Siguiendo el modelo inglés, francés o estadounidense la crítica está acostumbrada a leer una generación literaria en torno a una publicación periódica, una revista. Así es que de acuerdo a los autores que ésta publicación edite se entretejerán las relaciones que permitirán la aparición de lo que conocemos como campo literario; con editores, editoriales, críticos, lectores y sobre todo libros. Actualmente, en Argentina, no tenemos una revista literaria que cumpla esa función. Pero hace un par de años tuvimos blogs. Esta forma barata, democrática y democratizante de circulación de producciones personales permitió que se conocieran analistas políticos, historietistas, periodistas y escritores que luego de un tiempo lograron consolidarse en un mercado laboral y cultural como tales. En este caso no podemos hablar de una publicación aglutinante sino de un modo de publicar. Ni de un campo literario sino de la construcción de autor. Para el caso de los escritores Carolina Aguirre es el mejor ejemplo. En el 2005 abrió su primer blog –Bestiaria– en el que parodiaba los estereotipos femeninos. En un año empezaron los premios como mejor blog en español y todo culminó en la publicación de una selección de estos textos en la editorial Aguilar. El mismo proceso se dio con un nuevo blog: Ciega a citas que además llegó a la televisión, ganó un premio Martín Fierro y fue vendida a más de 30 países. Su tercer novela por la misma editorial es El efecto Noemí, que a diferencia de las anteriores surge con un proceso inverso. Primero libro, posiblemente después tv. Actualmente es la guionista de la ficción producida en Argentina con más rating: Farsantes. PACO habló con Carolina Aguirre sobre los múltiples formatos de escritura, literatura y TV.
¿En qué momento empezaste a tomar la escritura como un proyecto de formación profesional?
Estudié guión en la ENERC (Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica) ese es el paso hacia la profesionalización; pero independientemente de eso siempre escribí. Nunca quise hacer otra cosa, salvo ser carpintera. Tuve una carpintería bastante tiempo y en realidad, a medida que pasa el tiempo, noto que bastante parecido a escribir. Me gustan las dos cosas.
¿Cuál es tu background de autores?
Son personas importantes en mi vida porque tuve alguna revelación con respecto a la escritura viéndolos o leyéndolos. Yo además de escribir pienso mucho en la escritura. Teorizo mucho sobre los formatos y la forma de narrar. De una forma amateur y a la vez profesional, no tengo más intención que entender mi mundo y organizar lo que escribo o como desarrollo una idea. Robert Bresson, por ejemplo. No entendía bien lo que era capturar un tono hasta que vi Pickpocket. Me acuerdo del momento en el que entendí que era Dostoievski aún cuando contaba otra historia, que captar un tono era otra cosa. De Roberto Gomez Bolaños aprendí a valorar y desarrollar la verosimilitud. Ahí lo vi. El Chavo del 8 está en una vecindad de fibrofácil pintado, es un actor de 67 años en shortcito que se pinta pecas con una fibra y tiene arrugas, pero cuando dice que tiene hambre, se te para el corazón y podés ponerte a llorar de pena. El horizontal de un programa de Fernando Gaitan, que va narrando en 180 capítulos una historia sencilla que se va abriendo como una guirnaldas, la necesidad de ser clásico y de confiar en el lenguaje de Borges, a perderle el miedo a ser sentimental de Dickens, la construcción del personaje y del héroe de mi historia con Héctor en La Ilíada. También entendí lo que es escribir TODO para llegar a una escena ahí, en la Ilíada, cuando Héctor sale a pelear sabiendo que va a morir. Eso lo aprendí ahí, me acuerdo el momento en el que pensé en eso por primera vez.
¿Qué diferencias hay en cuanto a la estilística de la escritura, en escribir para la tv o escribir para que sea publicado en un libro?
Son lenguajes distintos, aunque la forma de conceptualizar la historia, de entender la trama, de elegir qué personajes son los mejores para cargar con ese drama es la misma. Al menos en mi cabeza. Yo soy guionista aunque escriba novelas, columnas de diario o reseñas gastronómicas. Siempre voy a pensar como guionista. Pequeño y mediocre, quizás, a mí me encanta lo que hago y me gusta entender el mundo desde ahí. También es verdad que en la tira diaria o en el blog, vos escribís, se graba y ya existe. No podés ir a cambiar cosas en el capítulo 1 como hacés en la novela. Ya fue. Se grabó, se emitió, perdiste.
¿Lees literatura argentina contemporánea? ¿Qué pensás de la literatura argentina contemporánea?
Claro. Leo todo. Me gustan mucho Mairal, Oyola, Moret, Busqued (aunque tiene una novela, espero la siguiente, ojalá se apure). Voy a decir algo terrible, pero siento que hoy todo lo interesante está en la tele, en internet, y en el teatro, y no en los libros. Menos en el cine. No me interesa tanto lo que veo ahí, hoy.
