Ya es harto sabido que si Europa domina e influye en el mundo con su legislación, los Estados Unidos lo hacen con su poderío militar y político. En ese entender, la mejor película europea del momento, Anatomía de una caída (Justin Triet, 2023), que acaba de hacerse con la estatuilla al Mejor Guion, mas no como Mejor Película Extranjera en tierras norteamericanas, muestra con fidelidad lo que en la Europa de este momento se vive. ¿Y qué se vive? La película trata sobre una familia europea occidental: dos escritores, Samuel y Sandra (él francés y ella alemana y bisexual), y su hijo menor, Daniel. Sandra tiene relativo éxito en su carrera como escritora y Samuel es un fracasado, mientras que Daniel padece de ceguera por una negligencia de sus padres. El día en que Sandra es entrevistada por una periodista, fastidiada por el sonido muy subido de P.I.M.P., la canción de 50 Cent proveniente del recinto de Samuel, la escritora decide cortar la entrevista. Poco después, Samuel aparece muerto frente a la casa de montaña ubicada en Grenoble, Francia.

Acusada por la fiscalía de golpear y producirle la caída al marido, comienza un juicio en el que todo apunta a que la esposa tuvo que ver con aquella muerte, por lo que debe defenderse ante los tribunales franceses. Por otro lado, se descubre que Samuel registraba audios de sus discusiones maritales y, en una de ellas, él acusa a Sandra de plagio y manipulación. Al ser alemana, las cosas que Sandra cree importantes las declara en inglés. Pero será Daniel, como único testigo, quien tome un rol fundamental para la decisión final del jurado francés. ¿Es Anatomía de una caída la historia del maniqueísmo europeo? ¿Europa hoy es maniquea? ¿Por qué?

Si el mundo occidental americano, el “nuevo continente”, la Roma contemporánea, produce Barbie y Oppenheimer, sabemos que la primera nos resucita a la muñeca más famosa de los ochentas y los noventas reversionada para que las “muñecas” de las redes sociales tengan una nueva referencia, mientras que también sabemos que la segunda nos dice que en los Estados Unidos, si se lo proponen, un hombre de negocios sin escrúpulos puede manejar a un grupo de “frikis” y  producir su “estate quieto” al adversario. Pero, ¿qué nos dice Anatomía de una caída sobre el pulso europeo? Es cierto que las producciones europeas son “más culturosas”, “muy aburridas” e “intelectualonas” porque “no se divierten”, diría por ahí un cierto tipo de espectador latinoamericano. Pero hay que decir que en Anatomía de una caída hay ligeros guiños a los Estados Unidos. La aparición de música hip hop-rapera, la manera de abordar el estilo court room drama y que casi la mitad de la película esté en lengua inglesa son algunos. ¿O solamente será que apunta a ser “oscarizable”? En todo caso, volvamos al argumento.

Bruselas en Cannes

Desde la primera toma, se ve caer de las gradas de madera una pelota de tenis. El perro guía del niño ciego toma la pelota en su boca bajo la banda sonora de un cover de la polemiquísima P.I.M.P., de 50 Cent, y luego la cámara se enfoca en la escritora-esposa exitosa en su living. Está siendo entrevistada por una muchacha que resiste no sólo a los coqueteos descarados de la escritora, sino también al sonido atronador de 50 Cent que viene de los altos de la casa de madera. Fastidiada, Sandra corta la entrevista tomándose el último trago de su copa y reprograma el encuentro. Después viene la escena del niño que saca a pasear por el bosque nevado a su perro. Al volver, y ante la desesperación del can, Daniel palpa el cuerpo de su padre sin respiración, que yace en un charco rojo sobre la nieve frente a la casa.  El niño grita. Sale la madre y llama a la policía. Lo demás es relleno.

Es relleno porque, claro, viene entonces la investigación policial y judicial a la escritora, madre y esposa (en ese orden), la única que había quedado junto a su esposo cuando ocurrió la muerte. Pero, ¿por qué Anatomía de una caída nos habla de la adicción al maniqueísmo en Europa? ¿En qué elementos podemos ver la compulsión a simplificar todo en “bueno” o “malo” como signo decadente del viejo continente? Desde hace muchísimo tiempo se acusa de este mal a Europa, aunque no hay que dejar de mencionar que, entre varios de sus países, se encuentran también los mejores lugares para vivir según los rankings de “felicidad”. El asunto es que en algunos países viven “tan bien” que se están aburriendo de su propia “felicidad”.

