1. Un motor arranca. 911, what’s your emergency?, es el primer diálogo que se escucha. Muchas voces, algunas televisivas, denunciando una guerra del agua y señalando falta de gasolina. Voz en off, de Max. El desierto. Un motor, un vehículo. Muchos vehículos en salvaje manada. Max es capturado. Un tema comienza a sonar. Es moderno pero familiar. Es ese tipo de música incidental que mezcla las partituras que suele componer Hans Zimmer para películas como Gladiator (2000) con algunos sutiles efectitos seguramente extraídos del dubstep. Aparece la Theron, su look desconcierta y enamora. El ritmo de la música comienza a subir a la par de la velocidad con la que se van sucediendo mini secuencias que vaticinan alto quilombo.
Mucha suciedad, polvo, magnas tormentas de arena. Tatuajes crípticos, cyber ensambles ortopédicos empalmados en una chacharita del conurbano bonaerense. En un momento dos vehículos se estrellan, una explosión, medio segundo de silencio. El trailer alcanza su clímax catapultando nuestros corazones fuera del cuerpo. No quiero seguir viviendo después de ver esto. Nada puede ser mejor. Autos con para-rayos atrayendo la orina de Zeus, un grupo de ninfas del sub-desarrollo en peligro, Max aliado con la Theron enfrentando a maníacos de la carretera, camiones, autos y motos reforzados, remachados, oxidados, mugrientos, con el único tuning que vale la pena ver aquí que es el que transforma un medio de transporte en una máquina de destrucción y supervivencia. Y todo esto editado con un buen gusto y una exquisitez idílica, pero además con la precisión y el ajuste de un relojero suizo: cada sonido tiene un porqué, cada secuencia dura lo justo para mostrar algo pero no mucho, para desconcertar y emocionar, para prometer el Valhalla de las road movies post-apocalípticas, para adueñarse de esa frase que últimamente ha sido mancillada por periodistas medio pelo que en su reputísima vida agarraron un libro de ciencia ficción: Mad Max: Fury Road les va a enseñar a todos lo que realmente es un puto futuro distópico. Si este trailer fuera una porno sería una producción de Digital Playground pero con el estilo de Brazzers, y la escena haría foco en un «massage oil» con una mina que tenga el rostro felino de Madelyn Marie, el lomazo de Madison Ivy, las tetas y el color de piel de Jenaveve Jolie, el orto de Brandi Love y los orgasmos de Ariella Ferrera. Mad Max regresó para salvarnos a todos. Yankees go home: Miller’s back.
2. George Miller fue el artífice de la trilogía original, aquella que tuvo a un joven Mel Gibson como protagonista, y que comenzó con unos villanos motoqueros del tipo loquitos-teatrales que se puso de moda en los ’70 culpa de Kubrick y su visión de Alex DeLarge y su banda loca-loca en La naranja mecánica (1971) , pero que en su tercer parte ya contaba con todos los componentes del género y de la saga que la transformaron en mítica, Tina Turner versión Lord of the flies incluida. Ahora Miller regresa con una producción australiana ,y para reemplazar a esa mirada enfermiza de psicópata prófugo del pabellón de asesinos seriales del Arkham Asylum que tenía Gibson, buscó nada más y nada menos al tipo que le quebró la espalda a Batman en el cine: Tom Hardy. Lo acompañan una sabrosa tríada de mujeres: Charlize Theron, que ni presentación necesita, la hija del grone mas metrosexual de la tierra, Lenny Kravitz, que lleva por nombre Zoë Kravitz y que carga a sus espaldas con un papel recurrente en la cuarta temporada de Californication y otros papeles menores en X-Men: First Class (2011) y las más recientes After Earth (2013) y Divergent (2014), y finalmente Rosie Huntington-Whiteley, una modelito de Victoria’s Secret con un nivel de exposición terrible (en su ficha de imdb tiene 120 fotos, mientras que una actriz madura que también laburó en el género, como Linda Hamilton, la Sarah Connor original de la saga Terminator, solo cuenta con 68 fotos en la misma base de datos) que hace un par de años fue el relevo de Megan Fox en la tercer entrega de de la saga de robots transformables de Michael Bay, en Transformers: Dark of the Moon (2011).
3. Hace casi dos semanas que incorporé este trailer a mi rutina mañanera. Me despierto, apago la alarma, vuelvo a despertarme a los 10 minutos, vuelvo a apagar la alarma, me levanto, bañarme, vestirme, prender un pucho, exprimir 3 naranjas, calentar agua para un café, tirar 2 fetas de jamón y 2 de queso en 2 “rapiditas”, doblarlas cual tacos y ponerlas a calentar en mi fiel e imbatible tostadora para hornalla. Con todo listo, voy a la PC y leo unos correos o entro a Twitter y Facebook. Con las últimas migas del desayuno, clikeo un archivo de la mejor calidad que pude conseguir en la web: el primer avance que nos facilitó la productora Village Roadshow Pictures. Por su duración (dos minutos cuarenta y tres segundos) no me quita mucho tiempo y su efecto nitro es revitalizador. Memoricé cada línea de diálogo, e imito muchos de los gestos que algunos de los actores hacen, si no tengo la boca llena y las manos ocupadas con el desayuno. El único testigo de este ritual por suerte es mi gata, así que no tuve que tolerar una innecesaria opinión descalificadora o burlesca sobre mi nueva rutina. Hace años, una ex que en ese momento no era mi ex, al verme tan entusiasmado por ver el primer trailer de una película que estuve esperando durante casi seis años, me dirigió una mirada endemoniada y me dijo: “Ojalá demostraras la mitad de ese entusiasmo cada vez que nos vemos”. Bueno, ojalá vos me generaras la mitad de la satisfacción que esa película va a darme. No sé. Pensalo. Nunca le respondí eso, pero lo hago ahora////PACO