¿Cómo se hace para pensar una serie en términos de la coyuntura social y política, para que funcione, tenga rating, sin caer en la batalla mediática que impone la agenda?
Yo en lo único que pienso es en una historia que me apasione contar, que me quite el sueño, que me consuma el día a día en pensamientos. Hacer una tira es escribir 250 páginas por semana, además de reescrituras, correcciones, hijuelas. Es mucho. Si no es algo que te quite el sueño, la vas a pasar muy mal. Soy muy joven para ser autora, escribo lo que yo querría ver a la noche. Es suficiente para mí. En Farsantes es imposible no tocar ciertos temas porque cuando contás que un abogado está coimeando un juez de la nación o que un juez y un abogado penalista se gritan puto de mierda en un pasillo porque le cajonearon un expediente, estás diciendo cosas. Pero yo no elijo los temas, los temas aparecen dentro de un universo y una historia y uno los deja salir.
¿Es cierto que hay las series de ficción están en decadencia?
No es cierto. El prime time lo dominan las series de ficción. Son los programas más vistos de la televisión por lejos. La ficción es, en gran medida, lo que sostiene la tele de aire.
¿Cómo influyen las redes sociales en tu forma de escribir?
Influyen, más que en mi forma de escribir, en mi forma de vivir. Se manejan ideas e información. Por otro lado, siendo el autor de un programa de aire, hay un feedback con la prensa, con el público, con otros colegas e incluso actores que es gracioso y raro. No sé todavía como es, para serte franca. Está ahí, siendo. Veremos qué pasa con eso.
¿Cuáles creés que son las obsesiones que aparecen de forma recurrente en tus proyectos ficciones?
El amor, la insatisfacción, el trabajo como forma de opresión y frustración, las madres psicópatas, la comida, pero básicamente el amor. Doy mil vueltas para hablar de cómo la gente se enamora.
¿Cómo es que conviven el marketing y la escritura para poder generar productos sustentables?
Si yo te dijera que alcanza con escribir bien o mal o con trabajar mucho estaría mintiendo. No alcanza. El que te dice eso es un perverso. Yo tengo mucha suerte y lo reconozco, pero puedo vivir muy bien de lo que escribo porque entiendo el comercio de la escritura de otra manera. Muchos sienten que la escritura es algo sagrado que no se debe ni cruzar con el dinero. Yo, en cambio, no tengo pudor del dinero. Siento que mi trabajo vale mucha plata y quiero que me lo paguen. Cuando me sientan enfrente de un productor o de un editor, mi misión, mi tarjetita del TEG es sacarles toda la plata que pueda y hacer lo que yo quiera. Esas dos cosas. A veces coincide con la plata que ellos querían darme y con lo que querían hacer y es genial. Pero cuando no es así es cuando tenés que usar otras herramientas y ser encantadora, eficiente, pilla y muy pero muy sólida para obtener ambas. Si querés vivir de esto, más vale que tires algunas magias en las reuniones y tengas una personalidad que acompañe tu escritura o te vas a pudrir en un mar de resentimiento y de pobreza. Es muy difícil escribir, muchachos.
¿Qué pensás del éxito de las series norteamericanas? ¿Por qué acá no se pueden hacer series así?
No se puede hacer 13 capítulos por año, no es rentable porque somos un mercado más pequeño. Somos 40 y ellos son ¿320? Pero es un error tirar la toalla. Un error decir «acá no se puede, hagamos algo mas modesto». Uno tiene que mirar hacia los Soprano y buscar la forma de escribir mejor. Todo empieza escribiendo mejor. Teniendo un concepto de programa, sabiendo qué vas a contar, diseñando un universo posible, desarrollando lenguaje, código, teoría de la escritura, formando guionistas nuevos. Farsantes, que es una tira diaria, y tiene un capítulo cada 24 horas le pega un sopapo a cualquier tira norteamericana, eh. Mirá las tiras de Estados Unidos, All my children, General Hospital, etc y mi tira (lo digo sin soberbia porque el guión es un instrumento, un punto de partida, puede que esté bien A PESAR de mi escritura y no por ella) les rompe el orto.
¿Qué papel le asignas al periodismo en relación a las demás zonas de producción escrita?
Yo no escribo muchas columnas ya, primero porque los diarios pagan mal y segundo porque no creo que hoy lo más interesante esté ahí. Hace poco, con Marcelo Birmajer dimos una nota y salimos en la tapa de La Nación de papel. Dos guionistas en la tapa del diario, con foto, arriba del logo. Increíble. ¿No? Nadie nos dijo nada, ni mi familia se enteró. El diario de papel no le importa a nadie. Y está muy bien ///PACO