Un plan para conquistar el mundo

Bueno, resulta que está este tipo, Kevin Feige, productor y presidente de Marvel Studios, un departamento de la editorial Marvel encargado de producir films con actores de carne y hueso para explotar las franquicias de la empresa. Y, por otro lado, está Marvel, esa editorial norteamericana de cómics que es dueña de los derechos de Spider-Man, Wolverine, Daredevil, Punisher, X-Men, Los 4 Fantásticos y, por supuesto, los Avengers, conocidos en nuestra región como los Vengadores: el Capitán América, Thor, Iron Man, Hulk, Black Widow y compañía. Entonces, Feige tuvo un sueño: emular un modelo de negocios exitoso y altamente explotado en el mercado editorial y trasladarlo al cine. Un sueño casi imposible por la complejidad que exige Hollywood. Verán, la industria del cómic tiene una característica que la distingue de otras y que para muchos es un valor agregado que la eleva por encima de sus pares: los personajes de cada editorial pertenecen a la empresa que los publicó, no a los autores que los conciben, de manera tal que la empresa puede disponer de ellos como le plazca. Entonces la editorial los hace convivir en un “universo común”, en el cual las aventuras individuales de cada uno transcurren en simultáneo con las del resto, y así logran que incluso muchas de las tramas se crucen e incluyan al mismo tiempo a varios personajes. Tanto Marvel como D.C. (la competencia directa de “la casa de las ideas”) han sabido explotar este ardid de todas las formas que imaginen, desarrollando incluso arcos argumentales que ni siquiera llevan por título el nombre de uno de estos personajes o grupos de héroes. Aventuras corales, por ejemplo, protagonizadas por un puñado de personajes que generalmente definen el status quo de ese universo… o, al menos, eso es lo que nos hacen creer los editores y los guionistas.

Kevin Feige tuvo un sueño: emular un modelo de negocios exitoso y altamente explotado en el mercado editorial y trasladarlo al cine.

A tal punto han llevado este recurso, que ambas empresas tienen al menos una de estas “sagas” por año y las promocionan con todo el poder que les otorgan sus infraestructuras. Eso es, ni más ni menos, lo que quiso replicar Feige en el cine. Al principio sirvió para presentar a los cuatro Avengers principales en películas individuales para, finalmente, reunirlos en la ya clásica The Avengers de 2012. Pero cuando cada uno de los estrenos respondió favorablemente en la taquilla (a excepción de The Incredible Hulk de 2008, protagonizada por Edward Norton, que sin llegar a ser un fracaso estuvo varios ceros por debajo de su antecesora, Iron Man), Feige entendió que esto se podía prolongar un poco más. Y ahí es cuando aparece Thanos como columna vertebral de una aventura cinematográfica que terminaría por agrupar a 19 películas estrenadas en 10 años.

Thanos

Thanos no solo es un personaje y un villano, así como Avengers: Infinity War tampoco es una película. Thanos es el end game de este monumental rompecabezas multimedia que comenzó en 2008 y que hoy es la cabeza de un fenómeno cultural sin precedentes. Con sus benditas gemas del infinito (“Infinity Stones”, en su inglés original) que funcionaron como un sutil pero poderoso hilo conductor de esta aventura, Thanos es también el signo de una megafusión corporativa en la industria del espectáculo. Esto quiere decir que Marvel Studios y Disney (ah, sí: en el camino de este recorrido Disney compró a Marvel por U$S 4.000 millones, un vuelto) pretenden facturar cientos de millones de dólares en el primer fin de semana de estreno con una producción que les costó casi U$S 400 millones y que, para poder ser entendida en su totalidad, requiere que el espectador antes haya visto 18 películas previas. Tranqui 120.

Sí, veremos las últimas apariciones de varios personajes muy importantes en el Universo Cinematográfico Marvel.

 Infinity War

Nada de lo que puse en los párrafos anteriores es una exageración. La gracia del goce de esta monumental saga pasa por, justamente, la inter-relación entre los personajes que la protagonizan. Héroes y villanos. Sin eso, sólo te queda el humor y la acción. Y justamente el punto fuerte de toda esta movida está enfocado en la construcción de los personajes y sus conflictos, en cómo cada uno de ellos se relaciona con su entorno y sus congéneres, en las decisiones que toman para afrontar los desafíos que se les presentan y en cómo eso afecta sus vidas. Por ejemplo, el Capi América y Tony Stark (Iron Man) siempre tuvieron sus diferencias, pero entendieron que tenían que dejarlas de lado para trabajar en equipo. Y así lo hicieron en la primera película que los reunió y también en la secuela, Avengers: Age of Ultron (2015). Pero luego se estrenó Captain America: Civil War (2016), el cierre de la trilogía del Capi, y se les hizo imposible seguir colaborando codo a codo, por lo que terminaron cagándose a trompadas hasta casi los últimos minutos. El mismo Tony era un mercenario que manufacturaba armas al ejército que mejor pagara y, sin embargo, evolucionó: se dio cuenta de que contaba con la cabeza y con los recursos para poder defender nuestro planeta y se obsesionó con ese tema, arrastrando en esto a Bruce Banner, el temible Hulk. Thor, por su lado, es un extraterrestre soberbio y altanero con estatus de Dios mitológico que disfrutaba de su herencia real, hasta que conoció nuestro planeta y se hizo amigo de los Avengers, pero en el cierre de su trilogía, Thor: Ragnarok (2017), su media hermana Hela estuvo a dos minutos de aniquilar a su raza.

