Románticos del mundo: muy pronto volverán aquellas frágiles y hermosas jóvenes tísicas para que ustedes, poetas malos, profesionales sensibles, caigan enamorados bajo toses sanguinolentas.

1. Hay dos bandos. Por un lado, los “gérmenes”, agentes patógenos, que incluyen a las bacterias, hongos, virus, parásitos y priones. Por el otro, nuestro sistema de defensa: glóbulos blancos (neutrófilos, eosinófilos, linfocitos T y B, monocitos) y sus armas: el sistema de complemento, los anticuerpos y algunos trucos adquiridos por la evolución (fiebre, barreras físicas: moco, cera).

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La mayoría de los seres vivos luchan con sus cuerpos y conductas. A eso, el hombre le agrega su cultura.

2. Hay una guerra compleja. Los gérmenes matan (a veces de malos, a veces de torpes) a otros seres vivos. La mayoría de los seres vivos luchan con sus cuerpos y conductas. A eso, el hombre le agrega su cultura. Pero la cultura del hombre es un concepto contradictorio: parte de la humanidad inventa las vacunas; otra parte, desarrolla el control de gérmenes como armas contra pares. Ha habido momentos en la historia en que ni siquiera lo pensaron, salió naturalmente: la conquista de América fue un guerra biológica. La viruela (virus) peleó para la Corona, la sífilis (bacteria) como parte de la resistencia indígena (¿pueblooriginalígena?). Caballos de Troya microbiológicos.

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Imposible comparar ese impulso dramático de Fleming con el tono de un paper actual, encorsetado por la burocracia becaria y el marketing industrial.

3. Cada agente patógeno tiene una estrella en el campo de batalla. Las bacterias tienen a la Yersinia Pestis, que mató a un tercio de Europa en el siglo XIV, al Vibrio cholerae, con varias pandemias de cólera en su CV, y a las Rickettsias, causantes del tifus que desmoronó al ejército napoleónico. Los parásitos tienen al género Plasmodium, generador del paludismo, y al Trypanosoma cruzi, autor intelectual del chagas. Los hongos tienen en los Aspergillus a los sicarios detrás de la Maldición de Tutankamón (los exploradores que ingresaron a las cámaras del faraón se llenaron los pulmones del hongo, que esperó pacientemente para matarlos). Los virus ofrecen una paleta que va del herpes al VIH, y los priones tuvieron su one hit wonder con el Mal de la Vaca Loca.

4. «Mientras se trabajaba con variantes del staphilococo, un grupo de placas con cultivos fueron dejadas a un costado, en un banco del laboratorio, y se las examinaba de vez en cuando. Esas placas estaban necesariamente expuestas al aire y se contaminaron con varios microorganismos. En un examen, me dí cuenta que alrededor de una inmensa colonia de hongos contaminantes, las colonias de staphilococos se habían vuelto transparentes y estaban obviamente siendo sometidas a un proceso de lisis». Así empieza el paper médico más importante del siglo XX, escrito por Sir Alexander Fleming («On the antibacterial action of cultures of a Penicillium, with special reference to their use in the isolation of B. influenzae». British Journal of Experimental Pathology. 10: 226-236.). El tono prepara al lector para el momento en que brilla el descubrimiento, el instante mágico en que aparece una solución: los antibióticos. Paréntesis: imposible comparar ese impulso dramático de la escritura de Fleming con el tono de un paper actual, encorsetado por el formato muerto de la burocracia becaria y el marketing industrial. Fin del paréntesis.

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La extensión de vida actual se asemeja muchas veces a una cuestión cuantitativa: que se viva más es más importante a que se viva mejor.

5. Los antibióticos lograron extender la esperanza de vida no sólo por evitar las muertes debido a infecciones estacionales o ambientales sino las que se producían en las cirugías y los partos. Conviene detenerse sobre esto. Hoy se han desarrollados tecnologías médicas que también extienden la vida, pero a diferencias de los respiradores o los cuidados paliativos, los antibióticos no sólo evitaban la muerte sino que lograban “curar” al paciente. La extensión de vida actual se asemeja muchas veces a una cuestión cuantitativa: que se viva más es más importante a que se viva mejor. “Mejor estar vivo que muerto”, puede decir alguien, pero el punto es el costo. El encarnizamiento terapéutico actual es resistido por un movimiento que irá en pos de recuperar el control de la vida en el paciente, sacándoselo a la medicina hipertécnica que balbucea como mayor logro atrasar el fin de un cuerpo que ha perdido su capacidad de pensar, sentir y respirar. Y por eso la autonomía, que es uno de los cuatro principios de la bioética nacidos a finales de los setentas, presentará las batallas biopolíticas del futuro cercano.

6. Además de los glóbulos blancos y sus aliados, y antes de los antibióticos, el hombre logró recortar las epidemias causadas por agentes patógenos gracias a las vacunas. Las vacunas, a diferencia de los antibióticos, sí protegen contra algunos virus. Básicamente, las vacunas son inoculaciones de antígenos (fragmentos de agentes patógenos muertos o agentes vivos debilitados) que generan una activación del sistema inmunológico. Es poner al sistema inmunológico a pintar la cerca y encerar el auto para que cuando se presente la pelea real pueda hacer la grulla.

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Otro meme favorito de los anti-vaxxers es que las vacunas son un negocio de los laboratorios. ¿Las vacunas son un gran negocio?

