El mató a un policía motorizado se transformó en un clásico de las fiestas indies. Desde su antológico Navidad de reserva no dejó de sonar en full albums y reproductores de mp3 cada vez que llega esta época. Aquel disco retrataba fielmente esa navidad que hasta entonces no había sido plasmada en una pieza de arte (tal vez en algún libro de poesía de baja tirada). Una navidad melancólica, drogadicta, alcohólica, donde se busca perder la conciencia en una zanja ante la imposibilidad de resistir la alegría artificial de las familias y amigos, las garrapiñadas, los entusiastas saludos de dientes amarillos, recuerdos de helicópteros en fuga y caos social, temores por saqueos y devaluaciones, recordatorios de rockeros muertos y los nervios de la parentela que llega, los amigos que se vuelven a ver, “las fiestas” que prometen alcohol, desazón y drogas blandas y no tan blandas, discos sacados a las apuradas, ferias artesanales y de diseño, medias y pañuelos de tías, interminables viajes a ver padres en otros municipios, Duro de Matar en la tele como recreo a tanta comedia navideña americana.
Un poco por eso, un poco porque ya su público (cada vez más populoso) pedía otro disco, un poco por hacerse unos pesos en las mesitas de los shows, la banda publicó a través del sello Laptra en nuestro país un EP de cuatro temas que salió en CD, en casette, en vinilo y, obvio, en todos los medios digitales posibles. Bajo el título Violencia, contrasta con la tapa rosa y estética femenina que viene curtiendo la banda del Chango desde que sacaron ese tema tan pegadizo Mujeres bellas y fuertes en el último larga duración La dinastía Scorpio, donde también se mezcla con las referencias automovilísticas deportivas. Tanto desde la estética como desde lo musical, Violencia es un anexo de aquel álbum de 2013 donde presentaron su sonido más profesional y acabado, cerrando tal vez una etapa en la banda signada por el éxito y las giras permanentes por nuestro país, el continente y Europa. En ese sentido, desde la banda aseguran que se trata de outakes de su nuevo disco, el que están preparando desde hace al menos un año y se espera a fin del 2016. Temas que no serán incluidos en su próximo álbum. ¿Por qué hacer un disco de descartes antes de sacar el álbum madre y no después? Bien, es sabido que la banda trabaja lento, y tal vez la existencia de este disco significa que no incluyeron el material más retro, y de este modo nos anuncian un LP con canciones más frescas y arriesgadas.
Un poco por eso, un poco porque ya su público pedía otro disco, un poco por hacerse unos pesos en las mesitas de los shows, la banda publicó a través del sello Laptra un EP de cuatro temas.
El tema que abre y da nombre al disco no es, ni de cerca, de sus mejores producciones. La melodía remite al menos a cinco canciones anteriores, al igual que los arreglos y la letra, demasiado abstracta para una banda que se caracterizó por sus líricas concisas y al hueso sin perder la poética. La violencia de estas navidades ya no se plasma en saqueos a supermercados, bombas de estruendo, militares y policías protestando en barrios tomados por la inseguridad ni presidentes renunciantes. Sí podemos vivirla a flor de piel en la discusión política hasta los primeros días del nuevo gobierno que con cada nueva medida irrita los ánimos de unos y otros, ya sea por ataque o por defensa. El enfrentamiento entre kirchneristas y macristas fue una rápida escalada de violencia verbal real y virtual que dejó cansados a todos. Tal vez por eso vivimos una navidad sin incidentes en Argentina, y la violencia ya no está en las calles sino “en tus ojos”. Aquella violencia real que tan bien le calzó a la banda, y que metaforizó a través de la ciencia ficción, ahora que es simbólica se narra a través de metáforas spinettianas, con los ojos y las manos como construcciones poéticas. La letra de la canción, de este modo, pierde la fuerza que caracterizó a la lírica de la banda, evita las referencias pop entrando en un fangoso terreno más propio de la poética clásica que de tan transitado suena recurrente y poco creíble.
El enfrentamiento entre kirchneristas y macristas fue una rápida escalada de violencia verbal real y virtual que dejó cansados a todos. Tal vez por eso la violencia ya no está en las calles sino “en tus ojos”.
En la segunda rola, El baile de la colina, la cosa se empieza a poner mejor. El tema es un clásico de sus últimos shows y la letra parece referirse a la desorientación propia del éxito moderado y el desconcierto ante los cambios sonoros y temáticos inminentes, propio de un grupo de artistas que encontraron la fórmula y se quedaron ahí, bailando en la colina. Ese vamos vamos vamos del final, arengando a sus amigos a seguir girando y tocando, sin hacerse muchas preguntas, es casi sintomático para un grupo que llevó un sonido de su invención al punto de máxima evolución y ahora debe ponerse a pensar qué sigue. Una de las respuestas a estas preguntas aparece en Rucho, el tercer tema, donde ensayan un instrumental con referencias guitarrísticas a Sonic Youth y la inclusión de originales sintetizadores, propios de un vuelo necesario para una canción sin cantante y que en Argentina practicaron bandas como Go Neko! –ya separada, vieja compañera de El mató en los shows de festivales-y hoy su mayor cultor son los Fonez, de la ciudad de Córdoba y Dietrich, de Buenos Aires. ¿Será ese el camino de tierra por el que irán sus canciones en el próximo disco? No lo sabemos, pero algo de eso se respira en el EP, algo de ese final de era, de pedido de descanso de parte de una banda que desde 2003 viene haciéndolo más o menos bien. “Rompiste mi corazón / y este fin de todo llega como aire fresco”, dice la sintética letra de Aire Fresco, un tema minimalista, hecho con un beat de teclado Casio, unas violas trémolo con el mismo pedal de siempre y algunas pinceladas de batería acústica, logrando una atmósfera pesada, cansada, un poco aburrida, que marcan el hastío de ser la banda del momento a punto de pegarla desde hace demasiados años. Una canción que parece más propia del repertorio melancólico solista de su cantante que del grupo.
¿Llegará un disco verdaderamente nuevo de El mató? Un disco de aire fresco, un disco donde su sonido rejuvenezca, donde se animen a ir más allá de las semicorcheas hipnóticas del post punk y las melodías tiernas.
¿Llegará un disco verdaderamente nuevo de El mató? Un disco de aire fresco, un disco donde su sonido rejuvenezca, donde se animen a ir más allá de las semicorcheas hipnóticas del post punk y las melodías tiernas, guitarras de aire shoegaze y letras místicas de dos versos. Sobre todo cuando el cantante lleva adelante una carrera solista cada vez más independiente donde hace prácticamente lo mismo que la banda pero más barato. Muchos esperamos que crezcan, se desarrollen, nos sorprendan y, por lo tanto, nos den más El mató por mucho tiempo. Los que estamos de este lado del parlante, los que llevamos a la banda cerca del corazón y de las orejas, los que cantamos con emoción sus letras y melodías, los que les pasamos a amigos y conocidos sus discos esperando ser muchos más, vemos que su música llegó a un techo y, esperamos, puedan pararse en la terraza y hacer un buen recital, uno que nos de ese aire fresco tan necesario después de tantas navidades violentas con el corazón roto///////PACO