Por @SantiagoDieser

213 centímetros y 150 kilos son suficientes para: jugar básquetbol, practicar lanzamiento de disco, actuar, ser doble campeón mundial de los pesos pesados, abrir una escuela de boxeo, escribir poemas, publicar una autobiografía, cazar un jabalí con las manos, ir a Siberia en busca del Yeti y ser electo como diputado. Al menos (y hasta ahora) para eso le alcanzó al gigante ruso Nikolai Valuev, entrañable figura que saltó a la fama por haberse calzado los guantes y romper con los malos augurios de los «sabios de la materia», que le vaticinaban fracasos.

Es cierto, Valuev no fue un boxeador virtuoso. No estuvo ni siquiera cerca de serlo, pero su esfuerzo arriba de los ensogados fue descomunal y siempre dejó hasta la última gota de sudor para poder bajarse victorioso de sus peleas. Su voluminoso físico fue su principal y mejor arma: mide 2 metros y 13 centímetros, pesa alrededor de 150 kilos y acertarle un golpe en su inmensa cabeza es una tarea tan difícil como arriesgada, porque a nadie le gustaría recibir la represalia de semejante personaje.

El gigante ruso comenzó aprovechando sus cualidades para practicar básquet y lanzamiento de disco, disciplinas que terminó abandonando sin demasiado éxito para probar suerte con el pugilismo. Así fue que debutó como boxeador profesional en 1993 y a partir de allí elaboró una exitosa carrera, a pesar de que los conocedores del deporte de los puños sólo se encargaban de remarcar lo lento de sus movimientos, para afirmar que no llegaría demasiado lejos en el mundo de las trompadas. Grosero error…

Tras derrotar a nombres de cierto peso, como el italiano Paolo Vidoz, el argentino Marcelo Domínguez (ex campeón mundial crucero) y el sueco Attila Levin, Valuev vio a finales del 2005 como sus sueños se realizaban: en octubre venció al norteamericano Larry Donald en una eliminatoria por el título y finalmente, el 17 de diciembre de ese año, se consagró campeón mundial AMB de los pesos completos al derrotar a John Ruiz, por puntos y solo utilizando su mano izquierda, ya que la derecha la tenía lesionada. Aquella noche, el enorme hombre de enorme cabeza calva, silenció a sus pequeños pronosticadores.

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«¿Compasión? Con compasión es imposible saltar al ring. Es necesario reprimir ciertos sentimientos propios del hombre. La compasión le fue otorgada al hombre por Dios, pero ella no te ayudará en el ring. Sólo puede estorbarte.» Nikolai Valuev.

Mientras sostenía su carrera como boxeador y defendía su campeonato mundial de boxeo, Nikolai se dio el gusto de iniciar su carrera como actor, sumando hasta la fecha participación en siete films. Los más destacados son «7 Zwerge – Der Wald ist nicht genug» de Otto Waalkes y «Stone Head» de Philip Yankovskiy, donde tuvo un papel protagónico. Cargar con 150 kilos y evidentes problemas de gigantismo hubieran sobrellevado a un problema de desenvolvimiento para la mayoría de los seres humanos, pero Valuev transformó esa desventaja en fuerza de voluntad y derribó los muros del fracaso para abrirse paso entre las celebridades.

Tras perder su invicto como boxeador profesional en abril del 2007 (y, en consecuencia, su título AMB), en manos del uzbeko Ruslan Chagaev, el gigante ruso no se dio por vencido y siguió boxeando. Un año y medio más tarde, en pelea revancha frente a Ruiz, el final fue el mismo y al vencerlo por puntos volvió a coronarse como el monarca de la Asociación Mundial de Boxeo. En diciembre del 2008, en la primera defensa de su segundo reinado, le ganó nada más y nada menos que al ex campeón estadounidense Evander Holyfield, quien ya entrado en años no pudo imponerse ante una desventaja de casi 44 kilos. Así y todo, la actuación del hombre mordisqueado por Mike Tyson fue valerosa y -quizás- mereció mejor suerte en aquella velada.

Tras casi un año de inactividad, Nikolai Valuev realizó su último combate el 7 de noviembre del 2009, en Alemania. En esa ocasión fue derrotado por el inglés David Haye y nadie en el majestuoso «Arena Nürnberger Versicherung» supo que esos doce asaltos fueron los últimos del ruso como boxeador profesional. Luego de pactar algunos regresos que se vieron postergados y de sortear diferentes lesiones, el hombre de los 150 kilos y 52 combates (50 triunfos y dos derrotas) finalmente anunció su retiro del boxeo a comienzos del 2012, para dedicarse activamente a su carrera política: meses antes había sido elegido para ocupar una banca en el parlamento de su país por el Partido Rusia Unida (de Vladimir Putin). Su vocación de servicio fue lo que lo llevó a abandonar la práctica del pugilismo a los 38 años, pero también es cierto que influyeron los problemas óseos que sufría producto de los esfuerzos realizados con su descomunal cuerpo.

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¿Qué hizo Valuev en los años en los que no boxeaba ni representaba a los ciudadanos rusos? Publicó su propia autobiografía, titulada «Mis 12 rounds». Cierto es que el púgil ya tenía experiencia con la escritura, ya que desde pequeño le gustaba escribir poemas, una práctica a la que ha regresado en forma recurrente siempre que tuvo tiempo. En ese período de inactividad aprovechó también para perfeccionarse en otra de sus pasiones, la caza de jabalíes, llegando a matar uno ayudado tan solo por un cuchillo que en sus manos parecía un escarbadientes.

Antes de ingresar al parlamento, Nikolai tuvo otra original idea y, como de costumbre, fue tras ella. Se internó en Siberia para ir en busca del Yeti y demostrar que no hay nada que él no pueda hacer en este mundo. “Tengo curiosidad por ver si es tan extraordinario” fue la excusa del ex boxeador para ir tras el temible hombre de las nieves, que según los reportes, fue visto en las montañas de Kuzbass. Lo cierto es que no pudo encontrarlo en su primer intento, pero aun no es tarde para alguien como Nikolai, un luchador con mucho amor y dedicación por lo que emprende. Y si el Yeti pudiera leer diarios y adelantarse a las maniobras del ruso, teniendo en cuenta todas las cualidades mencionadas, de seguro se escondería aun mejor.

Como político, una de las medidas que apoyó Valuev fue la prohibición a los estadounidenses de adoptar niños huérfanos de su país. El ex campeón mundial de los pesos pesados quiere que los niños de Rusia crezcan en Rusia y sea allí donde tengan todas las oportunidades para progresar. Él las tuvo a pesar de sus desventajas físicas, pero casi con seguridad, con tantos prejuicios y esbeltos físicos rondando las marquesinas, en otras partes del mundo las puertas no se le hubieran abierto con tanta facilidad. Devolver algo de lo mucho que le ha dado la vida (en general) y su Nación (en particular) parece ser la principal meta de Nikolai Valuev en esta nueva etapa. Y para eso también le alcanzarán sus 213 centímetros y 150 kilos.///PACO