Amazon, en ese sentido, hace no mucho, se abstuvo de la adquisición de IRobot (productor estadounidense de dispositivos para robots), pues la Comisión Europea sugirió que podría producirse una competencia desleal. En la misma sintonía, Anatomía de una caída muestra los “estándares de calidad del juicio a la escritora”, aunque en la ficción se muestra un tribunal con los “estándares de calidad” de las películas hollywoodenses. Por esto mismo, ¿es solo coincidencia que 50 Cent reine con P.I.M.P. desde el inicio de la película y en los tribunales también se hable de aquella melodía que viene a “regular” a la vieja Europa?

Es imposible no dejar de pensar en Anatomía de un instante (2009), la novela de Javier Cercas, no solamente por las similitudes en el título sino también por la idea de “anatomizar” un hecho. La novela de Cercas es sobre el golpe de Estado contra el presidente de España, Adolfo Suárez, y remite al instante en el que todos los parlamentarios se repliegan y Suárez permanece de pie, para la posteridad, como escribe Cercas, frente a los disparos derrocadores de las fuerzas armadas. Cercas argumenta que muchos “vivieron” en directo aquel hecho aunque, ya registrado en radio o televisión, pierde su dotación de realidad. Entonces, ¿cuál es, usando las palabras de Cercas, la verdad esencial? Durante el instante anatomizado en la novela de Cercas, un instante registrado en las cámaras de televisión nacional, queda sugerido que el instante se pergeñó y se cocinó en las altas esferas del poder, y que incluso el mismísimo monarca estuvo detrás. Pero volvamos a la cinta francesa.

¿Dónde o cuándo se originó previamente el instante a anatomizar? ¿También en las altas esferas del poder? ¿Fue esto un suicidio, un asesinato o fue lo que llamaremos “pantomima real” lo que le salió mal al matrimonio de escritores? Interrogada por la fiscalía que la acusa de haber golpeado en la cabeza a su marido por perturbarla en la entrevista y luego empujarlo por la ventana, Sandra contesta que las grabaciones de audio de Samuel eran “material para empezar a escribir otra vez”. Entonces todo habría sido metaficcional. Lo decrépito de esta “pantomima real” es que las voces de los escritores aparezcan grabadas, pero ¿con qué fin? ¿Crear discusiones “reales” en una novela? ¿Una novela para ella o para su marido? ¿Quizá ambos escritores están subconscientemente inventando una potencial novela? Y de ser así, ¿no es creepy que lo hagan sacrificando la vida del único hijo que tienen, y que luego el padre también haya caído en pro de la ficción, literalmente?

No por nada en los tribunales se citan párrafos de una novela de Sandra que están “ligados a la realidad”. Pareciera que se hace crítica literaria cuando el fiscal lee los pasajes del libro de la escritora. Por otro lado, podríamos decir que el niño invidente tiene mejor inteligencia emocional que sus padres racionales, que “ven” bien la realidad: el padre del niño le prepara para una pérdida familiar y su madre le atiende de manera comprometida con sus necesidades materiales, aunque su compromiso racional europeo está en crear ficciones de calidad para sus novelas, mas no para con los sentimientos más profundos de su hijo. En esa lucha de dos europeos occidentales por la calidad a cualquier costo, el niño tiene un rol decisivo en el juicio a su madre.

El patio trasero de Europa

Veamos. Se ha dicho que la directora de Anatomía de una caída no ha sido elegida por Francia para representar al país en los Oscar debido a una revancha política, pues criticó al gobierno de Emmanuel Macron por las reformas laborales. Los franceses enviaron una película que ha pasado sin pena ni gloria, aunque eso es otro tema. Podemos decir que el actual presidente francés es un presidente que lee (basta conocer cómo habla de Borges), es decir, está al tanto de lo que ocurre en todos los ámbitos. ¿No será que por eso que Anatomía de una caída no fue postulada por Francia ante el mundo mediante los premios Oscar? ¿Acaso habla demasiado de lo que ocurre en la realidad europea?

Hay una gran legislación europea, capaz de dominar el mundo, pero en la realidad, bajo el pretexto de esta gran legislación, la regulación de la migración, por ejemplo, se trasunta en que en los países pobres de la Unión Europea deban tener hacinados a los migrantes que los países europeos ricos echan al inodoro. Pensemos en el deseo de entrada de dos países pobres, Bulgaria y Rumania, dos países de Europa del Este, al sistema Schengen europeo. ¿No es una “pantomima legal” que estos dos países tengan que hacer “méritos” para entrar en el sistema Schengen, cuando hacen el trabajo sucio con los migrantes? Schengen no es más que un espacio sin fronteras de libre circulación, ya sea de personas o de mercancías. Lleva ese nombre porque los primeros acuerdos fueron tratados en Luxemburgo, en la ciudad vitivinícola de triple frontera que le da nombre a ese tratado. Es cierto que los búlgaros y los rumanos ya se mueven libremente por Europa, pero añoran Schengen porque incluye el movimiento económico (el 30 de diciembre de 2023 fueron admitidos oficialmente y el 31 de marzo de 2024 entrará en vigor, de manera efectiva, su entrada en el espacio Schengen).