Cuando entren a las salas de cine para disfrutar de Avengers: Infinity War deberán tener muy en claro qué pasó en la nación africana Wakanda durante Black Panther (2018).

Entonces, cuando entren a las salas de cine para disfrutar de Avengers: Infinity War deberán tener muy en claro qué pasó en la nación africana Wakanda durante Black Panther (2018), y por supuesto deberán conocer también al nuevo Spider-Man, presentado en la ya mencionada Civil War y desarrollado de manera singular en Spider-Man: Homecoming (2017). Y si no vieron Doctor Strange (2016), les puedo asegurar que van a estar bastante desorientados acerca de lo que va a suceder en New York, porque minutos después van a aparecer los Guardians, presentados en Guardians of the Galaxy (2014), que encima tiene una secuela: Guardians of the Galaxy Vol. 2 (2017). Infinity War es el guión que nadie quiere escribir. Nadie. Es el peor trabajo del mundo. Imaginen tener que darle un cierre a 18 películas que incluyen más de 13 protagonistas y cerca de 20 personajes secundarios de peso. Si lo revivimos a Tolkien y le ofrecemos el laburo, se suicida. La “fórmula” de Marvel para manufacturar películas entretenidas con mucha acción y mucho humor no te ayuda en nada para encontrar la forma correcta de poder narrar este cierre.

Los héroes también mueren

En ese sentido, es la apuesta más grande de Disney y Marvel hasta la fecha, e imagino que fue un verdadero desafío para todos los involucrados. Personalmente, me hubiera gustado un toque un poco más personal en la dirección, una narrativa más parecida a la que supo tener Joss Whedon en los films previos de los Avengers, pero de todos modos los hermanos Russo (Anthony y Joe, guionistas y directores) hicieron una labor formidable teniendo en cuenta la magnitud de que narran. Y la realidad es que la trama no sólo está a la altura de las expectativas, sino que por momentos las supera. Esta producción es una aventura épica muy oscura, densa, repleta de drama y tragedia, y a la cual no le tiembla el pulso en las bajas. Sí, veremos las últimas apariciones de varios personajes muy importantes en el Universo Cinematográfico Marvel, pero por suerte casi ninguna de estas muertes fue anticipada en internet. Y también tendremos personajes invitados que no se ven en los trailers, pero que tampoco contribuyen demasiado al hueso de la trama.

Thanos, el villano, se come crudo los centenares de ridículos memes que se hicieron en su honor desde el minuto cero.

Lo importante en una película de este tipo es la coherencia, y creo que ahí Infinity War no decepciona en absoluto. Otro punto para destacar es la devolución hacia los fans que estuvieron ahí desde el principio. Hay menciones, detalles y guiños a prácticamente todas las películas previas, por lo que Infinity War se siente como una recompensa bien merecida. Y claro, además es una fiesta visual. Quizás no al nivel de lo que directores como Taika Waititi y James Gunn lograron en producciones previas, pero de todos modos muy por encima de, al menos, más de la mitad de lo visto hasta el momento. Infinity War, por momentos, te traslada a aquella lejana y nostálgica primera Avengers, donde personajes de peso se encuentran por primera vez y tienen que coordinar en poco tiempo sus habilidades para ponerse a tono con el desafío. Y Thanos, ahora sí, el villano, se come crudo los centenares de ridículos memes que se hicieron en su honor desde el minuto cero, y te deja bien claro que jamás nuestros héroes se cruzaron con una amenaza tan grande. Unidos y divididos, al unísono, los héroes de Marvel vuelven así a poner la otra mejilla para salvar el universo en la ficción y para intentar romper todos los récords de taquilla en la realidad (y todo esto sin la colaboración de Wolverine, que por el momento sigue en manos de la Fox). Lo que resta, ahora, es saber en cuál de sus dos misiones los Avengers tendrán más éxito//////PACO