Una obra de Juan Carlos Toressi: cinco zanahorias de diferente tamaño, cada una adentro de un preservativo de su tamaño, colgadas de un clavo en la pared, ordenadas de menor a mayor. Otra obra: un retrato de Videla con los bordes fileteados y arriba pintado en colores puros “Justicia. Mi hermana se transó un represor”. (La foto de esta obra, que Toressi exponía en la galería Verde Naranja en una muestra titulada con elegancia “Conchuda”, fue muy comentada a favor y en contra cuando la puse en Facebook.) Otras suyas pueden verse en su cuenta de flickr.
El texto es muy importante en tus obras. ¿Cómo se te ocurre lo que escribís en ellas? ¿Lo trabajás o sale y queda?
Yo tengo una especie de lema con respecto a eso. Siempre digo que se me tiene que “imponer”, es decir, muchas veces me peleo con el texto y digo ¡basta! Y la voy de “artista visual puro” en el sentido de aquellos boludos que me decían “no se necesita explicar lo que pintás”. Y de golpe se me impone algo que no sé de donde estaba. Bueno, en lo cotidiano, en el vivir día a día y lejos de explicar, pregunta o confunde y abre, creo yo… En otras ocasiones, aparece la frase en mi cabeza siempre para exorcizar algo que me esta pasando, claro, y por lo general presenta un grado de obviedad que hay que romper. Es como si tuviera que masticar las palabras. Y por ahí aparece otra frase y suelen fusionarse generando un contrasentido. O bien tengo que provocar la ruptura del sentido con la materialidad de la obra. Eso sí, me tiene que dar gracia y hasta parecerme pelotuda. Algo así como los chistes de velorio, viste? En los que todos sabemos que le estamos escapando a la angustia.
¿Qué pensás de Facebook como plataforma para mostrar lo que hacés?
Mirá, si te tengo que decir lo que pienso de facebook y mi obra… Jajajajajaj. Es que garpó una bailarina de veintiséis que me sacó a la pista después de una relación de veinte años. A partir de una obra mía que alguien compartió que decía: “Váyanse a la puta que los parió”. La gente empezó a comentar y yo que hasta entonces bardeaba a mis hijos con la sanata de la virtualidad, aparezco llegando a un montón de gente, que es en definitiva lo único que me interesa.
¿Qué lugar ocupa el amor en tu arte?
¡Qué pregunta! Muchas veces dije que quien leía en mi obra la provocación o el chistecito y nada más. Se perdía el dolor subyacente. Y ahora que me preguntás recuerdo una serie que se llamó Ayudame a poner una bomba en la que después de la excitación de romper libros o destruir mis obras anteriores con unas intervenciones tipo bombas, me dije casi a mi pesar “al final lo que querés es amor”. ///PACO