecución sindical, alegando que se trataba de una “restructuración administrativa”, verdadero clásico de los conflictos laborales.
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No obstante, la viceministra del Trabajo, Cynthia González, elevó un informe al Viceministerio del Transporte pidiendo la suspensión del pago del subsidio a la Línea 30 por violaciones a leyes laborales. Esta vez fue la empresa la que amenazó con un huelga si se retiraba el subsidio.
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La línea 30, la línea de los crucificados.
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Sin embargo, nadie se crucifica y vuelve tan fácil a su rutina. Ea.com.py informó, hace unos días, que los choferes son marginados por la empresa y encima padecen secuelas de la protesta que el seguro médico no cubre: “Al respecto mencionó que los crucificados, a raíz del excesivo tiempo que mantuvieron la medida, se quedaron con profundas secuelas causadas por las heridas de los clavos en las manos y que sufren de intensos dolores, por lo que están viendo la posibilidad de operarse quirúrgicamente para tratar de recuperar la movilidad y curarse de las molestias.”
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Muy lejos de Paraguay, antes de la crucifixión sindical guaraní, el 20 de marzo, un grupo de jóvenes catalanes realizó una performance para “pelear por los derechos de los animales.” La acción consistía en servirles a los viandantes de la plaza seca de la Catedral de Barcelona el cuerpo de seres humanos en bandejas de telgopor simulando las que se pueden comprar en los supermercados. (“Demonstrators simulated raw meat packaging found in supermarkets.”)
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Desde luego, la sangre era de utilería. Curiosamente ninguno de los performers se desnudó. La carne humana, para ellos, se ofrecía vestida, con un dejo de pudor. El acto duró lo que se tardó en sacar las fotos de prensa. No hubo huelga de hambre y el plástico que envolvía esta remesa de material orgánico no sofocó a ningún mamífero.
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¿Qué hicieron esa noche estos activistas? ¿Tomaron una cerveza comentando la acción del día? ¿Reflexionaron en silencio con la televisión sin sonido en sus departamentos de estudiantes? ¿Compraron éxtasis para compartir en las discos de Barcelona? ¿Pidieron un abundante menú vegano? ¿Practicaron heterodoxas formas sexuales excitados por el buen suceso de la performance?
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El grupo pertenece a Animal Equality, una organización internacional sin fines de lucro que se propone “to achieve equal consideration and respect for animals, and the abolition of animal slavery.”
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Cristo, ¿vuelve o no vuelve? También vale preguntarse, ¿dónde vuelve si vuelve?
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En el sitio MinutoUno leo otro titular: “Apareció la foto del fan del Indio Solari atascado en un baño.” La nota empieza así: “Un fanático del Indio Solari fue encontrado atascado en un baño químico luego del recital que se llevó a cabo en el autódromo mendocino. Su foto comenzó a difundirse días más tarde por las redes sociales.”
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Detalles: A las cuatro de la mañana el comisario Daniel Silva fue a orinar. Habían pasado más de 120.000 personas por el autódromo. Cuando abrió la puerta de uno de los baños químicos encontró a una persona atrapada adentro del rudimentario inodoro de plástico, cubierto de materia fecal, ebrio y con uno de sus brazos rotos. ¿Estaba consciente? Al parecer no. Los bomberos estuvieron un buen rato para sacarlo. “Suponemos que estuvo saltando y se cayó, no sabemos bien cómo” declaró Silva. En el hospital se le diagnosticó al “enmerdado” un cuadro de hipotermia. El redactor anónimo de MinutoUno en un momento se refiere a él como “El submarinista.”
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Si Cristo volviera aparecería en “las noticias”, porque hoy todo es noticiable. Pero no lo veo mezclándose con un grupo de choferes de colectivos que reclaman la posibilidad sindicalizarse. Ni mucho menos con un exhibicionista ruso, ni con la frivolidad de los que, en el primer mundo, dicen que luchan “contra la esclavitud de los animales.” No me parecen instancias evangélicas. Atienden a otros paradigmas, más borrosos, menos definidos, que no logran elevarse por sobre sí mismos. En cambio la figura de un hombre joven, anónimo, destruido por el éxtasis de la música y la masa, sucio de estiércol, ridiculizado por todos, sí es una figura cristiana.
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¿Cómo percibieron los curiosos que hacían tiempo en las afuera de Jerusalem o en la inmediaciones del Monte Calvario a ese andrajoso condenado a morir de forma oprobiosa? Los soldados romanos se reían de Jesús. Sus amigos lo había negado y abandonado. Era apenas un muerto en vida, un condenado, un residuo, llevando la misma cruz donde otros hombres iban a clavarlo.
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Juan lo cuenta así: “Era el día de la Preparación de la Pascua. Los judíos pidieron a Pilato que hiciera quebrar las piernas de los crucificados y mandara retirar sus cuerpos, para que no quedaran en la cruz durante el sábado, porque ese sábado era muy solemne. Los soldados fueron y quebraron las piernas a los dos que habían sido crucificados con Jesús. Cuando llegaron a él, al ver que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza, y en seguida brotó sangre y agua. El que vio esto lo atestigua: su testimonio es verdadero y él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean. Esto sucedió para que se cumpliera la Escritura que dice: «No le quebrarán ninguno de sus huesos». Y otro pasaje de la Escritura, dice: «Verán al que ellos mismos traspasaron».”
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La traducción propone una polisemia tal vez no contemplada en el original. Traduciendo el acto de agredir con la lanza como “traspasar”, también es posible entender que “ellos” –o sea los victimarios, o sea nosotros, o sea todos los seres humanos–, pasaron por el Cuerpo de Cristo. Conocer ese cuerpo, identificarlo, atravesarlo, verlo, sentirlo, con resignación, con vitalidad, con Fe, ¿no es acaso el tema central de los evangelios?///PACO