Lala Toutonian ha navegado las aguas del rock y de la escritura. Ha vivido en varios países. Y también trabaja como correctora. El delicado arte de la rectoría de la palabra.
I
Recuerdo haber corregido un libro a mediados de los 90 -y debería ponerle comillas a libro-, que no conforme a ser una idea robada (trataba sobre escritores homosexuales) cada capítulo comenzaba con un “¿Por qué?”. Ejemplifico: ¿Por qué Oscar Wilde fue tan buen escritor? Los veinticinco apartados empezaban con “Porque”. Recuerdo perfectamente tener siete años y en segundo grado la maestra nos explicaba cómo preguntar y cómo responder. El resto del contenido estaba muy mal redactado y prácticamente estaba yo reescribiéndolo así que me quejé a la editorial que me había encargado el trabajo. La esposa del “autor” –y ahora sí me permito las comillas-, me llamó por teléfono quejándose y aclarando que su marido se ponía muy nervioso a la hora de escribir: “Es que debería dedicarse a la jardinería”, contesté. Otra, y muy fea sobre todo si consideramos que corregimos a gente que sabe escribir: periodistas, escritores, son los “ismos” -doctrinas y movimientos- y los “dad” que son sustantivos que refieren a la esencia de algo. También he corregido a gente que “sube para arriba”.
II
Los correctores son fundamentales no porque falten comas o acentos (lo real es que muy pocas veces uno se encuentra con error ortográfico), sino por la sintaxis y la semántica en cada oración: tienen que estar correctamente construidas y la idea a transmitir sea clara; y pueden limar y pulir aspectos sintácticos y gramaticales. Otro punto es la concentración. Un corrector de estilo, a diferencia del corrector de pruebas, se encarga de los aspectos tipográficos de un texto
III
Personalmente, como periodista escribo más de corrido o hasta más dispersa, y a la hora de corregir es leer y releer inclusive en voz alta. Un corrector no es un profesional que reescriba embelleciendo la narrativa de un autor. Que por qué alguien versado en lo que hace requiere de un corrector, me consultan: porque cuatro ojos ven más que dos es todo lo que se me ocurre por respuesta. Estilo es el aspecto tipográfico del texto. Acá es donde se pulen aspectos sintácticos que afecten justamente a un estilo y desvirtúen la intención de la narrativa. Siempre conservando la pluma del escritor, por supuesto. No sabría cómo comunicarle a alguien que no sabe escribir… Hay profesionales que escriben destacadamente mal pero eso se lo dejo a los editores.
IV
El corrector es necesario para evitar una mala comunicación: algo mal escrito puede ser malinterpretado, depende si el texto es periodístico, publicitario, etc. Las correcciones de estilo, tipográfica y gramatical son fundamentales a la hora de actuar profesionalmente.