¿Cómo responde Batman a la amenaza desatada por los murciélagos africanos?
¿Hay un nexo causal entre la ciencia real y la industria del entretenimiento?
Éstos son sólo algunos de los interrogantes que serán develados en…
Batman contra el ébola: la batalla por el sentido


El caso índice del actual brote de ébola se contagió de un murciélago de la familia Pteropodidae.  Hay tres especies de esa familia que viven en África y que coinciden geográficamente con los brotes de la enfermedad; se llaman  Hypsignathus monstrosus, Epomops franqueti y Myonycteris torquata. Al primero le dicen informalmente “cabeza de martillo” y con las alas abiertas puede medir un metro. La familia Pteropodiae es sana, se alimenta de frutas, y algunos de sus miembros cargan el virus del ébola sin que ésto les genere ningún síntoma. Es éso lo que define a los reservorios naturales: una biblioteca viviente  de gérmenes que en determinadas circunstancias se ponen en circulación. Un virus, a diferencia de una bacteria o un parásito, no puede vivir por fuera de la célula que infecta, está en el límite de la “vida biológica”, tienen material genético propio, pero aún no pudieron resolver cómo replicarlo sin ayuda de la maquinaria celular del infectado y así poder reproducirse de forma autónoma, que es la forma biológica de la inmortalidad.

En 1996, en plena paranoia previa a los Juegos Olímpicos de Atlanta, se edita Batman: Contagion, una historia donde una mutación del “Ebola Honduras”, bautizado “Ebola Gulf-A” o “virus del apocalipsis” llega a Gotham City.

La ferocidad con la que ataca el ébola lo revela torpe, evolutivamente hablando, en el encuentro con el hombre. Si no puede vivir sin el hombre, ¿por qué lo mata tan eficazmente?  El primer brote registrado ocurrió en Zaire (ex Congo Belga, actual República Democrática del Congo) en 1976,  dos años después de la gran pelea africana de Alí contra Foreman. Varios operarios que trabajaban en un galpón, levantaron fiebre y sangraron hasta morir. El vértigo emancipador de la enfermedad, obligó a  Mobutu Sese Seko, el dictador  de los anteojos lindos y el animal print real, a convocar un equipo de científicos de sus aliados norteamericanos, que llegó al lugar con un microscopio electrónico y la decisión del aislamiento.  Al poco tiempo lograron identificar al responsable del brote: una virus con forma de pretzel a medio armar, que bautizan Ébola en dudoso honor a un río de la zona.  En esa primera aparición, el virus mató a 280 de los 318 infectados (tasa de mortalidad : 88%). A unos pocos kilómetros, en Sudan, se identificó un brote simultáneo por la misma causa. Ahí murieron 151 de 284 infectados (53%).

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Una vez identificado el virus y las forma de contagio (es interesante remarcar que 57 infectados de este primer brote se contagiaron por jeringas mal esterilizadas), el punto era averiguar el origen del patógeno. El primer dato lo aporta uno de los investigadores norteamericanos al dar cuenta de los murciélagos que dormían en el techo del lugar de trabajo donde se originó el brote.  Para los ojos citadinos, cientos de murciélagos colgando de un techo no pueden ser una buena señal. Esa intuición (o prejuicio) llevó a identificar la especie y estudiar la distribución. Las averiguaciones trajeron una evidencia circunstancial: donde hubo un brote de ébola, había cerca una población de ese tipo de murciélago. Luego de cazar algunos, se encontró el  pretzel a medio armar en la sangre de murciélago. Match.

La ferocidad con la que ataca el ébola lo revela torpe, evolutivamente hablando, en el encuentro con el hombre. Si no puede vivir sin el hombre, ¿por qué lo mata tan eficazmente?

Hay muchos animales que intervienen bajo la función de reservorios o vectores en la dinámica epidemiológica de gérmenes letales para el hombre. Descubrir la interacción es muy importante porque ahí donde no hay tratamiento, el único sitio de acción es intervenir sobre ese orden natural patológico. En lineas generales, el reservorio no enferma del germen que porta. El vector es un elemento que lleva el agente patógeno desde el reservorio al huésped que enfermará. Los mosquitos y las vinchucas son clásicos vectores (Dengue, Fiebre Amarilla, Trypanosoma cruzi). Los roedores y los murciélagos son clásicos resorvorios. Viendo el detalle, al comparar el número de especies y ejemplares con los gérmenes que hospedan, los murciélagos son mucho mas eficaces que los ratones.

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La razón por la que el mamífero alado pueda llevar tanta variedad de patógenos (el virus de la rabia, el del sindrome respiratorio agudo severo – SARS-  o el ébola, por citar algunos) no se sabe muy bien, pero hay algunas hipótesis muy buenas. Una muy creativa es la que dice que al volar, el murciélago levanta temperaturas que simulan una fiebre que les habría ayudado, a lo largo de la evolución,  a fortalecer su sistema inmunológico para resistir enfermarse del virus que cargan. Esa hipótesis explicaría también por qué el virus se ríe de la fiebre de los enfermos como una versión diminuta del Joker.

A diferencia del ébola real, el ébola de Batman se contagia por estornudos y provoca sangrados por los ojos y la disolución de los músculos.

En 1996, en plena paranoia previa a los JJ. OO. de Atlanta, se edita Batman: Contagion, una historia donde una mutación del “Ebola Honduras” (sic) , bautizado  “Ebola Gulf-A” (sic) o “virus del apocalipsis” llega a Gotham City  dentro de un empresario que viaja en  jet privado proveniente de Africa. Alertado, Batman mete datos en su computadora y va persiguiendo pistas, mientras el virus se dispersa. A diferencia del ébola real, el ébola de Batman se contagia por estornudos y provoca sangrados por los ojos y la disolución de los músculos, “a veces hasta los huesos”. Batman funciona como un reservorio imaginario que se activa frente a las amenazas del mundo real, es una usina de sentido que rellena el vacío de lo real.

Shadow Of The Bat #48 pg10

Es lógico que Honduras quede al lado de Africa; es la oscuridad de abajo de la cama con todos los monstruos acechando. Al mismo tiempo, el detalle de que la mutación que  llega a Gotham (New York) City, se llame “Gulf-A” norteamericaniza la amenaza, aportando la autorreferencia necesaria para que la paranoia funcione. Pero pese a todos los efectos de todas las viñetas, Batman es un hombre disfrazado de murciélago.

Batman puede contagiar sentido con la industria del entretenimiento como vector.

El murciélago real guarda en sus fluidos, un caldo de virus listos para salir bajo una mordida a conquistar el mundo. El hombre disfrazado de murciélago sólo puede contagiar sentido, utilizando a la industria del entretenimiento como vector, y esparcir su epidemia paranoica frente a la incertidumbre real. La mordida de Batman es la tapa del New York (Gotham) Post que muestra a dos policías con guantes y barbijos en composición con dos palabras en mayúsculas: EBOLA HERE!////PACO