Por Nicolás Ruiz Abaxcal
El domingo 30 de junio, mientras las selecciones de Brasil y España comenzaban a jugar la final de la Copa Confederación, manifestantes callejeros intentaron vulnerar el cordón de seguridad dispuesto en torno al estadio Maracaná. Hay versiones encontradas sobre qué fue lo que pasó. Pero todas coinciden en que desafiando el mayor operativo de seguridad de la historia deportiva del país –para el cual se movilizaron unos 10.000 efectivos de la policía militarizada y las Fuerzas Armadas– alrededor de 1.000 manifestantes intentaron trasponer la barrera que los separaba del estadio arrojando piedras y botellas. La policía reprimió tirando bombas de gas lacrimógeno. Las fotos son elocuentes. “Brasil-España: afuera del Maracaná, reinó el caos y la violencia” tituló Cancha Llena, el suplemento deportivo de La Nación. Brasil le ganó 3 a 0 al último campeón del mundo. ¿Qué habría pasado si el resultado hubiera sido al revés? Pero los manifestantes no son fanáticos deportivos. Más bien al contrario. Se trata de grupos articulados alrededor de un consigna única y simplista: el mundial del 2014 es muy caro y consume recursos que podrían usarse en fines menos espectaculares y más beneficiosos para el país.
Orden y progreso. Como dice el rittonerlo idiota, Brasil es un país de contrastes. Sexta economía mundial, entre sus 200 millones de habitantes hay de todo. Los que la constituyen como una de las grandes potencias deportivas y los que están en contra del proceso de modernización que trae aparejado el mundial 2014. Los desalojos de espacios públicos, la inversión privada y estatal, y la construcción de nuevos estadios les resultan a estos grupos de agresivos activistas un despilfarro. Con insistencia señalan “la falta de información y debate sobre los proyectos que afectan a comunidades y barrios», aunque desde que Brasil cerró el acuerdo con la FIFA, el gobierno de Dilma Rousseff viene creando herramientas legales, como la Ley General de la Copa, votada y aprobada en junio de 2012. Esta ley permiten que los estados y municipios se endeuden para invertir en obras mundialistas más allá de lo establecido por la Ley de Responsabilidad Fiscal. En medio de tensiones y protestas, el próximo desafío en la agenda brasileña es la visita del Papa Francesco. Después de poner más de 60 millones de dólares de fondos públicos, las autoridades nacionales se negaron a aportar otros 40 millones más que habría pedido el Vaticano. ¿Logrará la ciudad de Rio de Janeiro recibir sin disturbios ni inconvenientes a los dos millones de peregrinos que espera laJornada Mundial de la Juventud a realizarse entre el 22 a 29 de julio?
Asesino y mártir. En este contexto de semi-incertidumbre general y pronóstico de escenas apocalípticas, el mismo domingo 30 de junio en un partido de fútbol amateur jugado la ciudad de Sao Luis, Estado de Maranhao, el árbitro del encuentro, Otávio Jordao da Silva de Catanhede, de veinte años, discutió luego de expulsarlo, con el jugador Josenir Dos Santos Abreu. En medio de la pelea, Catanhede lo apuñaló. Dos Santos Abreu murió camino al hospital. La tragedia no terminó ahí. Enardecidos por el crimen y la expulsión, hinchas y parientes del jugador expulsado entraron al campo de juego, capturaron al colegiado, lo lapidaron, descuartizaron y clavaron decimonónicamente su cabeza en un pica. ¿Había entrado el árbitro armado al campo de juego porque temía por su vida? Mártir y asesino, Otávio Jordao da Silva Catanhede ya posee su propia entrada en Wikipedia.
El último show. Mientras tanto, hace muy pocos días, Daniel Pedreira Sena Pellegrin, conocido como Mc Daleste, recibió un tiro durante su último show. El cantante de apenas veinte años murió en el hospital Municipal de Paulínia, en San Paulo. Hay video de la agresión donde se ve como la víctima canta y todos lo apuntan con sus teléfonos. El sonido es pésimo, la música es pobre y se escuchan alaridos antes y después del triunfo espectacular de la violencia.
La batalla final. Brasil enfrenta así el desafío de organizar una Copa del Mundo, ganarla y entrar en el concierto de naciones civilizadas. ¿Se convertirán sus campos de juego en territorio devastado? ¿Será el 2014 testigo de un Mad Max futbolístico? ¿Qué destino les espera a nuestros frágiles periodistas deportivos argentinos? Previsores, médicos catalanes acaban de operar a de las amígdalas a Neymar da Silva, quizás el ídolo más femenino de la historia del fútbol grande latinoamericano. Lo hicieron para que no se enferme más y gane peso. Así, Brasil reune hoy las condiciones para que la próxima Copa del Mundo sea, desde todo punto de vista, inolvidable.///PACO