Los deportes de contacto, en sus categorías más pesadas, tienen un ícono. Se trata del carismático y regordete norteamericano Eric Esch, quien incursionó con bastante fortuna en el boxeo, el kick boxing y las artes marciales mixtas. Esch tiene 46 años, mide 1.82cm y en sus últimas peleas como boxeador profesional ha subido a los cuadriláteros con un peso que rondaba los 190 kilos, lo que ha transformado sus combates en un atractivo incomparable a la hora de rellenar grandes carteleras. Así fue que Butterbean (como apodan al obeso de Michigan) se hizo de un respetable récord compuesto de 77 victorias, 58 de ellas por nocaut, 9 derrotas y 4 empates.
La particularidad de Esch, además de sus pantalones con los colores americanos, es que 89 de sus 90 peleas han sido a cuatro rounds, seguramente la distancia más acorde teniendo en cuenta sus características físicas. Sólo una vez intentó superar esa barrera: el 27 de julio del 2002 realizó un combate a diez asaltos y perdió por puntos en amplio fallo unánime frente al ex campeón mundial Larry Holmes. Butterbean, que no tenía que demostrarle nada a nadie en el mundo del deporte, quiso hacerlo frente a una leyenda del pugilismo y perdió, pero se mantiene tranquilo: nada opacará su carrera como uno de los obesos más exitosos de los deportes de contacto, donde atrajo muchos espectadores, televidentes y, en consecuencia, grandes sumas de dinero.///PACO