Por su lado, los europeos occidentales están más focalizados en el control de personas y la seguridad. Hasta ahí todo bien en los intereses de ambos lados de Europa. Lo que llama la atención es que aquí también hay una “pantomima real”. La cosa es así: para ser vecinos de la Unión Europea, los miembros pobres deben acoger en asilo político a personas de países orientales en guerra. Así que van y les ofrecen las bondades de un asilo europeo (cual inversores de Wall Street). Pero la cosa cambia cuando un asilado oriental en un país nórdico, por ejemplo, llama a su hermana asilada en un país de Europa del Este. Ahí los asilados descubren que el estándar de calidad es distinto. Hay que tomar en cuenta que, al menos en teoría, los presupuesto son los mismos para toda la Unión Europea. De ahí que los asilados asiáticos en Europa del Este digan que esos países pobres lucran con ellos, pues no destinan todo el dinero para los asiáticos que escapan de la guerra. ¿Dónde está la “pantomima real”, entonces? En que en Europa del Este los países actúan en su obligado papel de ser buenos anfitriones con países pobres no europeos en guerra, pero no reparten toda la torta de la fiesta e intentan quedar bien con Bruselas. Al mismo tiempo, los países ricos de la Unión Europea ven que esto les aligera el trabajo de acoger asilados. Pero lo cierto es que están más ocupados en la calidad de productos que de aquellos miembros pobres del vecindario.

No hay que olvidar que los austríacos se oponen a que estos países del Este ingresen al espacio Schengen porque saben que a través de ellos ingresarían hasta su territorio más asilados y migrantes. Lo cual encierra otra paradoja: Bulgaria y Rumania no aceptan la idea de que se acumulen migrantes provenientes de países paupérrimos dentro de sus fronteras, a no ser que haya un inversor occidental dispuesto a financiar su existencia. ¿Y en qué deriva este problema? En que los países ricos de Europa quieren nada más que como mano y cuerpo (o cerebro) de obra barata a los búlgaros y a los rumanos, quienes además deben aceptar ser la perrera de Europa occidental. ¿No es este el juego legal del que habla Anatomía de una caída? El proceso del juicio a la escritora que produce ficciones europeas y que, ya sin más que escribir, hace grabaciones de las discusiones entre marido y mujer para mantener la producción y la calidad europea de la ficción, incluso a costa de que el niño, el hijo de la pareja de escritores, pague la factura del compromiso europeo por la “legalidad correcta”?

Reivindicaciones

En esa misma tónica, es llamativo que el pasado año Tár, la película de Todd Field (2022), no ganara la Palma de Oro. Tár contaba la historia de una compositora lesbiana, Lydia Tár,  que, aunque suene contradictorio, puede tener todos los males del patriarcado, pero eso sí, en su arte es impecable, lo cual podría decirse también así: es una excelente representante y heredera de la cultura musical europea. Tár recibió buena acogida por la crítica, pero eso fue todo. Ahora, la Academia o el jurado de Cannes parecieran haber decidido reivindicarse premiando Anatomía de una caída. Slavoj Žižek escribió sobre Lydia Tár y afirmó que el suyo era un compromiso con el arte. Pero podríamos agregar también que no solamente se trata de un compromiso con el arte, sino también de un compromiso con la tradición europea (en una de las escenas, por ejemplo, Lydia Tar humilla con el “estándar de calidad europeo” a un alumno).   Si en la película Tár se muestra que lo excelso europeo pervive, ya sea en una sala de Berlín o en un teatro para cosplayers con una Tár entregada a su arte, en Anatomía de una caída, a pesar de la tragedia en la familia, los escritores son fieles a su compromiso con la literatura, incluso a costa de una vida y de la educación emocional del hijo de la pareja. Pero eso no es nada nuevo, diría alguien al concluir la película, pues Gustave Flaubert ya lo hizo en Madame Bovary al tratar con los conflictos que encierra el deseo de vivir una vida hecha de novelas, telenovelas o manuales jurídicos europeos. ¿Qué es el bovarismo sino esa patológica insatisfacción y distorsión de la realidad?////////////////PACO