7. Otra gran fuente de defensa en los primeros días de vida, cuando el bebé es un ser indefenso en un mundo hostil, es la lactancia materna. Entre la leche de la madre viajan inmunoglobulinas maternas (anticuerpos) que ayudan al neonato a defenderse de sus primeros contactos con la microbiología. En los últimos tiempos, surgieron organizaciones de personas (valga la aclaración) que están en contra de las vacunas. También otras que reducen la lactancia materna a una idea opcional, como quien elige un accesorio, pero eso es otra discusión. En 1998, Andrew Wakefield, un cirujano inglés, publicó en la prestigiosa revista The Lancet un artículo que vinculaba la vacuna de la triple viral (contra rubeola, sarampión y paperas) con cambios cognitivos (autismo) y gastrointestinales. Hoy el paper tiene un sello rojo de RETRACTED, pero el daño ya está hecho: vacunarse genera autismo es un oligomeme que prendió. Lo dijo el Lancet, imposible que no prenda. Pero, ¿cómo es que una revista médica prestigiosa publicó eso? Parte de la respuesta es que los controles sobre la rigurosidad de las investigaciones a publicar parten de un comité de expertos o del control por pares, y la historia está llena de fraudes que pudieron pasar los controles.

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El uso indiscriminado de antibióticos, también en la industria ganadera, llevó a que cada vez más cepas sean resistentes.

8. El otro meme favorito de los anti-vaxxers es que las vacunas son un negocio de los laboratorios. ¿Pero las vacunas son un gran negocio? Sí. En el informe del primer cuatrimestre de este año, GSK (Glaxo-Smith- Kline) da cuenta de un aumento en las ventas de vacunas del 23% (en parte gracias a la absorción de Novartis). En números, eso representa un volumen de negocio de 1165 millones de dólares. Y esos son sólo datos de uno de los laboratorios que venden vacunas. Ahora bien, ¿por qué invalidaría las ganancias de la industria el efecto beneficioso de las vacunas sobre la salud de la población? La primera respuesta a esto es la clásica teoría conspirativa: los laboratorios generan una demanda (enfermedad) para ofertar la solución (vacunas). Si seguimos el hilo conductor de esa teoría conspirativa, nos lleva a la interesante revelación de que no hay mejor cosa para alguien que vende vacunas que el descontrol de lo que parecía controlado. Por ejemplo, que los brotes de enfermedades infecciosas perimidas gracias a las eficaces campañas de vacunación del siglo XX reaparezcan en el XXI, llevando a la población al miedo. Porque del miedo al consumo, como sabemos, hay un pequeño paso. Y fue ese pequeño paso el que no pudo dar el Dr. Wakefield. La investigación que se hizo a partir del escándalo de su paper dio como resultado que lo de Wakefield no era sólo una investigación fallida metodológicamente y que llegó a conclusiones sesgadas, sino que fue un fraude. En el 2011, el British Medical Journal (BMJ), la otra gran publicación prestigiosa inglesa, publicó un editorial donde se cuenta que la idea de Wakefield era crear una sensación de inseguridad en las vacunas actuales para ofrecer luego una investigación de sus propias vacunas seguras.

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Se conoció que una población rusa del circulo ártico presentaba un brote de Anthrax debido al calentamiento global.

9. Los antibióticos, en la práctica, son bactericidas. No matan virus, ni hongos, ni parásitos. Pero el 70% de las faringitis son virales. Cada vez que alguien toma un amoxidal por un dolor de garganta con una líneas por arriba de 37 grados, lo que ocurre es que 7 de cada diez veces, al terminar la infección viral (que se autolimita a los pocos días), el tratamiento con el antibiótico se interrumpe. El feliz recuperado sonríe mientras que en las tinieblas del mundo microbiológico una cepa bacteriana nietzscheana emerge de su no-muerte fortalecida. Y por eso el uso indiscriminado de antibióticos, también usados en la industria ganadera, llevó a que cada vez más cepas sean resistentes a los antibióticos conocidos. Y lo que es peor: no se descubren nuevos antibióticos, esa carrera está muerta. En el CDC (Centers for Disease Control and Prevention), calculan que este año, en EE.UU., van a infectarse 2 millones de personas de bacterias resistentes al tratamiento. Y que de esas, “al menos” 23 mil tendrán una muerte decimonónica. La OMS advertía ya en 2013 sobre casi medio millón de infectados con tuberculosis multiresistente. Para los que creen que Argentina está a salvo, un documento del Instituto Malbrán alerta que si sigue la escalada de la resistencia antimicrobiana, en el 2050 las enfermedades infecciosas serán la primera causa de muerte (y destrucción). Y ahora agrega que es cada vez más frecuente la resistencia bacteriana en territorios hasta ahora considerados seguros, como una infección urinaria en donde el staphilococcus, aquel que fuera vencido por Fleming, resurge como un agente mortal. Y no está solo. En estos días, se conoció que una población rusa del circulo ártico presentaba un brote de Anthrax (bacteria) debido a que el calentamiento global despertó las esporas dormidas en el hielo. Aun inmersos en este contexto, si se guglea “Anthrax”, lo primero que sale es la banda del tarado de Scott Ian. ¿No hay ahí una hermosa  alegoría de nuestro próximo apocalipsis?///////PACO